CAPÍTULO 8

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EL ARCÁNGEL DE LA MUERTE

NARRADOR OMNISCIENTE

—Dime qué no harás lo que creo que harás, por favor –exclamó un muy consternado Saías.

Sterling suspiró, no sabía hacerle comprender a Saías que no tenía que preocuparse demasiado y que estaría bien.

—Ya te lo he dicho, estaré bien.

—Pero...

—Pero nada, dame las correas.

Saías suspiró resignado y no le quedó más que obedecer a su líder. Él le entregó las correas de los canes a Sterling.

Sterling se agachó hacia sus Dóbermans y los acarició para poder ponerles sus correas.

Saías vio con recelo a los perros de su líder, trató de controlarse y no sentir envidia por ellos, solo eran unos perros –no normales–, ellos no tenían la culpa de que su líder no expresara sentimientos hacia él.

—¿Por qué los llevarás contigo?

—No necesito darte explicaciones, Saías –Sterling se enderezó y se volteó hacia un Saías ofendido–. Sabes lo que tienes que saber, ahora, ya conoces tu trabajo, me encontraré contigo y con Mikael después de lo que tengo que hacer.

Saías apretó los labios y asintió resignado. A él siempre le ha molestado no poder ser más para Sterling y tener que conformarse, aunque sea en ser su mano derecha.

Sterling empezó a caminar con sus canes hacia su auto, les quitó las correas y los canes se subieron a su coche.

—Te veré luego –se despidió antes de subirse a su automóvil y ponerse en marcha.

Saías solo la observó irse, se perdió tanto en ver el auto de su líder desaparecer, que no sintió la presencia de alguien a su lado hasta que ese alguien habló.

—¿Algún día tendrás la valentía de decirle lo que sientes por ella? –Saías se volteó y a su lado estaba Mikael con una sonrisa–. Si no lo haces puedes perderla para siempre.

—No sé de qué estás hablando.

—Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, no te hagas el imbécil conmigo ahora.

—No tenemos tiempo para esta conversación, es hora de irnos.

Saías caminó hacia uno de los autos que estaban en la cochera, mientras que Mikael lo observaba con una sonrisa divertida en el rostro.

Mikael siempre le ha parecido entretenido ver como el pobre de Saías se reprimía tanto para no demostrar cuán enamorado estaba –emoción humana que ha experimentado sin darse cuenta por su líder– de Sterling, pero lo que Saías no sabía, era que Sterling era conocedora de dicha emoción. De hecho, todos en la mansión se daban cuenta de que Saías estaba enamorado de ella, solo él no lograba admitirlo.

Mientras que Mikael y Saías emprendían su viaje hacia el lugar acordado por su líder. En la mansión Gehenna, Aimee se encontraba muy sumergida en un libro de texto, sin darse cuenta de que un divertido Sathiel la observaba detalladamente, preguntándose qué tendrá ella de especial.

«Es bonita, pero no es lo que aparenta, Adriel tiene razón, hay algo mal en esta humana» pensó.

No podía dejar de detallarla, necesitaba encontrar algo que aclarara sus dudas, cuando los ojos de Aimee se toparon con los suyos, dejó de respirar, esa mira le había causado algo extraño a él, los ojos cafés de la chica transmitían una emoción muy conocida para él.

LA REINA INFERNAL (Una lucha de poder)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora