Kris había terminado de secarse, aunque su cabello seguía húmedo y desordenado, estaba acostado en la cama de Ralsei mientras miraba el techo con los ojos entrecerrados. No se había molestado en buscar al perro blanco una vez se había ido y, en realidad, le parecía una idea estúpida. Si sabía cómo entrar entonces sabría cómo salir.
Eso no era lo que le inquietaba, no podía apartar de su mente la mirada triste que Ralsei pobremente había tratado de disimular; era confuso, pero creía haber percibido por primera vez uno de sus sentimientos sin que él se lo dijese... aunque no entendía el motivo detrás.
— Lo encontré y lo saqué. — Anunció Ralsei entrando al cuarto, parecía cansado pero tranquilo. — Espero no vuelva a entrar por accidente otra vez, ni siquiera sé el por qué deseó entrar al Dark World en primer lugar. ¿Quizás los estuvo siguiendo por curiosidad y se cayó dentro...?
Kris escuchó sus palabras, pero no lo escuchó a él en realidad.
Le era difícil concentrarse en otra cosa que no fuese el intentar adivinar el cómo Ralsei estaba sintiéndose, sabía que quizás aquella condición psicológica suya que le impedía entender sentimientos debía tener un nombre... pero no sabía cuál.
Reaccionó cuando Ralsei se sentó al lado suyo, mirándolo con una expresión seria y llena de curiosidad.
— Es normal que estés callado, pero estás más pensativo que de costumbre desde que bañamos al perro. — Su voz fue muy suave. — ¿Hay algo que te está molestando, Kris?
Kris lo pensó unos instantes, dándose cuenta. "¿Me molesta? ¿Ese es el nombre de este sentimiento?".
Se levantó de la cama y se sentó en el borde, tan sólo un poco más tranquilo que antes pero sin ánimos de conversar sobre algo que no terminaba de entender. Incluso él era capaz de sentir la pequeña tensión en el ambiente.
— Tu cabello sigue desordenado... — Murmuró Ralsei, rompiendo el silencio entre ambos. — Déjame ayudarte, después del todo lo el perro fue culpa mía.
Sin esperar la respuesta no verbal de Kris se levantó y buscó en los cajones junto a la cama, sacando un cepillo color morado y volviendo para sentarse en la cama justo detrás del humano, cepillando sus cabellos azulados y oscuros. Kris tan sólo cerró los ojos, sintiéndose relajado ante la sensación de las cerdas del peine rozando suavemente contra su cabeza, decidió dejarse llevar por aquello y su cuerpo perdió la tensión que tenía.
Ralsei tarareaba alguna canción en voz baja, usando su mano para reacomodar su pelo en algunas ocasiones.
Justo cuando Kris sintió que podía quedarse así para toda la vida, el príncipe se detuvo.
— Todo está bien, ya he terminado. — Antes de que pudiese levantarse otra vez, Kris tomó su mano y le dio una mirada tan larga que Ralsei se sintió un poco nervioso. — ¿Qué ocurre, Kris...?
Sin explicación aparente, el humano se movió hasta quedar detrás de Ralsei, quien ladeó el rostro para ver lo que hacía. Parecía haber notado la cercanía entre ambos porque su rostro estaba ligeramente colorado de rojo, logró sentir también un leve temblor nervioso proveniente suyo.
Luego de quitarle el cepillo, fue él quien cepilló el pelaje blanco y suave de Ralsei, quien se mantenía derecho y firme como una estatua de piedra ante sus toques. A Kris le gustaba lo mullido y blando que se sentía su pelo entre sus dedos, así que de vez en cuando pasaba una de las manos por su cabeza para sentirlo por sí mismo.
Se extrañó al encontrarse a sí mismo tan tranquilo haciendo eso, le gustaba la idea de cuidar a Ralsei de aquella manera y de estar en cercanía ellos dos solos. Al príncipe a diferencia suya siempre se le notaba mucho cuando estaba nervioso, Kris tenía que admitir que se sentía un poco tímido haciendo aquello... pero sus sentimientos raramente eran capaz de filtrarse y ser vistos por los demás.
Casi siempre, los demás los veían a través de sus acciones o cuando eran demasiado intensos para retenerlos.
Después de unos cuantos minutos, podía sentir a Ralsei más tranquilo... aunque bastante callado; no había hecho ninguna pregunta o comentario desde que empezó. ¿Había algún motivo...?
— Kris...
Sintió su pulso acelerarse al escuchar cómo susurraba su nombre, su voz era débil pero el sentimiento dentro era poderoso. Ralsei ladeó el rostro para mirarlo, viéndolo con ojos brillantes y una expresión tranquila e indescifrable para él; Kris se tensó cuando se acercó poco a poco, más no hizo ningún intento por apartarse.
Fue Ralsei quien inició el beso, aunque Kris no dudó mucho en seguirlo, correspondiendo sus movimientos suaves y sintiendo su rostro calentarse ante la cercanía. Sin romper el beso, el príncipe se giró para que quedasen frente a frente y se abrazó un poco a él, transmitiéndole su calor. Kris lo imitó, aunque colocó ambo brazos por encima de sus hombros, acariciando su nuca con la punta de los dedos.
Se separaron aunque sus rostros seguían estando muy juntos, Ralsei sonrió nerviosamente y miró al piso, escondiendo parte de su rostro en su bufanda rosa y pareciendo arder de la vergüenza más que nunca. Kris por su parte se mantuvo tranquilo, disfrutando de la calidez y cercanía que le había entregado.
Ralsei ya no parecía decaído.
Todo estaba bien ahora... por ahora.
ESTÁS LEYENDO
Un Príncipe Encantador ¦ #Flufftober
Fiksi PenggemarYa ha transcurrido un tiempo desde los acontecimientos del Dark World. Tanto Susie como Kris y Ralsei continúan con sus vidas con normalidad en medida que les es posible... pero las cosas han empezado a ponerse extrañas e incómodas entre estos dos ú...