Capítulo 37: El Escape

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La propuesta de Dexter me había dejado con los pelos de punta. Éste quería que nos escapáramos del colegio.

Suspiré.

—Pero, ¿cómo lo haríamos? —Le miré nerviosa.

—Tendríamos que ver cómo evadir a los guardias que custodian la frontera del colegio para poder escapar. Pero estoy seguro que tus amigos nos ayudarán. —Suspiró mientras podía notar su respiración agitada.

¡Esto era una locura! ¿Guardias de seguridad? ¿Evadirlos?

Mis manos comenzaron a sudar mientras me imaginaba el escenario.

—No lo sé Dexter, ¿no sería muy arriesgado? —Le miré dudosa.

—Jamás permitiría que algo te sucediese. Además, no puedes dar a luz al bebe aquí en el colegio. —Me miró angustiado.

Dexter tenía razón, el tener al niño dentro del colegio no era una opción. De alguna u otra manera, tendríamos que escapar de aquí.

—Está bien Dexter. ¡Lo haremos! ¿Cuando sería? —Sonreí nerviosa.

Los ojos de Dexter se llenaron de alegría mientras éste me miraba fijamente. Una sonrisa cálida inundó su rostro mientras éste procedía a besarme la frente.

—Tenemos que hablar con tus amigos primero. Sin su ayuda, no creo que lo podamos lograr.

Asentí con mi cabeza mientras Dexter colocaba su mano por mí espalda y me halaba hacia él en tanto yo apoyaba mi cabeza sobre su hombro.

Suspiré mientras miraba el cielo nocturno junto a Dexter desde las alturas del colegio. Comencé a pensar en cómo sería mi vida con Dexter fuera del colegio, y sinceramente, el pensarlo, hacía que se me dibujase una sonrisa en el rostro.

Luego de un tiempo, Dexter y yo, decidimos bajar hacia dentro del colegio nuevamente. Éste, al igual que subimos, me bajó cargándome sobre su espalda mientras yo me aguantaba de Dexter muy fuertemente.

—Mañana le diré a tus amigos la idea que tenemos. —Sonrió mientras caminábamos agarrados de la mano por el pasillo en dirección a mi habitación.

—Sí, me parece bien. —Sonreí.

Al llegar a la puerta de mi habitación, Dexter me tomó de ambas manos mientras me miraba a los ojos.

—Sabes, nunca había sentido algo así por nadie. Y sabes, me alegra que te infiltraras en éste colegio. —Sonrió mientras me besaba la frente.

—A mí me alegra que hayas sido tú quien me salvó de morir ahogada aquel día, porqué te conocí. —Sonreí tímidamente.

Dexter, sonrió mientras se acercaba y me besaba.

—Qué descanses. —Soltó mi mano y se marchó.

Yo, procedí a abrir la puerta de la habitación muy lentamente para no hacer ruido y no despertar a Austin.

Al entrar, pude ver a Austin sentado en el borde de su cama.

—Pensé que dormías. —Cerré la puerta tras de mí.

—No puedo. Estás últimas noches han sido una mierda. —Suspiró.

—¿Quieres hablar de ello? —Me senté a su lado en la cama.

—No lo sé, es la puta Amanda. Sigo teniendo sueños con ella. —Pasó sus manos por su cabeza. —Ya a pasado mucho de eso, no sé porqué ahora, de repente, vuelvo a pensar en ella. —Bajó su mirada al suelo.

—¿Quién fue ella para ti?

—Nosotros nos conocimos antes de entrar al colegio. Ella solía pasear su perro pasando por frente a mi casa, y yo, siempre la observaba desde mi ventana. Un día, unos amigos me hicieron un reto de ir a hablarle, y lo hice. —Sonrió. —Gracias a eso, comenzamos a salir, nos hicimos novios y hasta nos comprometimos para casarnos. Pero no se bien lo que pasó, un día, al ir de camino a su casa. —Suspiró. —La vi marcharse con sus padres en el auto y pasar por mi lado con el auto repleto de sus pertenencias. Traté de correr tras el auto, pero estos simplemente no se detuvieron. —Puso sus manos sobre su cabeza. —Cuando fui a observa su casa, esta estaba completamente vacía. Espere por meses, yendo a su casa cada día, pero nunca regresaron. —Una lágrima bajo por la mejilla de Austin.

Colegio Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora