Algunas semanas después...
Joaquín:
Caminaba de un lado a otro frente al pasillo de frutas y verduras, contando mis pasos, perdido en mi propio pequeño mundo, cuando vi a mi apuesto, y muy real marido, entrar por la puerta.
Dormía cuando se fue a hacer algo de su trabajo esta mañana, así que no lo había visto vestirse. Se había convertido en una de las más agradables rutinas matutinas para mí verlo vestirse, y desvestirse, por supuesto, frente a mí. Creo que disfrutó viéndome verlo más que yo, pero nunca dejamos que se nos pase.
Enraizado en mi lugar, completamente hipnotizado por mi esposo, lo miré mientras se detenía justo en las puertas y se hacía a un lado para dejar pasar a una anciana. Sus ojos empezaron a buscarme en la sección de productos y cuando no pudo encontrarme lo suficientemente rápido, mi ceño fruncido favorito apareció en su rostro. La gente lo está observando y a él no parece importarle, no los culpó quién no reconocería a Emilio Bianchi y a quien no le gustaría encontrarlo en un supermercado.
El corazón palpitaba en mi pecho, sonreí para mí mismo y me sentí feliz hasta los dedos de los pies. Como si pudiera sentir mi mirada sobre él, sus ojos se clavaron en mí y el ceño se hizo más profundo.
Vi como sus labios formaron mi nombre y mi sonrisa se hizo más grande. Entró como si fuera el dueño del lugar y llegó a mi lado lo más rápido posible, con los ojos en los míos todo el tiempo.
-Amor, ¿qué estás...?
No lo dejé terminar.
-Te voy a abrazar, Emilio.Solo tuve tiempo suficiente para notar que el ceño fruncido en su rostro desapareció mientras me congelé y luego me agarré a su antebrazo y me acerque lo más que mi enorme panza me permitió para poder darle un buen abrazo. Cerró sus brazos a mi alrededor, y yo aparté los ojos y le di un prolongado beso en la mejilla.
Luego, respirando profundamente su esencia cautivante, suspiré y algo dentro de mí se asentó tan pronto como lo percibí un poco más.
-Llevas mi favorita.
-Cuál más llevaría, bebé.
Para Emilio, era tan simple como eso. Me encantaba su colonia, así que solo se pondría esa.
-Te extrañé -susurré, apretando los brazos alrededor de él.
-Siempre te extraño. Sabes que no tienes que advertirme cada vez que nos abrazamos en público, ¿verdad? -murmuró junto a mi oído y un escalofrío recorrió mi espalda-Me da igual quien nos vea.
-Me gusta más así -admití, divertido ante su tono áspero.
-Joaco -susurró, su voz se suavizó-. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué voy a hacer contigo?Me dejé caer de nuevo sobre mis pies y miré sus profundos ojos oscuros. Él me soltó a regañadientes, pero me quedé cerca. Todavía estábamos frente al pasillo de las verduras, y yo estaba parado lo más cerca que podía de él.
-¿Amarme por el resto de nuestros días? Eso podría ser bueno.
Él me sonrió; y el corazón dio otro fuerte golpe en mi pecho.
-Disculpe -murmuró alguien y Emilio tomó mi mano en la suya y gentilmente me tiró hacia un lado y se alejó, de todo el pan. Cuando noté lo frías que estaban sus manos, moví ambas manos hacia arriba y hacia abajo sobre sus brazos.
-¿Por qué demonios te estás congelando?.
-Estoy bien. Ahora dime, ¿qué estás haciendo aquí? -preguntó, su mano se deslizó alrededor de mi cintura y suavemente rodeó mi espalda. Hice lo mejor que pude para mantener mi cara en blanco.
-¿Qué se hace en una tienda de comestibles?
Arqueó la ceja.
-Eso no va a funcionar conmigo, se supone que debes estar en casa, descansando, Sr. Bianchi, hablamos de esto, ¿recuerdas?
-Me acuerdo, Sr. Bianchi. También recuerdo que Renata y tú se unieron y me expulsaron de mi trabajo. Así que no he hecho nada más que descansar estas últimas semanas. Nos faltan algunas cosas esenciales, así que aquí estoy.
- ¿Y supongo que no podías esperar hasta que llegara a casa?
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Mr. Perfect Match || Emiliaco M-preg
FanfictionTodo lo que quería era un bebé. ¿Sin un papá? No hay problema. Para eso están los donantes anónimos... Contenido: 🔞 M-preg 🥉AFA como "Mejor M-preg"