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La noche cálida se había esfumado por completo y el ambiente estaba ahogado de lágrimas con los pedazos de vários corazones rotos.

-Akari, ¿a dónde vas?.- Ese grito desesperado de su madre no fué lo suficiente para calmarla, de un portazo había salido de su hogar porque cuando se trata de Baji, no hay nada que la detenga.- ¡Akari!

Pasos que comenzaron lentos ahora eran pisadas amplías, cambiando por trotes y ellos ahora se habían convertido en pasos veloces. Sus piernas corrían todo lo que podía dar, el ruido de la ciudad se había silenciado, ella solo podía escuchar su corazón latir tan aceleradamente. Su mente esta hecho un caos, mientras que gotas de sudor inundaban su rostro al igual que sus lágrimas.

Había llegado y lo que por tanto anheló que fuera una mentira no resultó así, había policías y personas que se encontraban fuera del incidente, gente a los alrededores y por supuesto la familia Sano, fué entonces cuando vió las miradas de Emma y Mikey, en ese momento entendió que todo era real, no fué ningún sueño. Baji y Kazutora habían asesinado a Sano Shinichiro.

-Mikey...Emma.- su voz temblaba pero está vez ya no lloraba, aunque en sus ojos quedaban rastros de lágrimas.-

-¡Akari!-Con una voz a punto de quebrarse Emma abrazó a Akari, entonces la menor de los Sano derramó miles de lágrimas así cómo sollozos y gritos de dolor.- Shi-ni-chiro el no, ¿Por qué? ¿Por qué?-

Escuchar la voz débil de Emma y ver el rostro perdido de Mikey se le hacía un nudo en el estómago. Ella estaba tan confundida, sin embargo; pedir respuestas en un momento así no era apropiado y tampoco el momento para ser débil.

-Emma, ven hija.- El abuelo Sano tampoco se encontraba demasiado bien, en sus ojos se notaba lágrimas secas.- Todo estará bien.

Emma ahora abrazó con todas sus fuerzas a su abuelo, mientras que Mikey seguía perdido, verlo tan perdido hizo que se mordiera los labios y que se tragara sus lágrimas, era ver a un Mikey completamente diferente. Akari se acercó a el y de un movimiento rápido pero cuidadoso lo rodeó con sus brazos. Lo abrazo tan amorasemente.

-Akari...-

-Llora, Mikey.- Mikey se sorprendió, pero sabía que ella no lo juzgaría por llorar, hundió su rostro en el cuello de Akari, está vez, solo por está vez se permitió llorar y lágrimas silenciosas recorrieron sus mejillas. El dolor estaba ahí y de apoco lo dejaba salir.- Sácalo, Mikey.

Akari solo quería que su amigo expresará sus emociones, aunque verlo llorar significase que su corazón se rompiera en mil pedazos.

-¡Akari! ¡Me duele tanto!, yo...- Sollozo como nunca antes lo había hecho, lágrimas recorrían su rostro y su voz era entrecortada, se escuchaba tan débil.- Me duele, me duele aquí...- Con sus manos temblorosas toco su pecho, su corazón dolía.- Dime que es broma, es un sueño, yo se que lo es. ¿Por qué ellos lo hicieron?

La chica no tenía palabras, su mente también era un caos. No hubo respuesta pero lo abrazo con más fuerza, le hizo saber que el no estaba solo en este dolor.

Una semana después.

Los rayos de sol entraban y se extendían entre la habitación, dos adolescentes recostaban su espalda en la pared, el silencio rondaba por la habitación. Habían llegado de la reunión de la Toman.

-Deberías comer algo, Baji.-Mencionó ella sin ser capaz de verlo. El brillo en los ojos del azabache habían desaparecido, solo quedaba una profunda mirada de tristeza y arrepentimiento. Aquel niño energético había desaparecido.-

-No tengo hambre.-Dijo en un susurro apenas audible para su amiga.-Puedes irte ahora, Akari.- Ella negó, no se iría a ningún lado, sabía lo impulsivo que podría llegar a ser Baji, no lo dejaría.-

𝑮𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒖𝒓 | 𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora