Arthel se encontraba sobre la colina del templo de Lugia, parado frente a la estatua, observando como una poderosa tormenta azotaba la ciudad de Misuvia. Podía escuchar con claridad el violento chocar de las olas contra las rocas y sentía el frío viento darle con fuerza en su aleta superior. Frente a él, se encontraba una enorme criatura alada envuelta en una nube de oscuridad. Sin dejarse intimidar por la abrumadora fuerza y energía oscura que desprendía el colosal enemigo, Arthel se irguió con valentía mientras clamaba que lucharía hasta el final, como el explorador legendario que era.
Un estruendo lo sobresaltó y cuando se volvió para ver que ocurría, vio con sus propios ojos como la pétrea estatua del guardián de los mares cobraba vida y agitaba sus portentosas alas, generando vientos aún más fuertes que los de la tormenta. Asombrado por el milagroso resucitar de Lugia, Arthel solo pudo observar boquiabierto como el legendario ser rugía, alejando a la tormenta de Misuvia y encarando al maligno ser que lo asediaba, dispuesto a batirse en duelo, volando majestuosamente por el cielo gris. Luego, como recordando súbitamente la presencia del Mudkip, la legendaria criatura inclinó su cabeza hacia él, diciéndole lo último que deseaba escuchar.
- Arthel, se nos hace tarde. ¡Vamos, despierta!
- ¿Que?
Un brusco jalón lo sacó de sus sueños y súbitamente, Arthel se encontró tumbado en el suelo de una pequeña habitación y con un incómodo Snivy con sus látigos extendidos mirándole.
- Lo siento Arthel, pero no me dejaste otra opción - se disculpó el tipo planta mientras retraía sus apéndices- intenté despertarte hace un rato, pero no reaccionabas, así que tuve que sacarte de la cama yo mismo.
- Oh... Ya. No te preocupes - dijo Arthel un poco confundido todavía. Tras reincorporarse lentamente, los recuerdos de la batalla legendaria de su sueño se disiparon y los recuerdos del día anterior reaparecieron en su mente. Con esto se despertó por completo.
- La academia... ¿Seguimos en la academia?
- Claro, de hecho, este es nuestro primer día.
Un par de toques en la puertecilla de la habitación llamó la atención de los jóvenes.
- Buenos días. ¿Ya están ambos en pie? Miren que se les va a hacer tarde, el horario del desayuno está por concluir - dijo una voz femenina al otro lado de la puerta.
- Si, enseguida vamos señora Mist - respondió el Snivy.
Ante la cara de duda del Mudkip, el tipo planta explicó brevemente que hace un rato había venido la misma pokémon, se presentó como "Señora Mist" y les recomendó bajar a desayunar pronto. Como Arthel continuaba dormido, Sorzen le pidió un poco de paciencia. Sin tiempo que perder, ambos pokémon se dirigieron a abrir la puerta, encontrándose al otro lado con una pokémon de aspecto bastante más imponente de lo que el Mudkip esperaba, a juzgar por el calmado sonido de su voz. Revoloteando con suavidad y llevando una bandeja con un par de platos llenos con trozos de fruta y bayas, se encontraba una Vespiquen.
-Aquí tienen, me tomé la libertad de traerles la comida, pues no tienen tiempo que perder - dijo la pokémon bicho ofreciéndoles la bandeja - Espero que hayan podido dormir bien. Cuando me enteré de que llegaron anoche y se fueron a la cama sin probar nada de comer me preocupé mucho. No está bien que los jóvenes se salten las comidas. Necesitan los nutrientes y energía para crecer sanos y fuertes. ¿Qué estaría pensando la despistada de Amperly sin darles nada de comer antes? Esa muchacha será ya toda una adulta, pero sigue siendo igual de despistada que de cuando era una Mareep.
Precisamente al escuchar la palabra comida, Arthel no pudo dejar de sentir un hambre atroz. Agradeciendo sinceramente a la tipo bicho, aceptó el frutal desayuno con alegría y tras recibir el plato de manos de la Vespiquen, se dedicó a comer inmediatamente. Sorzen también recibió con algo de timidez su ración y agradeció con una leve reverencia, disponiéndose a buscar una mesa o similar donde sentarse a comer. Esto pareció divertir mucho a la amable pokémon.
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Pokémon Ausvandel: La academia Plateada
AdventureEn una región habitada solo por las fantásticas criaturas conocidas como Pokémon, un joven Mudkip sueña con convertirse en un valiente aventurero y explorador. Para lograr ese objetivo, se dirigirá a la prestigiosa Academia Plateada, donde podrá ap...