Parte 7: En la luna

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Aún no podia creer que alguien húbiese sido capaz de drogarme y luego dejarme en un barco abandonado, que clase de persona desquiziada podría planear algo así. El caso es que debía encontrar una salida, cuando noté como si alquien me estubiese mirando, me giré, ví la falda de un vestido largo arrastrarse por una puerta abierta detras de mi, fuí corriendo tras de esa falda, estaba claro que había alguien mas conmigo allí, ví la falda ir por otra puerta enfrente de la puerta que acababa de cruzar, fuí siguiendo la falda cruzando por siete puertas diferentes, llegué hasta una habitación oval totalmente despedazada, todo estaba roto menos un escritorio al final de la habitación. Ese escritorio captó mi atención. Me acerqué para ver-lo mas de cerca, había una pequeña pintura sobre el, en ella se retrataba a una mujer joven y guapa de una epoca que debía ser cercana a la del barco, no se porque pero la mujer...me era familiar...de algo no se exactamente de que...

¡PUMB! Una extraña compuerta camuflada como una parte de la pared se abrió, había una especie de escaleras tras de ella. Miré haber si conseguia ver que había, pero algo me empujo dentro antes de que pudiera hacer nada, me caí escaleras abajo, como si fuesé una croqueta fuí dando vueltas y vueltas hacía abajo de las escaleras, hasta que llegué abajo y mi abdomen choco con una roca. En ese momento comencé a maldecir la roca por el dolor y el moraton que me había dejado, me levanté para poder ver que estaba en una especíe de gruta submarina. Quizás podía salir de ella nadando, debía intentarlo, respire hondo, cogí aire y me tire de cabeza al agua, la corriente me impulso en contra de mi voluntad y llegué afuera, así que salí a la superficíe y pude ver que estaba cerca del antiguo muelle, así que nadé hasta el, allí encontre una toalla tirada en la arena, una camiseta blanca de mi talla, unos jeans de mi talla y unas bambas de mi talla, había unos lababos al lado de donde estaba así que entré en uno, me sequé y me pusé la ropa que habían dejado en la arena, la verdad es que me sentaba bastante bien, era preocupante mi actitud, ya que no estaba nada preocupada por lo que acababa de pasar, si la persona que me llevó allí me húbiese querido dañar ya lo húbiese hecho, ¿no? El caso es que según mi movil el qual, aún y que pareciera imposible, seguía intacto, marcaba las seis de la mañana. Debía llegar a casa de mi abuela lo mas rápido posible, para que mis padres no descubriesen que no había estado allí en toda la noche.

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El taxi me dejó en la puerta, le dijé al conductor que esperara fuera y ahora le daba el dinero, entre y cogí 20 libras del mueble de la entrada, salí y se los dí, mamá y papá no habían despertado aún así que entre en mi habitación, deshice la cama, mojé un poco el suelo del baño y dejé dos pares de zapatos tirados, para que pareciese que había estado allí y que me había vestido allí. Preparé la mochila para la escuela, bajé abajócon la mochila, desayuné, me aseé y hizé los deberes. A las siete y media cogí la bicicleta y me fuí para la escuela.

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Durante los siguientes diez días Aqua no me habló, a pesar de mis intentos de reconcilíarme con ella. Jack salió del hospital el día diez. Era domingo así que no había escuela podría preguntar a Aqua el lugar en dónde Jack vivía, pero dada nuestra situación quizás era mejor no intentarlo...Así que decidí ir al único lugar donde podría haber alguien tan cotilla y acosadora como para saber donde vivía.

Cuando llegué a casa de Rose no parecía haber nadie, pero piqué igualmente. Como ya esperaba nadie respondió, así que me bajé del porche y me dirijí hacía mi bicicleta, cuando alguien llamó mi atención.

-¡¡Niñaa!! Niña!!-gritaba una persona mayor.

-¿Me llama a mí?

-Sí, sí, dime ¿a quien buscabas?

-Bueno no era nada importante...

-Bueno si quieres yo te puedo decir donde se encuentran...

-¿Usted lo sabe?

-Sí, Rose, la hija, está en el cementerio de la catedral, Issabelle, la mamá, esta en su turno de vigilancia del centro de donación de sangre, Robert, el padre, está en la casa de Jim Williamson.

-¡Gracias!

-Denada, adiós!

Cogí la bicicleta y pedaleé lo más rápido que pude hasta la catedral, a pesar de haber estado a punto de matarme al caerme del tejado tenía buenos recuerdos de ella, aparqué la bici delante de la puerta principal, me dirijí hacía la parte de atras, que era donde estaba el cementerio, no era un cementerio muy tapado, los arboles estaban a los lados y las tumbas eran bajitas, así que era fácil encontrar a alguien. Cuando llegué al cementerio el asombro y la decepción no cabía en mi pecho. Estaban allí los dos, como si nada pasasé, ella estaba prácticamente sobre el besandolé, creo que su lengua le estaba llegando a el hasta la garganta de lo empeñada que estaba en ello, sus labios fuerón bajando poco a poco, pasando por su cuello, su camisa y llegando hasta sus pantalones, no quería ver lo que seguía porque me lo podía imaginar fácilmente. Salí de allí lo mas rápido que pudé, estaba furiosa, podía sentir mis mejillas totalmente rojas, y las lagrimas frias cayendo por ellas, notaba ese contrasté, quería dejar de pensar en lo que acababa de ver, me sentía tonta por haber creído que quizás el podría llegar a estar conmigo, era una estupida. Cogí mi bici y pedaleé lo más rápido que pudé hasta casa, era la hora de comer pero no tenía hambre solo quería coger y pegar a alguien, pero tambien quería llorar, llorar hasta no poder más, llorar tanto que al final me acabasé durmiendo, sobre la almohada de mi cama con las lagrimas cayendo por los ojos. Llegué a mi casa, entré por el porche, metí la llave en la cerradura y pateé la puerta para que se abríese.

-¿Nora?-dijo mi madre, no quería hablar de lo que había pasado, no con ella, no con nadie, así que pasé de ella, subí las escaleras, entre a mi habitación, cerré la puerta tras de mí de un golpe, eche el cerrojo y me tiré sobre la cama, comencé a llorar, mi voz salía como un chirrido, comencé a golpear la almohada con las manos y pateé la cama todas las veces que pudé.

The GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora