Recuerdo ese día como si fuese ayer. Los dos bajo la lluvia y empapados, pero sin nada que nos importara. Éramos tú y yo contra el mundo. Bailando en la pequeña terraza mientras que la música de la radio sonaba de fondo en una suave melodía. Nuestra canción favorita y con la que nos habíamos conocido. Esa canción que alguna vez sonó de fondo en un pequeño café a las afueras de la ciudad, aquel día en el que cruzamos miradas por primera vez.
Ya eran tres años desde aquel día donde me hablaste por primera vez, fue instantáneo. Yo me enamoré de ti y tu de mi, amor a primera vista, como le decían en las películas.
Al año nos mudamos juntos, la gente dijo que estábamos locos, ¿pero qué es la vida sin un poco de locura?
Viajamos por lugares extraordinarios, lugares poco conocidos, fuimos en tren de acá para allá buscando lugares nuevos que descubrir. Lugares nuevos donde podamos sacar fotos de los hermosos paisajes para colgar en nuestro mural, ese mural que tanto atesorabas.
Luego, cuando cumplimos los dos años fue cuando te desmoronaste, cáncer pulmonar. No había caso, nos dijeron de antemano que no te ibas a poder salvar. Era algo familiar, al parecer de parte de tu padre, ese que nunca estuvo para ti y del cual se desconoce.
Ese día te resbalaste y caíste en mis brazos, un pequeño estornudo salió de tu pequeña nariz roja, junto con una pequeña sonrisa sabiendo que había sido descubierto por mi.
Estábamos tomando mucho frío, tanto que al día siguiente alguno de los dos, seguro, se iba a enfermar. Probablemente ese serías tú.
Pero en ese momento nada importaba. El amor distrae y te aleja de todo. Te deja en una suave nube flotando por el espacio.
Tanto así que olvidamos que se suponía que no podías salir de la cama, estabas delicado y cada vez más débil. Pero no me pude resistir a tu cara de perrito cuando pediste salir afuera después de unas semanas sin hacerlo. Estaba lloviendo, pero había una pequeña parte de la terraza con techo y pensé que nos quedaríamos ahí, lo cual no fue así. Aprovechaste el momento en que me distraje y me sacaste de la mano a bailar nuestra canción y no me pude resistir a la tentación. Extrañaba hacer este tipo de locuras contigo, eran las que más sonrisas te sacaban y yo amaba tus sonrisas.
- Ei será mejor que entremos, no quiero que te pongas peor.
-Pero la canción todavía no terminó. Por favor, un ratito más.
- Eii...
- Está bien, pero solo volvemos adentro si me cocinas esa sopa que tanto me gusta.
- Trato hecho. - dije mientras le daba un beso en su pequeña y redondita nariz. - Te quiero, y te prometo que otro día con mejor clima salimos, ¿si? - dije mientras nos dirigíamos adentro otra vez, para poder recuperar algo de calor.
- Claro... - dijo mientras entrábamos de vuelta al departamento. - ¿Quieres que te ayude?
- No está bien cariño ve a darte un baño caliente. Yo me voy a cambiar de ropa y hacer la comida.
- ¿Estás seguro?
- Si ve tranquilo - Dije mientras deposita un corto beso en su mano helada.
- Esta bien
Cuando Ei terminó de bañarse yo ya había terminado la sopa. Comimos en la cama junto a la compañía del otro, como se nos había hecho costumbre.
- Está lloviendo mucho, que suerte que entramos a tiempo. La doctora me matará si se entera que estuvimos bajo la lluvia.
- Bueno, pero por lo menos pudimos bailar y estar un rato afuera. Fue divertido estar afuera después de tanto tiempo, lo extrañaba.
- Prometo que saldremos más, pero es que con el trabajo y tus últimas recaídas se hace difícil. A mi también me gusta, no pienses lo contrario, disfruto mucho bailar contigo y hacer el tipo de locuras que solo a ti se te ocurren.
- Es lindo. Mamá no me saca de casa cuando viene, dice que me pondré peor, pero ya sabemos lo histérica que puede llegar a ser mi mamá. - dijo acompañado de una risita, esas que tanto me gustaba escuchar.
- Bueno, pero por lo menos te cocina todo lo dulce que quieras, la torta que hizo ayer estaba exquisita, dile el lunes, cuando venga, de mi parte que me encanto. - otra de sus risitas llegó a mis oídos.
- Claro. - una pequeña pausa de silencio se hizo entre nosotros, lo único que se podía escuchar era el ruido de la cuchara chocando con el plato. - Extraño cocinar los dos juntos, ¿podemos cocinar algo mañana por la tarde?, ¿o antes de que venga Katsubro?
- No sabes cuánto me gustaría cariño. Podemos cocinar aquellos pastelitos que tanto te gustan si quieres. - el grito de emoción por parte del pelirrojo no se hizo esperar, acompañada de la risa de los dos. - Ahora terminate la sopa antes de que se enfríe y luego podemos ir a dormir. - con un asentimiento logre entender que también querías ir a dormir ya que estabas agotado por el largo día.
Lo que no sabía era que esa se transformaría en la peor noche de mi vida.
Te despertaste exaltado, no podías respirar correctamente y la tos no paraba. Tu respirador no estaba ayudando y los calmantes no funcionaban. Llamé a una ambulancia con las manos temblorosas y apenas terminó la llamada, hice lo mismo con tu madre. Me gritó cada incoherencia innombrable y aun con el corazón en la garganta le dije que la ambulancia no tardaba en venir, que nos esperara en el hospital.
Así lo hizo, para cuando bajamos de la ambulancia ella estaba ahí esperando. Te llevaron a un cuarto junto con tu madre y yo quedé esperando afuera, solo y preocupado.
En la desesperación llamé a Kacchan, quien me dijo que no tardaba en llegar al hospital.
No habían pasado ni 10 minutos cuando Kacchan llegó al hospital, estaba igual que yo. Nos abrazamos tratando de buscar apoyo en el otro, un hombro en el cual descargarnos. Estaba asustado, no te quería perder.
Una hora después salió tu madre y la ansiedad, que ya estaba consumiendo mi cuerpo, creció. Mi grito desgarrador llegó hasta el próximo pasillo, no lo habías logrado. El cáncer te había terminado de consumir. Estaba realmente solo.
Solo, bailando bajo la lluvia como habíamos hecho aquel día en la terraza de nuestro departamento. Tres años, como los que pasamos juntos, solo que ahora no estabas. Tres años de tu muerte y de mis solitarios bailes bajo la lluvia esperando poder recuperar ese viejo recuerdo que no paraba de dar vueltas por mi cabeza.
Okay no era mi intención aparecer de vuelta con algo de este estilo. Y se que les sigo debiendo el capítulo 5 de Isuee, pero se me está complicando seguir esa historia.
En fin, acá vengo yo con mis cosas raras. Tengo bastantes historias y One-Shots, de este estilo, en borradores que espero y pueda desarrollar. Pero no tenía ninguna con un ship no tan conocido. Quería cambiar un poco y probar cosas nuevas.
Así que acá les traigo este pequeño One-Shot para que lloren un rato, si es que lo hicieron porque la verdad yo si llore. Espero que lo hayan disfrutado o que les haya gustado, por lo menos un poquito.
Ojala nos veamos en alguna actualizacion pronto, si es que mi cabeza decide funcionar. Los quiero gracias por todo el apoyo,
chau!!!!
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Lluvia - Kirideku
FanfictionRecuerdos lejanos pero que aún siguen dando vueltas por mi cabeza, como aquel día que dimos vueltas bajo la lluvia con una suave melodía de fondo. • kirideku • angst • One-Shot • chico x chico Los personajes no me pertenecen y tampoco el fanart de...