CAPITULO 14

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EL HONOR DE UNA DAMA.
CAPÍTULO 14.
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Un sonido de puertas abrirse y cerrarse lo mantiene en alarma, hacia horas que lo habían encerrado en una mazmorra húmeda y hedionda, solo tenía como fuente de luz una ventanilla donde de cuando en cuando se posaban las aves para formar sus nidos. Y escuchaba oleaje ¿Estaba cerca del océano? ¿Alguna playa? No lo sabía, había una nueva tormenta afuera y la lluvia se metía por las rendijas más pequeñas.

Aún estaba con vida, pero no sabía por cuánto tiempo.

—Lord William White, conde de Birmingham —Saluda aquel extraño hombre que había osado entrar a la pequeña celda —¿Qué le parecen las instalaciones?

—Bueno... no es un hotel cinco estrellas, pero no me quejo. Solo me quejo del hecho de que me tienen atado en contra de mi voluntad, que esto sea tan húmedo como la entrepierna de una prostituta y de que ya pasó la hora del té
.
—¡Vaya! Al fin dejo los recatos y se muestra tal cual es —Se burla el sujeto dando una jocosa carcajada —Y todo este tiempo pensé que Lady Candice es como es por mala crianza entre jornaleros y por niñerias... Si es que es igualita a su honorable padre.

—No meta a mi hija en esto ¡Hablé de una vez! ¿Qué quiere de nosotros?

—Ya le dije que quiero a su hija. A su pajarito dorado, a ese que usted mismo aisló en el campo para que nadie la viera. Pero créame, es inevitable no quitar la atención de alguien así.

—Usted...—Se pone de pie para intentar batallar contra ese hombre, aún sabiendo que no tenía oportunidad debía enfrentarlo y defender el honor de su casa y el de su hija —No se atreva a mencionar a mi hija con su inmunda boca.

—Oh, milord. Creo que aún no ha tenido en cuenta la posición en que está —Le da un golpe en la cara que provoca que caiga al suelo —Usted y todos los suyos piensan que nadie esta a su altura. Que nadie puede tocarlos, pero adivine conde... hasta los reyes y herederos derraman sangre.

Aquellas palabras atrajeron la atención del conde ¿Reyes y herederos? ¿Qué era lo que estaba planeando ese hombre? ¿Qué tenían que ver ellos en todos esos escabrosos planes?

—Su adorada hija parece que tiene un vientre magnífico. Y créame que es difícil seguirla y ver los problemas en los que se mete sin mover un solo dedo. Creo que, alguien debe domarla.

—Usted... —El conde se llenó de irá, todo ese tiempo ese sujeto la había estado siguiendo —Maldito bastardo ¿Ha seguido a mi hija todo este tiempo?

—Milord... hay centenares de chicas hermosas en este reino. Necesito a alguien que cumpla con los estándares ideales ¡Y adivine! Esa es su adorada Candice.

—¡Maldito! —El conde se pone de pie solo para enfrentar a ese sujeto que había tenido la osadía de seguir a su hija, le dió una estocada en el estómago hasta dejarlo en el suelo e intenta huir. Sin embargo es derribado al suelo por su captor —¡Esto lo va a pagar caro! La reina va a enterarse.

—La reina... ¡Ja! Esa puta no sabe ni donde está parada —Dice sonriendo con malicia —No tendrá tiempo para escuchar a los muertos.

—¿Es eso? ¿Me matarás después de todo esto?

—Una mujer casada no tiene porqué estar pendiente de un vejete como usted. Así sea su propio padre.

—Se nota que no sabes lo que es capaz una mujer cuando es valiente y no se deja mingonear por nadie —Es la respuesta del conde ante las amenazas de ese sujeto —Recuerde estás palabras, he criado a una chica que no teme a nada.

—Eso lo veremos —Lo arrastra con todas sus fuerzas de regreso a la celda. Tenía que actuar rápido, así se bañara las manos de sangre iba a conseguir la mano de Candice White, y con ello, daba un paso largo para acercarse a sus objetivos y planes... uno que hace dieciocho años inicio con un par de balas.

EL HONOR DE UNA DAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora