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Hoy mis amigas no asistieron al colegio por que tenían viaje todo el fin de semana.
No saben lo incómodo que es estar en la escuela sin tus hermanas, se siente un vacío muy grande.

¡Hoy sería el viernes más aburrido sin duda!

El descanso había comenzado y fuí al jardín donde mis amigas y yo pasábamos siempre, era un lugar casi solitario donde podíamos hablar y leer con tranquilidad sin escuchar tantos gritos o personas corriendo.

Al llegar a una de las mesas que estaban en el jardín, lo ví, el chico que me había salvado en la mañana. Su entrecejo estaba fruncido, se veía algo enojado.

Me acerqué hasta tener una distancia prudente entre los dos, sus bonitos ojos notaron mi pequeña figura, iba agradecerle cuando habló por mí.

—No quiero tus agradecimientos, toma, se te calló luego de correr— extendió mis llaves.

¡Dios mío que torpe soy!

—Oh muchas gra... — elevó una de sus cejas y comprendí.

Sus ojos me veían fijamente sin parpadear, así pasamos unos cinco minutos en un silencio bastante incómodo. Sin decir nada se levantó y comenzó a caminar yo solo veía como se alejaba. Que chico tan raro.

Me sente un rato en los bancos antes de ir a mi casillero por mis cosas para las otras materias.

🌻

Y como no podía faltar, comenzó a llover mientras caminaba hasta la parada donde esperaría por el autobus, el agua estaba muy fría y seguro iba a pescar un resfriado después.

De pronto dejé de sentir las gotas caer sobre mí y mire a mi alrededor, nuevamente el chico traía con el un paraguas negro con detalles en blanco y dorado.

—¿Me estás siguiendo?— me detuve.

¿Cómo era posible que este chico estuviera apareciendo hoy de la nada?

—Puedes considerarme tu ángel guardián— contestó con una sonrisa sarcástica.

—Aún no contestas a mi pregunta— me cruce de brazos.

—Tengo cosas que hacer, ángeles.— su voz fue dura y demandante.

—¿Cómo sabes mi nombre?— irritado, continuó caminando, a pasos rápidos le seguí para no seguir mojándome. Ya que estábamos tampoco iba a desaprovechar la oportunidad.

El chico se detuvo dos calles antes y se giró para verme. —Hasta aquí te acompaño, me tengo que ir— y sin poder despedirme el chico se alejó dejándome sola bajo la lluvia. Si que era raro ese chico.

No había nadie en casa, seguro mamá había decidido trabajar hoy en su oficina. Había comida en el refrigerador pero no tenía ganas de comer sentía que necesitaba dormir por días y eso haría.

🌻

—¡Estoy realmente aburrida!— escuche gritar a anya mientras caminaba hacia su escritorio.

—Usted decidió ir a Washington con su padre, estuvo por semanas agobiando con eso, ahora te aguantas— me burle, mientras trazaba una línea recta en el papel blanco frente a mí.

—¿Que se supone que dejó el profesor josh?— se acercó a su computador para mirar bien mi trabajo

—Dejó varias prácticas trigonométricas— cerré los ojos —no sabes lo aburrido que se siente estar sin ustedes— una lágrima escapó por mi mejilla

—Solo es hasta el domingo, dramática— rió— Ni que me fuera a mudar de nuevo acá. Bueno ya me tengo que ir, es hora del almuerzo.

—Por un momento olvidé la diferencia de horarios. Nos vemos, creo que saldré un rato esta noche— y sin mas colgué la llamada.

Estaba indecisa en lo que me iba a poner, no quería nada extravagante pero tampoco quería ser sencilla entonces recordé que tenía algunos vestidos de alexa.

Estaba indecisa en lo que me iba a poner, no quería nada extravagante pero tampoco quería ser sencilla entonces recordé que tenía algunos vestidos de alexa

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Aún no se como puedo ocupar la ropa de alexa, ella es mucho más delgada que yo con mucho mejor figura, toda una chica sexy.

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