Draco

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N/A: este capitulo y los próximos podrían tener contenido sexual explícito, porque la culpa y el deseo son gran parte de este fanfic, y porque me entretiene mucho escribirlo, así que lean a su propio juicio esas partes <3.

Como había dicho que haría, la fue a buscar esa noche a la entrada de su sala común. Estaba nervioso como nunca, ni siquiera entendía muy bien porque, pero sentía como si sudara bajo su ropa, que como era de esperar, consistía en un traje negro.

Dentro de la sala común Eliza se había puesto medias negras, por el frío, una mini falda de jeans con vuelos y un sweater, negro también.

Sus compañeras de habitación murmuraban entre ellas.

—¿A donde vas?— preguntó Amalia de repente, genuinamente curiosa.

—Voy a juntarme con Draco— se volteo a decirle, sonriendo emocionada.

A pesar de que Ariana miró a su hermana con una mueca extraña, Amalia no pudo evitar sonreír levemente, con algo de ternura, ante la exaltación de Eliza.

Salió de la pieza dirigiéndose a la salida de su sala común cuando escucho a Rose hablarle.

—Yo- eh- pásalo bien.

—Gracias Rose.

El momento en que salió de su sala común vio a Draco, pasando su mano para arreglar su pelo hacia atrás, fuera de su rostro. Siempre tan elegante. ¿Cuantos trajes negros tenía? Cuando él la vio a ella le tomó esfuerzo lograr hablar, no porque hoy se viera mejor que otros días, simplemente porque hoy la veía bajo una luz diferente, dónde ya había aceptado que la quería en vez de insistir en negarse para sí mismo.

—Te ve- hola. Te ves hermosa—casi se sonrojo al decirlo, pero no.

***

Él había preparado un picnic en la torre de astronomía, si así podía llamarse a la instalación llena de almohadas y mesitas bajas llenas de comida que había hecho. De alguna manera había tomado lo casual de un picnic y lo había vuelto algo elegante y producido.

Había cualquier bebestible y comida que pudiera imaginarse. Draco estaba sentado en diagonal a ella, y paso preocupado toda la noche de atenderla y darle lo que quisiese antes que de sí mismo y de comer. Draco la ayudo a levantarse tirando de su mano y se acercaron a uno de los balcones, el apoyo su espalda en el, mirando hacia adentro, al frente suyo Eliza, quien aún le sostenía.

—Ten—le ofreció una cajita negra. Eliza lo miro con algo de perplejidad mientras la recibía y abría suavemente, era un collar, ella no sabría diferenciar si solo era dorado o realmente de oro, pero tratándose de Draco era la segunda. Eliza levantó la mirada, sus ojos brillantes y buscando las palabras que quería decirle, pero antes de que lo hiciera Draco habló de nuevo, aclarando su garganta—. Eliza—sus ojos la miraban fijamente, buscando coraje en los de ella— ¿serías mi novia?— lo pregunto de manera simple para evitar darse vueltas evadiendo lo que realmente quería decir.

Los ojos de Eliza se abrieron con impresión, hoy Draco le había dicho que la quería, la había invitado a una cita, había tenido interacción con sus antiguas amigas y compañeras de cuarto, él había preparado una cena romantica en el lugar que habían compartido una noche privada y con un picnic en honor al que le habia hecho entre las flores, y ahora le estaba preguntando lo que nunca creyó que realistamente fuera a preguntarle. Estando casi atragantada con las palabras asintió rápida y euforicamente. Él sonrío y soltó un suspiro de tranquilidad, algo sonrojado. Ella había dicho que si, no podía creerlo.

Acarició su mejilla suavemente y antes de que él lo hiciera, Eliza lo beso. Se perdía en lo suave que eran sus labios, el sabor a fresas del brillo que usaba. No se separaría nunca si pudiera, pero fue un beso corto.

—Es una constelación—señalo la cajita con el collar en la mano de Eliza—, adivina cual—dijo con tono burlesco.

—Draco—ella sonrío aún mas ampliamente.

—Es como una firma, ahora que aceptaste ser mi novia me perteneces—se sintió culpable inmediatamente por las palabras que uso—. No realmen- sigues teniendo autonomía- eres tuya—ella se rió y lo contagió con si sonrisa.

Draco tomó el collar para ponérselo, acercándose tanto en el proceso que sus labios estaban sobre los de ella mientras murmuraba más seriamente—. Eres mía.

Las palabras resonaban con algo de morbosidad en su cabeza, porque algo que es realmente tuyo esta totalmente a tu disposición. Eliza era alguien, no algo, pero de todas formas no pudo evitar la imagen de tenerla, poseerla, tomarla ahí mismo, en el balcón de la torre de astronomía.

La besó delicadamente, reprimiendo como usualmente sus ganas de controlarla y tenerla absoluta y totalmente a su merced. Los labios de ella suaves contra los suyos, una de sus manos en su nuca, dedos enredados en su pelo, su otra mano sosteniéndole por la cintura, acercándola a sí mismo y manteniéndola ahí mientras intensificaba el beso sin dejar de ser suave. Temiendo pasarse de revoluciones se separó.

Tomó una de las manos de ella, apoyadas hasta entonces sobre su pecho, para verla.

—Te daría uno de mis anillos, pero creo que voy a tener que ponerlo en una cadena o hacerlo achicar para que puedas usarlo—se sonrío para sí mismo, viendo su mano y la de Eliza, con ternura.

Su mano era tan pequeña y delicada, ¿podría rodear su miebro si quisiera? Tan suave, veía las manos de una chica inocente y pura envueltas alrededor de él de modo obsceno.

¿Si sus manos eran chicas su boca estaría a la par?

Su flujo de sangre se concentraba bajo sus pantalones aún más intensamente de solo preguntárselo a sí mismo

La besaba, de modo ligero, de pronto sintiendo su mano empalmandolo a través del pantalón, recorriendo y trazando su forma y largo por sobre la ropa.

Mordía el labio de ella, excitado, cuando, para su sorpresa, Eliza comenzaba a agacharse entre sus piernas lenta y tortuosamente, sus ojos de brillantes como de venado observándolo tiernamente, con adoración, los grises de él viéndola bajo lentes obscenos y con anhelo.

Lentamente sus pequeñas manos desabrochan su cinturón y pantalón, comenzando a bajarlo y quitarlo de su camino junto a su ropa interior. Cuando puede su mano lo toma firmemente, tan firme como le es posible, mientras su lengua recorre su largo y lame su punta por primera vez.

Juraría que podría venirse ahí y así mismo, sin falta de nada más, mientras entierra ambas manos en el cabello de ella, al principio solo por aferrarse a algo, pero eventualmente para empujar hacia el interior de su boca, y mantener sus lindos labios sabor a fresa cubriendo su pene, escuchar los ruidos atragantados sumando mas y mas a su desesperación.

Siente algo de sabor metálico y se da cuenta de que le mordió algo fuerte el labio a Eliza. Se aleja rápidamente, asustado por lo inmerso que estaba en su fantasía, viendo fijamente su labio.

Limpia la poca sangre con su pulgar y lo lame, sintiendo como con esa simple acción llevada a cabo en el plano de la realidad y no solo en la fantasía libera parte de su tensión sexual, logrando de paso que Eliza olvide respirar por un momento al verle.

—¿Te duele?— pregunta ya en voz suave y menos agitada. Eliza niega, mirándolo hacia arriba por entre sus pestañas—. Me alegra tanto que allás dicho que si—murmuro contra su cabello, abarazandola firmemente contra sí.

Flores para ti [Draco Malfoy's fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora