𝑮𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒖𝒓 | 𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆

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Había pasado ya un año, dónde ocurrieron tantas cosas pero todo terminó bien. La Toman pudo estabilizarse e incluso se hicieron más unidos, todos estuvieron de acuerdo en decir que Kazutora no sería un miembro más de la Tokyo Manji, respetaban y comprendían la décision de Mikey, ya que la actitud de Kazutora hacía Mikey lo había enfurecido. Mientras tanto, Baji seguía en contacto con Kazutora al igual que Akari. En ese año no solo ocurrió eso, la Toman por fin comenzaba a crecer, ahora eran 25 miembros, compuesta por cinco divisiones y en todas ellas el capitán eran los miembros fundadores a excepción de Akari, ella permanaecía en la división de Baji, ya qué así lo prefirió ella.Por otra parte, las cosas para el azabache habían sido un poco complicadas, perdió el año e hizo llorar a su madre. Pero con cada problema que aparecía la Tokyo Manji apoyaba, porque todos eran una familia.

—¿Seguro qué los lentes servirán?— Preguntó cierto azabache mirando los lentes que le había dado Mikey.—

Mikey con una sonrisa asintió al igual que Draken. El del tatuaje le hacía gracia que el azabache creyera en esa estupidez.

—Tú tranquilo, verás que con esto serás demasiado inteligente. ¡Pero falta algo más!—El pelinegro alzó una ceja preguntándose: ¿Más? Con los lentes es suficiente para verme estúpido.— Debes amarrar tu cabello y peinarlo con mucho gel.—

—¿Qué? !Eso nunca, idota!—

—Baji, créeme que funciona. Eso hacen todos los cerebritos.— Respondió Draken aguantadose la risa. El azabache rendido asintió.—

—Si con esto conseguiré no hacer llorar a mi madre, entonces lo haré. Gracias chicos.—

El amanecer había llegado al igual que el primer mes de un nuevo año escolar y Baji se encontraba viéndose al espejo. Realmente se veía un ser inteligente con ese atuendo. Salió cuidadosamente para no ser visto por su madre, no quería que nadie conocido lo viera de ese modo o se enterarían que quería ser más inteligente.

Tomó su mochila y un poco de pan, se lo comería después. No solo eso, dejó una nota en la mesa avisando a su madre que esta vez se iría más temprano a la escuela. Con cuidado salió de su casa y suspiró con los ojos cerrados, le había costado ser demasiado silencioso, pero una carcajada lo sacó de su suspiro, era Akari quién se retorcía de risa.

—Mejor te hubieras hechado todo el frasco de gel.— Dijo burlona al ver el aspecto de Baji. Lo había estado esperando ya que Mikey le aviso que el azabache haría algo completamente diferente y que ella necesitaba verlo.— Ahora entiendo a lo que se refería Mikey.—

—¡Ese Idiota!— Resopló molesto y más por el comentario que le había hecho su mejor amiga.—¡Y no te burles! Es la única manera de no hacer llorar a mi madre.

Akari entendió a lo que el se refería. Limpió las lágrimas que la risa le había ocasionado y tomo la mano del azabache, esto era un acto que se mantenía intacto desde niños, además, era el único gesto que podían hacer ya que ninguno de los dos se atrevía a declarar sus sentimientos.

—Lo sé, te ves demasiado bien.—Mencionó ella sonrojandose y el solo sonrió.— Por cierto, puedo ayudarte a estudiar después de clases, ¿Qué opinas?

—Acepto, aunque llegaré un poco tarde. Pienso mandarle algo a Kazutora.—Ella acepto, no preguntó. Sabía que Baji nunca se olvidaba de él.—

—Entonces te esperaré.—

Entre risas y pláticas comunes llegaron a la escuela de Akari. Como todos los días, el azabache la iba a dejar ya que le quedaba de paso y no solo era eso. Le gustaba pasar tiempo con ella, además de que temía que algo le pasará, después de todo poco a poco la Tokyo Manji se hacía cada vez más presente, ganándose varías pandillas enemigas.