Baño juntos

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Es normal ver a King salir del baño envuelto en una toalla con su juguete de turno, lo que es un par de veces a la semana o al día dependiendo del desastre que haya sucedido últimamente. Por otro lado, Luz tiene la costumbre de una ducha corta y lavarse el cabello no tan regularmente, si bien a nadie le ha importado demasiado sus hábitos de higiene, el menor de la casa ha comenzado a agudizar sus sentidos gracias a la pubertad de su especie, así que los olores se han vuelto un problema para él.

Ahora es común ver a la humana abrazar al joven cachorro con cautela, si bien ha tratado de mejorar su rutina es inevitable no terminar con alguna baba extraña encima cuando se trata de tareas en Hexside, así que su hermano adoptivo ha comenzado a rechazar su afecto físico con toda la pena que conlleva, lo que está molestando a Eda se sobremanera por ser espectador de cómo su relación parece tener grietas cada vez más grandes.

La dueña de la casa trata de enmendar la situación tratando de colocar velas aromáticas y algunas plantas perfumadas alrededor de la sala, incluso trata de ayudar a la adolescente con su personal íntimo, sin embargo, las veces que ella le ha explicado lo normal que es sudar tan feo durante esta etapa de su vida se vuelven incontables. Al principio ni siquiera le había creído acerca del tema, pero más pronto que tarde algunos libros de anatomía humana fueron encontrados para corroborar la información. Eda ha olido a Luz varias veces tratando de encontrar el problema, pero a su nariz no llega nada más que un aroma a leche y tierra húmeda, de vez en cuando se cuela algo desconocido, aparte de la humillación que significa para la joven.

King incluso ha presentado incomodidad con su propia piel, mudando su pelaje notoriamente ahora, su estrés sólo parece aumentar cuando Hooty trata de darle “la charla”, a la cual provoca que huya constantemente hacía alguna parte, siendo encontrado por Luz y devuelto a casa.

El problema sigue ahí por bastante rato, hasta que la humana tiene una idea, sabe que el cachorro debe estar furioso por no tener sus sesiones de abrazos ni una interacción constante con ella, aparte de que el único momento donde sus cambios parecen tener tregua es en la bañera, todo se arma en una idea concisa en su cabeza antes de acercarse a hablar con su hermano adoptivo.

“Hey… ¿Cómo está mi demonio favorito?” saluda casualmente observando al cachorro negro dando vueltas en el sofa tratando de rascarse con sus dientes, su distancia es considerable para no molestarlo.

“¡Horrible! ¡¿Cuándo se detendrá?!” un chillido escapa en medio de la oración, comenzando una pataleta frustrada sobre los almohadones.

“Tengo una idea para que puedas relajarte… si te parece bien” filtra toda su emoción a través de las palabras con una sonrisa brillante y ojos esperanzados.

El perro-zorro corre hacía ella casi chocando con sus piernas, se alejan un poco antes de que comience a rascarse un poco más. Ruega silenciosamente mientras mordisquea sus brazos.

“¡Un baño juntos!” finalmente sugiere la humana, sus brazos se alzan con plena alegría, aunque en el fondo desea que King acepte sin demasiados cuestionamientos.

La mente del cachorro va a mil por hora, alzando la cabeza dejando de rascarse y fijando sus ojos en su hermana adoptiva, casi quería preguntar ‘por qué’.

“¡Joder, si! ¡Lo que sea!” el demonio salto saliendo de su reflexión, sólo quiere algo de cariño sin sentirse mal por el olor, contacto o lo que sea que le aflija en sus cambios naturales.

“¡Ese maldito lenguaje, King!” regaña Eda desde la cocina, algo que provoca risas entre los jóvenes.

Una mirada cómplice es suficiente para que ambos huyan a la habitación de la humana para preparar las cosas antes del baño y no ser atrapados por la dama búho, antes de que se den 5 minutos exactos ambos están frente a la bañera tratando de llenarla, haciendo espuma y burbujas.

The Fluff HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora