15- 𝕮𝖆𝖗𝖙𝖆𝖘 𝖓𝖔 𝖉𝖊𝖘𝖊𝖆𝖉𝖆𝖘♰

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Bajo las escaleras lentamente y miro si hay alguien abajo que pueda notar mi presencia.

Despejado.

Acelero el paso y miro el reloj del microondas, son las 5:30am, si ya sé muy temprano blah blah pero estoy muy ansiosa en saber qué es lo que me dirá la directora Ivanna.

Sé que cuando llegaré no habrá absolutamente nadie pero a lo mejor aproveche mi soledad para investigar otras cosas.

Camino hasta la parada de buses y espero que pase el de esta hora.

Hay personas que no les gusta la soledad porque dicen que es triste, pero la verdad para mí la soledad es lo más bonito que puede tener una persona a la hora que sea del día.

Poder escuchar tus pensamientos y hablar contigo mismo, sin tener el maldito martirio de que tu madre te está hablando o que tu hermano está jugando en la consola y grita como un psicópata.

Escucho como el bus llega y me levanto rápidamente para adentrarme a él.

Le doy una sonrisa al conductor y me siento en la 3era fila del bus, hay pocas personas pero claro, es por la hora.

Miro como los árboles toman control mientras nos adentramos al bosque de Esparta.

Sí, el Le Salhé queda en el bosque... La verdad es un lugar muy lindo, es relajante ver como el verde toma el lugar de todo el espacio.

Miro el paisaje, saco los audífonos de mi mochila y coloco la música en aleatorio.

Me ajusto las mangas del suéter, esto es realmente incómodo.

Tuve que colocarme un suéter, porque bueno... Las venas moradas siguen ahí, nunca se fueron.

La verdad estoy disgustada, no me gusta verlas ahí.

Es incómodo.

Mi madre no podía dejar de mirarlas, por algo me las oculto en todas partes. No me gusta como ella las mira, en su mirada veo miedo cuando sus ojos accidentalmente van hacia las venas.

Me las oculto hasta en casa por culpa de ella.

Y las cosas en casa... No van bien, todo el ambiente entre mi madre y yo es incómodo, cuando no estamos juntas el ambiente es agradable, pero cuando nos encontramos o algo por el estilo el ambiente se vuelve incómodo.

No puedo contar cuántas veces me he ido de la cena porque no me gusta el ambiente o las miradas que ella me da.

Cierro los ojos y siento como se me calientan, suelto un quejido.

Tomo sin mirar mi mochila y busco los lentes en los bolsillos delanteros.

Los encuentro y me los coloco rápidamente.

Otra cosa que cambió desde aquel día.

Mis ojos cambian de color cuando se les da la gana, no hay nada que los haga cambiar así, siempre pasa aunque no haya nada emocionante o algo así.

Solo tengo que tener unos lentes de sol en mano para cuando siento que mis ojos se calientan.

Siento como el bus disminuye la velocidad, miro por la ventana y noto que ya hemos llegado a la parada del Le Salhé, me paro del asiento y tomo mis cosas.

Le doy las gracias al conductor y me bajo de un salto del bus.

Camino hasta el portón del instituto y el vigilante me ve confundido, me río mentalmente y creo una mentirilla pequeña.

Ántara. [EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora