Prólogo

2.4K 83 2
                                    

Amsterdam-Países Bajos.

Taker Company.

Giotto.

Uno no espera que a tan corta edad tener casi todo en la vida. He luchado la mayor parte del tiempo para salir de las garras de mi familia. No son malos, solo que tienen demasiado dinero y no me dejan crecer. Bueno, eso es más que todo porque mis tíos rusos cagan plata.

A mis 35 años he logrado posicionarme como la compañía de tecnología número uno de todo Amsterdam. Somos excelentes hackers, programadores, técnicos y todo lo que sea que necesites. Aunque he llevado a la empresa a tan alta posición, el dueño real de este imperio tecnológico es mi tío Aleksandr.

Reverenda desgracia y con lo perfecto que soy...

—Giotto —la voz de mi padre Donato, me hace verlo—. ¿Estás entendiendo lo que te estoy pidiendo?

—Ni siquiera te escuché —respondo con simpleza.

La risa de Lukyan y Antonella se escucha en la oficina. Estamos en una reunión extremadamente secreta. Por cierto, Lukyan es mi mejor amigo y vicepresidente de Taker Company. Él es hijo de mi tío Ryan y aunque no compartamos la misma sangre, el destino nos hizo familia. Lo mismo sucede con Antonella, ella es hija de mi tío Aleksandr y legalmente debería ser ella la dueña de esta empresa, pero decidió otros rumbos, por ejemplo, ser modelo.

—Giotto, te estoy hablando en serio —la voz de mi padre sale molesta—. ¿Puedes dejar de pensar en ti por un momento?

Alzo una ceja.

—No estaba pensando en mí, viejo —suspiro—. Estaba presentando a los extras de esta historia —señalo a mis amigos.

—¿Soy un extra? —pregunta indignado, Lukyan, lo miro obvio—. Me la pasaré más contigo para ser el coprotagonista perfecto.

—Giotto y Lukyan, ¿acaso no fue suficiente con haberse tatuado todo el cuerpo por sus benditas malas decisiones y egocentrismo? —mi padre golpea el escritorio y se levanta de la silla—. Un favor... les estoy pidiendo un puto favor y ninguno de los dos puede tomarse en serio la vida de otras personas.

—A mí me importa Antonella —la aludida me da la mano—. ¿Eso cuenta? Pensé en otra persona, hombre.

—Por esa estúpida actitud es que Aleksandr no te da la empresa —niega con la cabeza.

—Papá no le da la empresa es porque mamá quiere que Gio sea más humano —replica, Antonella—, pero es absurdo que no se la dé porque es el empresario más guapo y exitoso de toda Europa —suelta mi mano—. Igual que Lukyan, pero a nadie le importa él.

Mi amigo y yo reímos. Los tres estamos sentados en el sofá que había en mi oficina. Sinceramente solo usamos este mueble para los regaños exagerados de Arya y Lauren, pero hoy se sumó Donato.

—¿En qué me he equivocado con ustedes? —mi padre nos mira con resignación—. Estoy jodido con esa mierda de personalidad que tienen —la decepción se refleja en su rostro—. Aleksandr y Ryan tienen la culpa de esto.

En medio de la indignación de mi padre, la puerta de la oficina es abierta haciéndolo callar. Entraron dos mujeres pelinegras y un hombre, junto a mis madres, Lauren y Arya.

—Se nos llenó el circo —dice, Antonella, acomodándose en el sofá, haciéndonos reír a Lukyan y a mí.

—Antonella, por favor —la reprende, Arya, cuando cierra la puerta—. Esto es culpa de Aleksandr y su brillante idea de criarte como a una diosa.

—¿Qué tiene de malo ser mejor que los demás? —pregunta, Lukyan, limpiándose una pelusa imaginaria de su pantalón.

—No puedo creer que mi hijo esté hablando así —Lauren ve indignada a mi amigo—. Debí divorciarme de Ryan y que no viera al niño jamás.

El EmpresarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora