Capítulo NueveTe lo juro Alessia Sofía
Estaba sorprendida, no podía ser cierto lo que estaban viendo sus ojos.
Thomas se estaba acomodando el pantalón y no tenía playera.
¿Acaso...?
No, eso no podía ser, no tenía mucho que habían terminado, además estaban en casa de sus papás.
―¡Qué sorpresa! ―añadió molesta.
―Te hice una pregunta, respóndeme.
―Me enteré de que tu mamá estaba enferma, venía a ver como seguía, pero mira con lo que me encontré.
―Aquí no está mi mamá ―intentó cerrar la puerta, pero ella lo evitó ―¿Qué haces? ―preguntó al verla entrar a su habitación.
―¿Con quién te acabas de acostar? ―él frunció el entre cejo ―¡RESPÓNDEME!
―Sal de aquí ―ordenó, pero ella quitó las sábanas bruscamente y vio a Alessia.
No podía ser cierto, ¿Qué hacía ella en la cama de Thomas?
Al verla acostada, el enojo se hizo presente, le dolía ver como Alessia ya había entrado a la casa de su familia cuando ella durante años nunca lo consiguió.
Apretó sus labios para contener las lágrimas.
―¡LEVÁNTATE! ―la empezó a jalonear ―eres una cualquiera, no puedo creer...
Thomas la alejó de Alessia, la sacó de la habitación y cerró la puerta, debido a los gritos de Vanesa, su madre, su padre y su hermana ya estaban ahí.
―Jamás creí que me hicieras esto ―estaba muy ofendida.
―¿Hacerte qué? ―preguntó confundido.
―Te acabas de acostar con esa ―respondió furiosa ―¿Qué quieres? ¿Que este brincando de felicidad? No seas ridículo.
No, no era el hecho de que según ella, hubieran tenido intimidad, era que ella nunca pudo dormir en esa cama, nunca piso la mansión de los Pritzker y eso le dolía.
―No es lo que tú... —se quedó callado.
No tenía porque explicarle nada, ellos ya no tenían una relación de ningún tipo.
―No tengo que darte explicaciones de lo que haga o deje de hacer.
Su enojo no era que se acostara con alguien más, lo que le molestaba era que ella estuviera durmiendo en la habitación de él, en la casa de sus padres.
¿Por qué ella si y Vanesa no?
―Tú nunca dejaste que yo me quedara a dormir en casa de tus papás y llevábamos años de relación ―le recordó ―hace cuánto conoces a esta chiquilla y ya durmió aquí y en tu cama.
―Vanesa, por favor ―intervino Romina ―vamos afuera.
―Eres un idiota, mañana todos se van a enterar de que me engañaste, tu mundo se va a venir abajo ―le advirtió y salió de ahí con Romina.
Caminaron hacía la salida, pero se detuvieron en el portón de rejas.
―Vete de mi casa ―ordenó Romina al estar a unos metros de la salida.
Vanesa se sorprendió al escucharla, pensó que contaría con su apoyo.
―¿Escuché bien? ―asintió ―tú y yo somos amigas.
―Éramos ―la corrigió.
―Debí suponer que te pondrías de parte de Thomas.
―¿A qué te refieres?
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¿Eres Famoso?
RomansaA veces las personas se encuentran porque se necesitan entre si. Imagínate conocer a un chico encantador y pasar una semana con él en la playa, todo parece ir bien hasta que te das cuenta que sales en las revistas, miles de personas quieren seguirte...