Este fic está dedicado a Nahomis Mateo Silvera, una escritora en ciernes y una maravillosa persona que es de mis mejores amigas, también.
¡Te quiero, preciosa! <3 Sin más, el capítulo.
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Arianhrod fumaba tan poco que nadie lo sabía, ni siquiera sus más cercanos. En teoría, no le gustaba mucho el cigarro y era uno de los hábitos menos favoritos de su novio pero en la práctica, la verdad es que sentía un placer culposo con aquella sustancia y hasta le parecía un tanto sexy toda la mecánica que conllevaba el fumar. En consecuencia, en las pocas ocasiones en que no estaba acompañada, se iba a aquella sección abandonada (aunque bien iluminada) de la biblioteca y, sentada en una de las mesas adoseladas, degustaba el único cigarro que se permitía en, probablemente, muchas semanas.
Solía guardar su cajetilla de inofensivos cigarros de clavo debajo de su cama, fijándola con un hechizo en la estructura de su base y, dado que le duraba hasta un mes completo, no le prestaba la más mínima atención a menos que sintiera el deseo de disfrutar el aroma, y el sabor del tabaco, momento en el cual planeaba todo cuidadosamente para separarse de sus amigos y cumplir con su anhelo secreto.
Era un hábito que encontraba ciertamente liberador, sobre todo porque fumaba cerca de un ventanal que daba a los Invernaderos de la profesora Sprout y se entretenía mirando al exterior y su mente quedaba en relativa paz, en blanco.
Una vez terminado el cigarro, lo apagaba en un cenicero que escondía en la parte superior de un estante de apretados pergaminos, limpiaba el cenicero con magia, practicaba un hechizo en sí misma para limpiar el olor en ella, en el lugar y se marchaba discretamente para que Theodore pudiera encontrarla o para hallar de repente a Blaise o Nerea, que solían estar juntos (coqueteando, como casi siempre).
Hasta aquel momento, Arianhrod se sentía orgullosa de poder esconder esta parte de sí misma a los otros, aunque parecía extraño que ella desease ocultar algo tan aparentemente trivial. Theodore fumaba muchísimo más, así que no era quien para juzgar, en el muy remoto caso que deseara hacerlo, cosa que Arian sabía no haría, Blaise probablemente le regalaría una que otra cajetilla, puesto que era un buen amigo y le gustaba hacer regalos y Nerea, aunque bromeara sobre esto, probablemente se uniría a ella, porque en el fondo le gustaba hacer cosas que no implicaran destilar una profunda vitalidad.
Empero, esa misma aceptación era lo que Arianhrod no quería ni necesitaba. Suponía que el verdadero placer culposo que experimentaba no tenía que ver con una posición moral. En realidad, ella fumaba en solitario porque quería estar sola con sus pensamientos y esa era la forma en que se permitía ensimismarse por completo, ajena al dolor, la piedad, el amor, el tedio, la amistad o cualquier otro tipo de circunstancia externa. Por raro que pareciera, aquel momento guardado para ella le permitía volver a ser quien era, y por eso mismo es que no compartía dicha certeza con sus cercanos. Además, cuando se permitía tal desconexión, nadie la necesitaba, así que nadie la echaba en falta, por lo que nadie tenía que saberlo.
Al menos así había sido hasta aquel día, un jueves por la tarde. Se pasó la mañana completa en la biblioteca, en su mundo, y sólo paró hasta que la campana anunció que empezaba el siguiente período. Suspiró profundamente, terminó de recoger sus cosas, las metió en su mochila y caminó ausentemente por los pasillos en dirección a su clase doble de Pociones, la única clase cuya asistencia respetó religiosamente durante los años de su educación mágica.
El camino fue circulado sin contratiempos ni novedades hasta el último tramo que separaba el primer piso del sendero hacía las mazmorras. Allí, los estruendosos vítores de algo que sólo podía ser "¡Pelea, pelea!" cortaban el hilo de su pensamiento racional y la hicieron suspirar aún más profundamente, porque a Arianhrod le gustaba legítimamente la clase del profesor Snape y no encontraba nada más improductivo que haber cortado su tiempo libre sólo para observar una escaramuza que no entendía ni le interesaba.
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La Pelea.
FanficUn enfrentamiento entre Harry Potter y Draco Malfoy saca a la luz la influencia y relevancia entre todos aquellos que tienen alrededor. Porque una gota de agua dulce no puede afectar un río de agua salada... ¿o sí? Universo alterno donde existen Ari...