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En estos días he estado hablando con Diego a escondidas de Sergio. No entiendo porqué tengo que hacerlo de esta manera, pero seguro que mi novio se enfada si se entera.

Lo único que hablamos es sobre cómo nos va desde que perdimos el contacto. Él me ha dicho que lo acaba de dejar con Tamara, su novia, que era mi amiga hace unos cuantos años. Ella era muy celosa porque se pensaba que yo le gustaba a Diego, y le prohibió hablar conmigo. Ahora la situación es al revés.

Victoria, su hermana, también me tenía mucho cariño y he recuperado el contacto con ella gracias a su hermano. Ella lleva ya tres años con su novio y todo le va genial, excepto en la búsqueda de trabajo.

Me alegro muchísimo de volver a hablar con ellos dos. Me siento bien hablando con mis amigos, pero Sergio nunca entenderá eso por sus celos compulsivos.

Parece que no quiere que se me acerque nadie, que solo hable con él, que solo salga con él... ya ni siquiera le hace gracia que Sonia sea mi mejor amiga, pero por ahí ya sí que no paso. Siempre la elegiré a ella antes que a nadie.

Sergio sigue estando igual de distante conmigo. No deja de salir con Mauro, y creo que eso tiene mucho que ver. Ese chico es... es... no puedo verlo. Me cae fatal.

Este fin de semana hemos decidido pasarlo en un hotel para tener absoluta intimidad y solo centrarnos en nosotros.

Ya hemos hablado sobre el tema varias veces y él me niega haber cambiado su comportamiento, pero es verdad. Él me está haciendo lo que le hacía Inma, y no debería ser así, porque si él mismo sabe lo que duele eso, no me lo tendría que estar haciendo pasar si realmente me quiere.

Su respuesta de siempre es que soy una paranoica y que tiene miedo de que lo deje, pero comportándose de esta manera lo acabará consiguiendo y a saber qué pasará.

No me imagino una vida sin él, y lo peor de todo es que lo sabe, y se aprovecha haciendo conmigo lo que quiere. A veces me siento desconcertada, pero no sé qué hacer para solucionarlo.

Le he dicho a Diego que no me hable este fin de semana porque voy a estar con Sergio y no quiero que se enfade. Dice que no lo comprende, pero que acepta y respeta mi decisión.

Sergio piensa que todo se va a solucionar en estos dos días follando todo el tiempo, pero no es así: cada vez me atrae menos sexualmente, se está dejando caer y le está saliendo barriga por la cerveza.

Desde hace un tiempo para acá, está bebiendo grandes cantidades de cerveza. Dice que le encanta, pero yo creo que la necesita, porque cada dos por tres me está diciendo de ir a un bar para tomar. No me gusta que haga eso, pero me responde que no sabe porqué siempre le tengo que estar diciendo lo que tiene que hacer.

La habitación del hotel no es nada del otro mundo: la televisión, una cama de matrimonio, el cuarto de baño con su bañera... Es la 215.

Soltamos las cosas mirando a nuestro alrededor. No está mal para lo que ha costado.

Me siento en la cama y enciendo la televisión. Los canales de los hoteles nunca están sincronizados, así que me entretengo en buscar el canal que nos gusta a los dos.

Sergio viene hacia mí y me quita el mando. Me echa hacia atrás y me besuquea. Le huele el aliento a cerveza, seguro que ha estado bebiendo antes de venir. El sabor a cerveza me da muchísimo asco, así que lo aparto y le digo que pare.

Y –¡Celia, estás insoportable! –Me grita.

Y –¡Insoportable estás tú, que eres un puto borracho! ¡Todo el día con un litro de cerveza en la mano sabiendo que no me gusta! –Le respondo alzando la voz.

Fantasías ocultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora