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No le costó mucho, Aspros era un hombre inteligente y sabia como actuar, por lo tanto solo le tomo tener paciencia y agarrarlos desprevenidos a ambos, originalmente solo iba a usar el Satán imperial en Regulus pero lo mejor era usarlo en los 2, así buscando evitar que se acerquen, descubriendo inconsistencias en sus versiones y puedan arreglarse pronto, terminando este en problemas, ahora solo tenía que actuar.

A Regulus le mostro a quien amada declarándole amor a una mujer Alfa bastante atractiva, y a Manigoldo le mostro a Regulus entregándosele a él. Sabiendo que escenarios y palabras mostrar al alterar sus pensamientos junto a sus recuerdos, buscando no ser tan extravagante con estos para no levantar tantas sospechas. Todo bajo la seguridad de la noche donde todos estaban durmiendo. Ocultándose cual depravador entre las sombras esperando a su presa.

- Regulus... - Llegando el momento, Aspros se acerco a Leo, notándolo desconsolado, llorando en uno de los rincones su templo. - ¿Qué tienes? - Sabiendo fingir inocencia y preocupación se le acerco. Pasando su mano por su cara limpiando sus lagrimas. - No está bien que llores. ¿Qué paso?

- Es sobre Manigoldo, anoche lo estada buscando y lo encontré con una mujer alfa.

- ¿Y por eso lloras? ¿O era algo más?

- Es que... Manigoldo decía que me amada, que se preocupada por mí, y allí estada haciendo un nido con ella... No he dejado de pensar en eso. Me hace sentir mal... Me hace que yo nunca le importe. - Desde que despertó, ese recuerdo a estada en la mente de Regulus, habiéndose las mil ideas y teorías sobre sus intenciones. Le dolía verlo ahora, sentirse traicionado en todas esas palabras que le mostrada, pensando incluso que nunca de verdad lo quiso, ya que por eso nunca tuvo alguna intención de tocarlo de forma más intima. Nunca quiso estar ligado a él. Solo un juego.

- Lo siento tanto... No mereces esto. ¿Me dejas abrazarte? - Muy inseguro Regulus acepto, ya que necesitada alguien que lo abrace y lo haga sentirse reconfortado. Alguien en con confiar y reparar su corazón dolido y en pedazos. - Regulus... - El mayor susurro, besando su mejilla por unos escasos segundos, a la par que acariciada su cuerpo apretándolo de forma posesiva contra el suyo. Terminando por robarle un beso en los labios. - Sé que no es momento, y mucho menos quiero aprovecharme, pero recuerda que yo siempre he estado interesado en ti, en aquel momento deje que mi imprudencia me ganara y no pensé las cosas. Si necesitas los brazos de un verdadero Alfa, aquí estoy.

- Gracias... - "Supongo" - Ese gesto dejo a Regulus totalmente en blanco, no supo que responder ni de forma negativa o afirmativa, y tampoco quería pensar en eso, quería solo olvidarse de eso, olvidar que se sentía usado y sentirse amado otra vez, pero no de esa forma. Y parece que Aspros lo noto, bando un segundo paso; Manchar a Manigoldo y darle tiempo a Regulus, un corazón roto no se iba a recuperar de forma tan fácil, esto merecía su tiempo.

- ¿Quieres que te lleve con tu tío?

- Iré yo solo, pero gracias, creo que lo necesito. - Y dicho esto, se despidió, limpiando sus lagrimas, acombándose la ropa tocándose los labios totalmente inseguro tras ese gesto, eran tantas cosas en su cabeza en ese momento. Prefiriendo ignorarlos.

Por su parte, Aspros estada feliz. ¡Zeus Santo! En su mente Aspros solo podía rememorar ese beso, siendo como siempre lo imagino, hermoso como el omega que pronto sería feliz entre sus brazos, lamiéndose los labios buscando no perder esa sensación. Bajando a su templo y encontrándose a Manigoldo.

- ¿Y eso que nunca fue mío? ¿Dónde quedo tu confianza y orgullo Alfa marginado? - Provoco, sonriendo de oreja a oreja totalmente arrogante, triunfal en su plan.

- Es un... - Maldijo entre dientes, queriendo golpearle la cara ahora sí.

- No seas mal perdedor. Regulus siempre fue mucho para ti. Anoche te fuiste sin decir nada al vernos en mi nido. Aunque ni Regulus ni yo queríamos que nos vieras de esa forma.

- No sé qué y cómo lo hiciste, pero no se quedara de esta forma.

- ¿Y qué me harás, intento fallido de parca? Regulus ha dicho que no te quiero volver a ver, fracasaste porque ahora esta donde siempre debió estar. Yo que tu, ni me le acerco. - Y sin nada más se fue, provocando la ira del santo de cáncer que solo atino a golpear la pared con toda su fuerza, teniendo ligeras lagrimas en los ojos, en ambos casos había 2 corazones destrozados al sentirse traicionados luego de dejar toda su confía en el otro.

- Tal vez, un trago no me vendría mal... - Se dijo a sí mismo en un susurro.

...

- Regulus... ¿Te pasa algo? Te noto diferente. - Asmita será ciego pero todo menos idiota, desde que Regulus entro en el umbral de su templo vio todo menos el muchacho lleno de viva, alegría e hasta pureza que había conocido, del cual fácilmente se había hecho su amigo tras serle entregada su armadura. Notando algo que le llamo la atención.

- No sé como decírtelo. Pero es muy doloroso para mí.

- Siéntate, no podre ver pero puedo escuchar de forma perfecta. Dime que tienes.

- Es sobre mi relación con Manigoldo, siempre quise estar a su lado porque me inspirada esa confianza y deseo de su compañía, no lo sé, tal vez por su tipo de ser, o como me tratada,  me gustada mucho su compañía. Pero anoche lo vi teniendo sexo con otra chica...

- Lo siento, imagino cómo te debes sentir.

- Me siento traicionado, pero no sé en qué momento paso, los momentos antes de eso estábamos como de costumbre, pero al despertar no pude olvidarme de eso.

- Te sientes abrumado también.

- Si... No sé qué hacer...

- Regulus... Acércate por favor. - Un ligero sonido salió de los labios del Omega antes de asentar, sintiendo las manos de Asmita a cada lado de su cara, emitiendo un ligero cosmos en esta. Regulus no supo interpretar solo pensó que Asmita le estada queriendo ayudar a sentirse mejor, pero desde que entro, Asmita no pudo evitar notar algo que no estada bien, y sus sospechas se confirmaron, al notar el cosmos de Aspros en su mente. - ¿Aspros hablo contigo?

- Si... De hecho... Si bien me sentí algo mejor, fue algo incomodo por su manera de querer reconfortarme.

- ¿Coqueteándote?

- Si, ósea, le agradezco sus intenciones, pero no tengo cabeza para pensar en otra oportunidad con otro alfa.

- Regulus, sonara extraño pero quiero hables con Manigoldo.

- ¿Qué? ¿Porque? Él nunca me quiso, solo me terminaría lastimando.

- Regulus, tengo una ligera sospecha, pero necesito que le hables, que preguntes su versión de los hechos. Si tengo razón, es lo mejor para los 2.

- Ummmm... - Regulus se abrazo a si mismo tras escuchar eso, con muchas dubas y temores en la cabeza, teniendo a Asmita que quería brindarle su apoyo y su mano para esto. Y teniendo su confianza en el Santo Beta. - Solo si tú me acompañas.

- Claro. 

El Alfa del Minino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora