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( n. ) la lluvia fina y ligera que cae desde un cielo despejado al atardecer o en las primeras horas de la noche; serenidad nocturna
EN EL CIELO, UN ZEUS ADOLESCENTE INTENTABA SU PRIMERA LLUVIA. No había ni una nube a la vista, sin embargo, había una llovizna de vez en cuando, que hacía un contacto insignificante con la ventana de un chico con rizos de cobre al pegarse al cristal antes de disiparse y caer rápidamente, desapareciendo con el viento al pasar.
Ayudó a crear el ambiente dentro de la atmósfera que el mago adolescente había creado para sí mismo: una noche tranquila envuelta en el cálido resplandor de una lámpara y la radiante luz de la luna.
Louis estaba acurrucado en el banco que ocupaba su ventanal y estaba empapado de los rayos de la luna mientras tenía su taza de té de rutina en la mano: un earl grey caliente, cuyo vapor se desprendía e invadía sus fosas nasales mientras repasaba los pensamientos que había anotado para la noche, que consistían principalmente en un lavado de cerebro de todo lo que había estado dando vueltas en su cabeza, notas dispersas que rebotaban en su cráneo antes de continuar con la entrada de su diario.
Era la noche anterior a su regreso al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y estaba bastante nervioso, ya que era su penúltimo año y quería hacerlo bien a pesar de todo lo que había sucedido con el regreso del Señor Tenebroso y demás. La tensión en el aire era una nube del más espeso de los humos que comenzaba a elevarse, ahogando al colegio y a todos los que estaban en el con el miedo. Las emociones estaban alcanzando máximos históricos, y algunos de los alumnos estaban un poco nerviosos por la situación que se vivía, y con razón.
Apoyó su cabeza inclinada hacia el atardecer contra uno de los cojines que rodeaban el ventanal antes de empezar a leer lo que había escrito, dando un sorbo a su té mientras lo hacía, el calor del líquido recubriendo su garganta mientras bajaba por su esófago. Sus gafas de lectura, redondas y con montura de alambre, se deslizaban por la nariz, ya que las almohadillas estaban demasiado separadas para que se asentaran correctamente en el puente. Nunca se había molestado en arreglarlas porque sólo las necesitaba para leer ciertos libros, así que sólo las empujó hacia arriba antes de volver a revisar su entrada que contenía historias de miedo a la hora de volver al colegio por primera vez e historias de simple asombro.
—Serein, —murmuró, escribiendo el título de la entrada por el ambiente exterior antes de darse cuenta de que estaba llegando al final de su diario. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un golpeteo de patitas: su terrier escocés Jupiter entraba en su habitación y buscaba consuelo en otro cojín del banco del mirador. Louis sonrió al canino antes de pasar la mano por el pelaje del perro, metiendo la mano entre sus orejas y sintiendo la suavidad entre sus dedos. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había una nota atada a su collar—. Bueno, ¿qué tenemos aquí?, —preguntó, arrancando el pedazo de pergamino y desplegándolo. La cena había pasado y él ya había comido, así que no podía ser nada sobre eso en particular.
tengo una sorpresa para ti. baja las escaleras. x
—Bueno, vamos entonces, Jupiter. Vamos a ver lo que mamá quiere enseñarnos —Louis se levantó del banco y apoyó su taza de té en la mesilla de noche antes de salir a paso ligero de su habitación con una camiseta gris claro, unos pantalones de pijama a cuadros azul zafiro y sus calcetines de quidditch que le quedaban un poco pequeños en los pies, lo que le recordaba que debía comprarse un par nuevo antes de empezar el entrenamiento.
Durante los últimos quince años, más o menos, sólo habían sido él y su madre, ya que su padre no estaba en la imagen porque no había querido tener nada que ver con la crianza de Louis en un entorno más muggle, teniendo en cuenta que tanto él como la madre de Louis eran bruja y mago respectivamente, aunque su madre era muggle de nacimiento, concebida de un par de bibliotecarios y criada entre las páginas de una novela clásica. Esa había sido la parte que confundió a Louis, dejándole preguntarse cómo se podía querer tanto a alguien como para casarse, pero no lo suficiente como para continuar con las tradiciones de su pareja.
Así que su madre continuó criándolo de la misma manera que ella, mostrándole que no había absolutamente nada malo en la forma en que había sido criada y que esperaba que él hiciera lo mismo con quien se enamorara, dando a entender que ella lo amaría sin importar con quién entrara por la puerta principal en Navidad. Él no lo entendió entonces, teniendo en cuenta que sólo había crecido para valer un viaje de sol en ese momento, las palabras de su madre no se pegaban del todo a su pequeña flor de cerebro, que crecía y florecía mientras las frases de su madre entraban por un oído y salían por el otro, nada más que sonidos en diferentes tonos.
Pero ahora lo entendía.
Cuando Louis bajó por fin las escaleras y se dirigió a la cocina, encontró a su madre, Harper, sentada en la mesa del desayuno con lo que parecía ser una especie de objeto de forma rectangular envuelto en papel marrón rústico y decorado con un lazo de cordel como toque final.
—Es un poco pronto para los regalos de Navidad, ¿no crees? —preguntó Louis en tono de broma mientras se encontraba en la puerta. Lo único que hizo su madre como respuesta fue dedicarle una cálida sonrisa antes de tendérselo, invitándole a tomarlo. Con inquietud, se encontró con ella en el centro y se lo quitó, deshaciendo el lazo y desenvolviendo el regalo. En sus manos había un diario adornado al estilo del siglo XVIII, con una cubierta de cuero y detalles de lámina de oro en los bordes y en el lomo.
Era un diario destinado a los más grandes escritores, los que tenían mil años de conocimiento que derramar y lo hacían por escrito porque no podían confiar en que la tradición oral les hiciera justicia, la posibilidad de que sus párrafos estuvieran sesgados era demasiado grande. Louis recorrió el lomo con el dedo, sin saber qué responder porque aún estaba maravillado con el diario que había descansado en sus manos.
—Te vi mirándolo mientras estábamos en Flourish y Blotts el otro día —respondió su madre—, cada vez que pasabas por esa mesa, le echabas un vistazo rápido antes de seguir adelante y agarrar lo que necesitabas. Considéralo un regalo de regreso a clases.
—No tenías que regalarme esto —Louis levantó la vista, sonriendo como si hubiera visto el sol por primera vez—. Podría haber comprado esto yo mismo. Ya has pagado mis libros. Es lo menos que podía hacer.
—Pero no lo hiciste. Y además, es mi trabajo cuidar de ti. —Su madre le señaló con el dedo en respuesta, sonriendo burlonamente, antes de tirar de él en un abrazo, envolviéndolo en una calidez sin igual. Louis devolvió el abrazo con la misma seriedad, apretando y oliendo algo florido antes de soltarlo.
—Gracias. La verdad es que necesitaba un nuevo diario, ya que se me estaba acabando el otro. Así que debes haberme leído la mente.
—Considéralo una intuición materna.
Louis sonrió una vez más.
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IN NOX, SUM VERITAS ━━ draco malfoy
Fanfic❝ en la noche, yo soy la verdad. ❞ harry potter ; hbp ━ dh draco malfoy x louis nox original de sanktham traducción por lueaxwin hermosa portada por xElsyLight