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En la habitación el aroma de ambos se encontraba espeso, ambos aún en boxer se besaban y acariciaban con hambre. Esta vez el que estaba encima del pequeño cuerpo era Steve, comenzó a descender por sus pezones besandolos y chupando, el otro solo gemía y jadeaba por las atenciones de su Alfa.

Su Alfa, que bien sonaba, tan perfecto, tan correcto, pues así ambos lo sentían.

— Mgh Steve...— Sentía espasmos por todo su cuerpo

— ¿Estás seguro mi luna?— Preguntó jadeante

— S-si— Respondió como pudo,  dejó de besarlo acariciando sus mejillas — Te te necesito Stevie, eres mio — Lo miró fijamente, sólo pudo atinar a sonreír, amaba a su genio, la manera posesiva en la que le hablaba o lo miraba, le fascinaba.

No quiso hacerlo esperar más, bajó lentamente el boxer de su Omega, que bien sonaba eso, pensó Steve, este olvidó como respirar, estaba muy nervioso.

Obviamente había llegado a besar a chicos, tocar y acariciar un poco, todo eso antes de Steve, pero este sería otro nivel. Claro que ya se lo había comentado a Steve, pues lo sintió necesario para quenno hubiera malos entendidos.

Y ConcCon él ya aquí no quiso más citas, se enfocó en conquistarlo poco a poco, con sutileza, caminar coqueta y delicadamente hacia él, moviéndose con gracia y elegancia, agachándose frente a él, incluso tuvo un par de citas, claro no pasando nada, al llegar volvía risueño y Steve sólo lo observaba con el ceño fruncido, mientras Howard reía para sus adentros, pues conocía a su hijo, sabía por qué lo hacía.

Porque el rubio sería suyo, por eso lo hacía.

— Mgh Steve— Una mano lo hizo salir de su estupor, pues acarició levemente su miembro, sacando quejidos de sus rosados labios. Continuó la caricia, hasta que comenzó a masturbarlo, sólo como un Steve Rogers podía hacerlo con un Tony Stark, sólo con él.

Alfa y Omega, líneas alternas o no, destinados a fin de cuentas.

La masturbación continuaba mientras el castaño gemía de placer, jadeando el nombre de su Alfa — Más, dame más, Steve.

— ¿Es tu primera vez cariño?— El Omega lo observó con sus ojos brillosos y rostro rojo, asintiendo lentamente, pues Steve no había dejado de masturbarlo en ningún momento, sólo asintió entendiendo que debía ser más precavido y sonriendo orgulloso, pues a su Alfa le encantaba la idea de ser el primero y el último, simple naturaleza, a Steve jamás le importó no ser ni el primero ni el segundo hombre para Tony, pues entendía que había vivido más de 30 años sin él.

Pero este Tony era uno completamente diferente y suyo, al fin suyo, después de tanto lo tenía entre sus brazos, con esto en mente continuó masturbandolo con más rapidez, hasta que sintió que se contrajo, gritó su nombre terminando en su mano.

El Omega sonreía mientras los espasmos lo atacaban.

— ¿Ya te habías masturbado, cierto amor?— Pues era bien sabido que los Omegas sin vínculo en sus celos se tocaban o utilizaban juguetes para complacerse en lo que el calor sesaba. Aparte al tener poco de haber cumplido los 20 años era obvio que era así, pues los celos se intensificaban.

El Omega asintió como pudo, aún sentía los estragos de su orgasmo y Steve no se detenía en masturbarlo, condujo su otra mano lentamente hacia su entrada, sólo acariciando el borde. El otro se retorció por completo, gritando y gimiendo de placer.

— M-mas — Suplico con sus ojitos llorosos y labios inchados, gracias a los besos de Steve.

— ¿Ya habías metido algo antes?— El omega mordió sus labios completamente rojo, asintió débilmente

— Te imaginaba tí Steve, mgh— Gemía una y otra vez.

Sonrió entendiendo que en cada celo lo llamaba, pues él mismo lo sentía pero debía controlarse.  No quiso hacer esperar a su Omega, comenzó a adentrar un dedo, mientras gemía y jadeaba el nombre del otro, en ese momento sintió como su alma se despegó de su cuerpo, para volver a unirse y sentir la experiencia de Steve en su ser.

Continuó adentrando un dedo, decidió meter otro, esperando no incomodarlo, pero se encontraba tan receptivo, que continuó gimiendo, su rostro reflejaba su placer absoluto, cuando de un momento a otro comenzó a gritar, claro que no tan fuerte, aunque sintió que debería guardar silencio, el rubio tapó su boca y eso no hizo otra cosa, más que encenderlos a ambos.

El grito se debió a que había encontrado su punto dulce, pues sus expresiones se lo decían. Decidió meter otro y este no pudo más con todas las sensaciones acumuladas y se corrió por segunda vez.

Vio como Steve se levantaba y se quitaba la única prenda que lo cubría. Se mordió su labio inferior observando el glande, que era enorme y goteaba pre-semen, se veía tan apetitoso, se moría por seguir y que terminara dentro de él.

💛🌙💛🌙💛🌙

800 palabras de lectura
Gracias por leer
Mañana subo capítulo 😘


Vuelve (Stony-Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora