Todo gracias a Wattpad

1: Alex.

— ¡Alex, baja a desayunar!  — Grito mi mamá desde el piso de abajo.

Baje las escaleras.

— No tengo hambre, mamá.

— No te he visto comer en días, Alexa, tienes que comer algo.

— Si he comido, es sólo que no frente a ti. No te preocupes, estoy bien. Adiós — Le di un beso en la mejilla y salí de mi casa.

Comencé a correr mientras escuchaba música, y pronto llegue a la escuela.

No tenía ni un sólo amigo ahí, ni uno. Pero no me importaba, yo solo iba a estudiar, no a hacer amigos.

Guarde mi teléfono y mi mochila en mi casillero, y entre a mi clase.

[...]

Ya era descanso. No tenía nada que hacer, ni con quien hablar, así que tome mi celular y mis audífonos y me encerré en el salón de música.

Antes de poder poner mi playlist, me llego un mensaje.

Kaira <3
Hola, oye, acabo de actualizar mi historia en Wattpad y es todo un éxito!

¿Wattpad?

Yo
¿Qué es Wattpad?

Kaira <3
Es una app para escribir y leer, deberías instalarla, ya que te encanta hacer ambas cosas.

Yo
Lo pensaré. 💖

Salí de WhatsApp y entre de nuevo a Spotify, dándole click a mi lista y comenzando a escucharla.

Kaira era mi mejor amiga, pero ella vivía en Colombia y yo en México. Éramos amigas a distancia.

Sonó la campana, indicando el final del receso.

Salí de el salón de música y me dirigí a mi respectiva clase.

— ¡Miren, ahí va la fenómeno! — Todos comenzaron a reírse de mí.

— ¡Métanse su maldito fenómeno por el ano, idiotas! — Grite, y me metí a mi salón.

— Lo haría, pero no me...— Azote la puerta del salón.

Me decían así y se reían de mí por ser lesbiana. Maldita bola de homofóbicos.

Al terminar las clases, fui la primera en salir del salón.

— ¿Adónde tan rapido, fenómeno?  — Me hablo una voz masculina.

— A la cama de tu madre, idiota — Le respondí, y le enseñe el dedo del medio.

— ¡Maldita homosexual!  — Está vez me grito una chica.

— ¡Me das asco!  

— ¡Te le acercas a mi novia y te parto la cara, machorra! 

Seguí recibiendo insultos, como de costumbre.

Salí de la escuela y camine hacía mi casa, reteniendo las lagrimas.

 — No llores, Alex, eres fuerte, muy fuerte...— Me repetía una y otra vez, aunque sabía que no era así.

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Si