♦ VII ♦

3.8K 495 309
                                    

Draken // Seishu








Siete meses.

213 días.

5113 horas.

Alejado de Mikey.

Alejado de Koko.

Alejados de su corazón.

Les dolía estar alejados.

Nunca habían estado separados tanto tiempo y saber que posiblemente sea para siempre, quemaba.

Lo que más odiaban, era creer que así pasarían toda su vida.

Atrapados en la soledad.

Un suspiro salió de ambas bocas.

Se miraron extraños, más no tardaron en estallar de risas.

Habían aprendido que el otro también sufría de un corazón roto.

De una diferente manera, claro.

Pero igual alejado de su alma gemela.

Draken aún esperaba que Mikey cruzará la puerta, saludandolo mientras venía a abrazarlo y besarlo, preguntándole sobre su día.

Pero ¿Acaso él se merecía tal acto de amor? Ni siquiera había movido un músculo para buscarlo.

Seishu quería creer que Koko lo estaría buscando, realmente le rogaba al cielo por qué él llegara y lo abrazara por la espalda para decirle que lo había extrañado. Que lo mirara a él.

Aun se reprendía mentalmente por pensar en esas cosas. Ambos habían terminado y ese era el fin.

El día había acabado normalmente, habían guardado todo y cerrado.

Cómo habitualmente lo hacían, se acompañaron hasta cierto punto en el camino, hablando de los nuevos repuestos que habían encargado, sobre cómo les iba en la vida fuera del trabajo.

Se habían vuelto unos grandes amigos.

- ¿Quieres ir a tomar algo? - ofreció el ahora pelinegro.

- Claro - aceptó el pequeño, siguiendolo.








El alcohol en su sangre les hacía más sensibles y volubles.

Sí, ambos habían caído en aquella trampa.

Aquel ente superior que escribía su jodida historia solo estaba jugando con ellos.

Creando una pócima para arruinar más su vida.

Licor para la ilusión.

La noche avanzaba.

El alcohol llegaba y llegaba.

Ambos creyeron ver a sus exparejas en el otro.

Añoranza para la confusión.

¿Que era esto?

Acaso Mikey estaba a su lado, sonriéndole mientras le ofrecía otro vaso.

Acaso Hajime le miraba de forma burlesca mientras lo abrazaba por los hombros.

Calor para la lujuria.

NO SOY ELLA... |TR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora