IX: All We Are

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Gerard

Siento mi cuerpo moverse y entreabro los ojos muy atontado.

¿Dónde carajos estoy?

No recuerdo haberme dormido en mi escritorio...otra vez.

—¿Estás bien? —Una voz me saca poco a poco de mis ensoñaciones nocturnas, y me arrullo los ojos.

Trato de enfocar mi vista y veo la imagen de un ángel iluminando mi vista, sus ojos están preocupados y sus labios forman una pequeña y trémula sonrisa. —Llevas mucho rato en esa posición, y empecé a asustarme.

Me estiro rápidamente al entender el contexto de sus palabras. —¿Cuánto tiempo llevas despierta? —Y lo más importante en este momento.— ¿Qué hora es?

Ella se sienta en el colchón y se retuerce las manos mientras fija su vista al suelo. Su aspecto sumiso, me parece menos que encantador, considerando la circunstancias. Me paso la mano por el cabello y gruño levemente, esperando una respuesta de su parte.

Ella inhala con fuerza y se muerde el labio, antes de decir una palabra.—Llevo más o menos...un par de horas despierta...y ya van a ser las 10 de la noche...

¡Joder! ¿Cuánto tiempo estuve en esta posición?

Empiezo a sacar cuentas mentales y un gruñido me saca de mis ensoñaciones.

Miro a Sunshine de reojo, y ella baja la mirada apenada, mientras vuelvo a escuchar el mismo ruido...proveniente de su estómago. —¿Ya cenaste? —Ella niega ligeramente y una pregunta aún más aterradora, pasa por mi cabeza. —¿Acaso has comido algo...hoy?

La escucho tragar con fuerza y mantiene la mirada fija en el suelo. Le tomo de la mejilla, y puedo ver el rastrojo de sangre seca que aún se mantiene allí. —¿Sunshine...?

—No...

Ahogo la maldición, y trato de mantenerme imposible para no asustarla. —¿Y por qué...?

Ella suspira y se aleja de mi mano, con una mirada que quisiera decir "¿Acaso no es obvio?". Y no, para mí no es obvio. —Si no lo he cocinado...no puedo comerlo.

Alzo la ceja en respuesta y ella se sonroja tímidamente. A pesar de que se ve hermosa, no puedo dejar pasar por alto su respuesta. —¿Cómo dices? ¿Quién te dijo semejante estupidez?

Al momento de hacer la pregunta, mi mente por si sola, fórmula la respuesta: Shirley.

—¿Fue ella verdad? —Elena no responde y suspiro sumamente cansado. —Espérame aquí.

Ella me toma de la manga, mientras me paro y camino hasta la puerta. —¿Qué?...¡No! ¿Qué vas a hacer?

Tomo su mano con mi mano cubierta y acaricio sus nudillos ligeramente con mi pulgar. —Lo que debí haber hecho, desde un principio...Ocuparme del orden de este lugar.

Antes de que ella abra la boca, salgo de su habitación rápidamente hasta las escaleras, las cuales bajo de dos en dos muy apurado.

Me aliso la camisa al llegar al vestíbulo y me consigo con Margaret, quien me ve con cara de preocupación y angustia. —Niño Gerard, ¿Cómo sigue la niña?

Le tomo de las manos y le doy una leve sonrisa. —Estará bien, no te preocupes Margaret.

—Debí cuidarla...no debí irme a limpiar las habitaciones después de que le entregué esa nota. —Frunzo el ceño curioso.

¿Nota? ¿Qué nota?

—¿De qué hablas Margaret...? —Ella hace un gesto con la mano, restándole importancia. —Una que llegó esta mañana para ella, pero luego me fui...y cuando regresé, escuché a Shirley llorar y a Mickey ir tras ella...

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora