Compañero de equipo

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—Historia larga.—agité mi mano restándole importancia.Deseando que olvidaran el tema.

—¡Vamos!—Tyler se quejó— ¡Tenemos tiempo,Leen!—me miró haciendo pucheros.

—Pero...—el vibrar de la campana me interrumpió—¡Yihi! ¡Salvada!—chillé moviendo los brazos de un lado a otro.

Tyler soltó un gruñido.

—Bien... ¿Qué les toca?—preguntó cambiando de tema.

—Mmm, ¿Artes?—dije no muy segura.

—Matemáticas.—América gruñó.

—Uh, te toca con tu novio.—las cejas de Tyler bailaron con picardía.

—No es mi novio y...espera, ¡¿cómo sabes su horario?!—exclamó sorprendida.

Tyler lo único que hizo fue guiñar un ojo en respuesta.

Él tiene sus contactos.

—¡Hola! ¿no se dan cuenta de mi problema? ¡Me toca con Cameron!—chilló.

—Uuh te sabes su nombre—dije burlona siguiendo el juego.América rodó los ojos.

—Como sea chicas, ¡ya largo!—Tyler nos empujó sin pizca de sensibilidad.—Y tú... ¡ve a cazar, chica! Rawr...—su mano se estrelló en mi trasero y la mía en su cara.

(...)

Cuando entré al salón el único asiento disponible era al lado de Hayes,no me molestaba en lo absoluto,pero si Tyler estuviera aquí estaría riendose a carcajadas.

—¡Hey!—saludó.

—Hola.—dije no queriendo sonar interesada pero...¡vamos! Era Hayes,me escuché más emocionada que una niña cuando le dan la Barbie que tanto quiere.

Él sólo se rió levemente.

En serio.Soy.Una.Idiota.

—Buenos días,alumnos—la profesora de artes dio su entrada,vestida con sus típicos vestidos hippie chic y,no se veía mal.Le quedaba bien puesto que era joven, quizás unos veinticuatro años.

—Muy bien,hoy vamos a empezar haciendo equipos para...—todos empezaron a hablar y a buscar compañeros,sin prestarle más atención— ¡¿Por qué nunca se esperan a que yo termine de hablar,mierda!?—sip ya lo he dicho,de unos veinticuatro no pasaba—Yo los haré.—suspiró y buscó en su lista—Ahm...—rebuscó— ¡Ya sé! Mejor  se juntan con su compañero de al lado—sonrió satisfecha por su arduo trabajo.

—Ehm,entonces ¿en tu casa o en la mía...?

Mierda...eso sonó mal.

Él entendió lo mismo que yo y sonrió coqueto.

—Di-digo, ¿en q-qué casa lo hacemos?

¡Eso de nuevo sonó mal!

Mami, ¿por qué me hiciste tan idiota?

Hayes levantó una ceja y rió,divertido de mi propia suerte.

—¡Digo! Lo del proyecto—casi gruñí,avergonzada a más no poder.

—Yo siempre pensé eso,no sé que pensabas tú.—alzó sus hombros librándose de cualquier culpa para después sonreírme de la forma más dulce e inocente,abriendo más esos ojos grandes y azules.

—No yo...—balbuceé.

—En mi casa entonces.—afirmó dando por sentado todo y se levantó a decirle algo a la maestra para posteriormente salir dejándome a mí aún congelada.

Cuando ya no este ; Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora