CONOCIENDO A MI ANFITRIONA
AIMEE
Iban a dar las 6 de la mañana.
No había podido dormir mucho, estaba jodidamente cansada y un poco estresada.
Cada que cerraba los malditos ojos, los recuerdos me empezaban a atacar, no sabía por qué, pero estaba harta, quería sentirme segura y fui al único lugar dónde sabía que me iba sentir así. Necesitaba a mi hermano, necesitaba sentirme segura y sus abrazos me hacían sentir eso. Seguridad.
Fui directo a la puerta de la habitación de Jamie y toqué. Durante unos minutos no respondió, eso fue raro, Jamie siempre se despertaba temprano. Volví a tocar con más insistencia.
Hasta que, por fin abrió la puerta de golpe.
—¿Qué pasó? –preguntó mientras bostezaba.
Se veía cansado y como si un auto lo hubiera arrollado, o sea, que se veía muy jodido.
—Hola, hermanito –le sonreí con inocencia–. Tu hermana necesita un abrazo –alcé mis brazos y le hice un puchero.
—¡Por el amor de Dios! No, ahora no puedo, ranita –expresó mientras se daba la vuelta y volvía a su habitación.
Bajé mis brazos, lo seguí y cerré la puerta.
—¿Estás bien, Jamie?
Él se tiró en su cama y se mantuvo boca bajo.
—Sí, solo que desperté con un terrible dolor de cabeza y solo quiero dormir.
Lo observé detenidamente, realmente se veía muy jodido, aún llevaba puesta la ropa que usó el día anterior, eso era raro. Normalmente Jamie siempre era muy limpio, se preocupa mucho por su aspecto.
Verlo todo jodido como si hubiese salido de fiesta –cosa que era imposible– me hizo pensar que algo malo le pasó. Mi instinto curioso, me hizo acercarme a él, para poder investigar sobre lo que pasó en su salida y me acosté a su lado en la cama.
Jamie aún tenía los ojos cerrados.
—¿Cómo te fue ayer con Sterling?
Él no dijo nada, solamente se quedó acostado con los ojos cerrados, me subí a su espalda y soltó una queja.
—¡Jamie! –susurré en oído.
—Mmm.
—¡Jamie! –volví a decir en un susurro.
Nada, no hizo nada y grité con todas mis fuerzas para que me hiciera caso.
—¡Despierta, Jamie!
Se dio la vuelta y me tiró de la cama.
—¡Por todos los cielos! ¡Aimee, casi me rompes el tímpano! Déjame dormir, te prometo que cuando no tenga sueño te cuento todo, ahora no puedo.
Me quedé con la boca abierta, mientras veía como se volvía a acomodar en la cama y se tapaba con las sábanas, me puse de pie. Esa caída me dolió demasiado que comencé a sobarme el culo para aliviar el dolor.
Me encaminé hacia la puerta, pero el sonido de un celular me detuvo, di la vuelta y vi el celular de mi hermano en la mesita de noche. Quizás debía irme a desayunar, eso sería lo mejor, pero mi maldita curiosidad me ganó y me dirigí a la mesita de noche y tomé el celular.
—Una miradita no le hace daño a nadie jiji.
Cuando estuvo en mi mano volvió a sonar, avisando que llegó un nuevo mensaje, me sobresalté y volteé hacia la cama. Jamie estaba profundamente dormido, eso me relajó.
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LA REINA INFERNAL (Una lucha de poder)
Aléatoire¿Alguna vez has estado entre el cielo y el infierno y no sabes qué camino elegir? ¿Has dudado acerca de todas tus creencias? ¿Cómo sabes qué es lo que está bien y lo que está mal? ¿Has vivido entre demonios? ¿Te has enamorado de uno y te ha hecho...