Mi última carta.

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"Querida Jennie:

No comenzaré esta carta preguntándote sobre como estás porque sé que no estás bien después de mi partida. Antes de que comiences a leer mi última carta, quiero pedirte que no llores por mi. No quiero que lo hagas, realmente odio ver tus lagrimas bajar por tus hermosas mejillas. Una linda mujer cómo tú, no debería de llorar por algo tan patético como yo.

Nini, por favor, tienes que sonreír siempre, no quiero que esa hermosa sonrisa sea arruinada por mi. Por favor... tienes que ser feliz, tienes que seguir adelante sin mi.

Aquí comenzará todo. Tienes que prometerme que seguirás adelante como si nada de esto hubiera pasado, ¿Sí?

Antes de ti, antes de conocerte y antes de haber sido lo que fuimos, antes de todo eso, yo no era nadie. Créeme cuando te digo que no era nadie, no tenía un destino a donde ir, era una alma sin rumbo que hacia todo a la ligera. Antes de ti no sabia que iba hacer en un futuro, no sabia que se aproximaba de mi, y cuando me ponía a pensarlo, siempre daba en la misma respuesta. ¿Sabes cuál era? La muerte.

¿Alguna vez has sentido como todo se rompe? ¿Has sentido que todo se cae sin darte cuenta? Te contaré un poco más, ¿Vale?

Me sentía tan rota, tan vacía por dentro, tan destruida, tan acabada... siempre me sentí de esa manera pero, cuando llegaste a mi vida, supe que todo iba a mejorar y así fue siempre, solo que... hay cosas que no pude lograr jamás, y una de ellas, fue cumplir cada meta y cada sueño que teníamos ambas.

¿Recuerdas como nos conocimos? Tú estabas interesada en aprender a tocar la guitarra solo porque al idiota de tu ex novio le gustaba tocar la guitarra. Cuando te vi entrar a esa tienda donde trabajaba los fines de semana para poder pagar la universidad, ya que, en ese momento no tenia a nadie y cuando digo a nadie, es a nadie. Mis papás me mandaron a la mierda por mi orientación sexual, me dijeron tantas cosas que nunca voy a olvidar y que siempre las tendré marcadas así como los golpes que me daba aquel hombre que se hacía llamar "Papá" pero, no nos alejemos de lo que te estoy hablando. Cuando te vi entrar a esa tienda donde trabajaba, te vi entrar con el ceño fruncido y con una mueca que significaba que no entendías una mierda. Recuerdo perfectamente como me miraste a los ojos y pude sentir que eras la persona que siempre busqué. En tus ojos pude ver mi reflejo apagado y triste. Sabia que tu también estabas rota así como yo pero, solo eras una clienta más. Me acerqué a ti y te respondí:

"Buenas tardes, señorita, ¿Busca algo en especial?"

Recuerdo como me miraste y sonreíste con una sonrisa sincera en tus labios.

Te juro que nunca había visto una sonrisa más hermosa como la tuya. Tu perfecta dentadura alineada sobre tus labios color rojo tentación, tus ojos felinos que se hacían al sonreír y el puente de tu nariz arrugarse cuando sonreías.

Supe que todo estaba mal cuando me sonreíste.

"Necesito una guitarra y un buen maestro o maestra que me enseñe a tocar la guitarra para poder gustarle a mi novio."

Respondiste avergonzada, te miré a los ojos y te sonreí de la misma manera que tu lo hiciste la primera vez.

"Claro, señorita. Tenemos toda clase de guitarras en nuestra tienda, ya le explico bien, y sobre alguien que le pueda enseñar... yo le podría ayudar con eso."

"¿Haría eso por mi?" Asentí con un color carmesí en mis mejillas.

"¿Cuánto tendría que pagarle?"

Lo pensé por un momento pero la curiosidad me ganó.

"¿Por qué quiere aprender a tocar la guitarra? No es por faltarle al respeto pero se nota que no sabe nada de esto. ¿Por qué le tienes que gustar a tu novio si tocas la guitarra?"

Mi última carta. | ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora