Tocadiscos

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• Sirius Black x Regulus Black • 


Los suspiros y jadeos placenteros salían de su boca sin ningún pudor. Sonaba I can't quit you baby de fondo mientras frotaba su mano sobre su miembro con el pantalón apenas abierto y sus caderas no paraban de moverse cada vez más. Amaba la voz de Sirius cantando y era feliz de que se escuchara a través de las paredes.

Pronto su respiración se agitó más y en el calor del momento se deshizo de sus pantalones junto con su ropa interior y se acomodó mejor en la cama con las piernas muy abiertas. Su mano subía y bajaba cada vez más rápido, miró hacia la pared que conectaba con el cuarto de su hermano. Escuchó su voz rasposa cantando, otro gemido salió de sus labios y a Regulus le supo bien sentirse así.

No quería acabar de esa forma, estaba muy excitado, necesitaba más que solo tocarse. Sin pensarlo y algo impaciente buscó su varita para aplicar el encantamiento que había aprendido hace unos meses.

La vibración en su entrada y su entrepierna era algo inigualable. Su piel se erizaba de placer al escuchar la voz que le ponía así de duro.


So I'm gonna put you down for awhile

I said I can't quit you baby


Con la respiración entrecortada y las piernas temblorosas se colocó hincado sobre su cama con una almohada entre las piernas, comenzó a hacer fricción entre su miembro y ésta, fingiendo que era el trasero de su hermano.

Lo imaginaba pidiéndole más, rogando por él mientras Regulus enredaba su mano en la cabellera de Sirius y le hacía gritar de placer, él se bebía su piel aperlada sin parar de penetrarlo una y otra vez.

Estaba por llegar, podría sentirlo.


Said you know I love you baby

My love for you I could never hide


El placer de pensar en Sirius debajo de él mientras su entrada no paraba de sentir vibraciones era mucho más de lo que podía soportar. Tenía el trasero redondo de su hermano entre sus piernas, gimiendo su nombre con esa voz que le fascinaba.

Sintió ese tirón en la parte baja del vientre y su cuerpo se tenso dejándolo correr sobre su almohada, aunque en su mente era la espalda de...

- Sirius.

Jadeo Regulus y se dejó caer en la cama, estaba exhausto pero aún se sentía excitado, la voz de Sirius se seguía escuchando y tuvo que quitar el hechizo antes de volver a estar completamente duro.

Su camisa estaba desarreglada y podía sentir el sudor corriendo por su cuello.

Ese estúpido tocadiscos sería su perdición.

Sirius había recibido ese obsequio de su tío Alphard. Regulus no entendía lo impresionante del obsequio, era un simple tocadiscos. Solo que no lo era y se dio cuenta ese mismo día.

Su relación con Sirius siempre había sido muy buena, incluso cuando su hermano entró a Hogwarts y tuvieron que separarse.

Regulus recibía cartas de su hermano semanalmente y las leía con devoción. Sirius trataba de contarle detalladamente lo que hacía, sobre sus amigos y como era la escuela. Él vivía encantado imaginando cómo sería ir a Hogwarts y pasar tiempo con Sirius otra vez.

Los años pasaron y con ellos el cuerpo de Regulus iba cambiando. A sus 16 años era más alto que Sirius, cosa que a su hermano no le gustaba nada, pero a Regulus si. Sus fantasías sucias sobre Sirius eran mejores con él siendo el más alto de los dos.

Sus gustos fueron definiéndose mientras crecía y el más arraigado era el que sentía por Sirius. Era extraño lo sabía, pero amaba a su hermano y además le parecía el hombre más atractivo de la tierra.

La primera vez que se había masturbado fue por curiosidad, había escuchado a Sirius hablar del tema con James y él sin nada de experiencia lo intentó. Se tocó sobre el pantalón y le gustó mucho, pero le gustó más la imagen mental de Sirius tocándole.

Cuando pasó el éxtasis se sintió asqueado y culpable, Sirius era su hermano y no podía pensar así de él.

La segunda vez que lo intentó trató de pensar en Tyler Harrison, el buscador de los Ballycastle Bats. Al inicio iba bien, la fricción con su almohada le ponía mucho. Fingió que había terminado derramando su esencia con Tyler en mente, pero muy en el fondo sabía que Sirius se había colado en sus pensamientos para llegar a su orgasmo.

Más veces vinieron y con todas esas aparecía la imagen de Sirius con el trasero expuesto para él, la boca de Sirius succionando cada parte de su cuerpo y Sirius gimiendo su nombre.

Dejó de sentir culpa hace mucho, era su intimidad y su privacidad, además no podía hacerle daño a nadie si nadie se enteraba.

Ese era su secreto más grande y le costaba ocultarlo cuando Sirius le preguntaba si salía con alguien o si estaba interesado en alguna persona.

¿Cómo decirle que la única persona que le interesaba era él?

Regulus sonreía y negaba sentirse atraído por alguien, aunque el sonrojo estaba en su cara y Sirius solo se reía diciendo "ya me enteraré quien te vuelve loco".

El problema es que era él, el que lo volvía loco, era él quien le quitaba el sueño y quien le hacía tener otro tipo de sueños. Regulus solo pedía que nunca nadie se entere de sus más oscuras fantasías.

Y ese estúpido tocadiscos había llegado para demostrarle que podía excitarse mucho más de lo que se había excitado en su vida.

Cuando Sirius probó el tocadiscos, Regulus estaba ahí. Sirius siguió las instrucciones que le dio su tío al pie de la letra y Regulus se paralizó.

Sirius había empezado a usar su varita como un micrófono, su voz grave se oía al ritmo de David Bowie, mientras Regulus sentía un hormigueo en su entrepierna y trataba de ocultar su excitación.

La canción terminó y tuvo que disculparse con su hermano fingiendo que tenía deberes pendientes. Corrió a su cuarto para por fin desabotonarse el pantalón y comenzar a tocarse.

Sirius seguía cantando y pronto Regulus yacía con el pantalón y su ropa interior hasta las pantorrillas recargado en la pared donde sabía que al otro lado estaba su hermano. Las caricias en su miembro incrementaron conforme la canción avanzaba y no tardó mucho en correrse con la voz de Sirius de fondo.

Ese día aprendió que sus fantasías podían ser mucho más sucias de lo que habían sido antes. Pero estaba bien porque nadie lo sabía y él seguiría oyendo cantar a Sirius imaginándolo gimiendo en su oído y pidiendo que se lo folle.  


•••••

"Siempre hay una primera vez para todo"  yo justificando escribir incesto entre estos dos y ademas con smut.

Me ha encantado escribir esto de verdad.

Espero que les haya gustado, nos leemos mañana.

- Boris. 

Regulustober | Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora