Longing of the Soul | Anhelo del alma

5|Diferentes prioridades|

Advertencias : Pensamientos semi-suicidas. Harry no ha llegado todavía, pero está cansado de luchar y piensa en la muerte más de lo que debería. Ron es un idiota. Él no es malvado, esto no es una 'regla de Slytherins, un fic de babeo de Gryffindors', pero Ron es voluble e inmaduro, como suelen ser los adolescentes. Traté de hacer que pareciera un drama adolescente típico en lugar de un festival de "Odio a Ron". De cualquier modo eso espero.

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2 de octubre de 1997

Después de esa detención, Snape se relajó. Por un momento, Harry pensó que tal vez el hombre había reconocido su sufrimiento y se había dedicado a limpiar calderos por la bondad de su corazón. Para la siguiente clase de pociones, quería reírse de su propia estupidez. A Snape no le importaba el sufrimiento de Harry. Sólo había aflojado porque el último castigo casi había matado a Harry y no podía permitirse el lujo de ser despedido.

Harry se estremeció con el recuerdo mientras se dirigía al almuerzo, solo, como siempre. Merlín, nunca le había dolido tanto en su vida. Al final de su castigo ese día, no había podido respirar sin angustia, pero Snape lo había impulsado sin descanso. Al menos hasta que la magia de Harry flaqueó y falló, y el imbécil se había dado cuenta por fin de lo grave que se había vuelto la situación de Harry. El bastardo había curado su magia, pero no fue suficiente para quitarle el dolor. Incluso ahora, casi un mes después, le seguían doliendo los huesos.

Como era habitual en su nueva rutina, Harry eligió un asiento alejado de los demás Gryffindors y almorzó en silencio. Los de primer año que estaban cerca de él le dieron un amplio margen, pues se habían acostumbrado al estado de ánimo abatido de Harry.

Neville, según su rutina habitual estos días, se sentó un par de asientos más abajo de Harry. No habló. Harry ya había dejado claro que no quería hablar, pero Neville le hacía compañía de todos modos. Teniendo en cuenta que Ron y Hermione se habían dado por vencidos después del tercer día y que, incluso ahora, estaban demasiado absortos el uno en el otro como para notar el aislamiento de Harry, éste agradeció el apoyo silencioso de Neville. Si tan sólo Harry no tuviera tanto miedo de provocar una guerra al hablar con él, volvería a abrir las líneas de comunicación.

Pero las armas no estaban hechas para tener amigos. No podía permitirse olvidarlo de nuevo. La última vez había llevado a toda la casa a la guerra. Y Harry había causado suficiente daño.

El recuerdo de la visión de anoche le revolvió el estómago-ellos sufren por ti, Harry Potter. Mueren en tu nombre-las lágrimas le quemaron la parte posterior de los párpados y Harry las parpadeó. Pronto pondría fin a esto. Sólo tenía que encontrar la forma de matar al maldito bastardo. Entonces, su propósito estaría completo y tal vez podría encontrar la paz en la muerte que le había faltado en la vida.

Pero cuando recordó quién le esperaría en el otro lado, dudó que pudiera encontrar el reposo. Tenía varios asuntos pendientes con su familia. Por mucho que quisiera, no podía olvidar lo que había visto en aquel pensadero. Por mucho que Snape lo odiara, Harry no podía devolverle el odio.

Dioses, realmente era un tonto.

-Hola, Harry-

Ginny. Se acercó y lo miró por encima de su comida, pero Harry la ignoró en la medida de lo posible. No podía evitarla del todo, pero tal vez si fingía no darse cuenta, ella acabaría por entenderlo. Merlín, esperaba que lo hiciera de todos modos. Las constantes miradas de la muchacha se arrastraban por su piel como si fueran hormigas.

Harry cogió su sándwich y trató de atragantarse con algunas verduras al vapor. Era fácil de comer, fácil para su estómago, y los nutrientes lo mantendrían vivo incluso con su asombrosa falta de apetito. ¿Quién quería comer cuando cada noche era un nuevo horror? Aun así, tenía que intentarlo. Necesitaba su fuerza para luchar contra las visiones de Imperius.