MARATÓN #3
El señor K arrojó la sierra sobre el banco de trabajo y se limpió las manos con una toalla.
Bien, diablos, pensó. El maldito vampiro había muerto. Había intentado por todos los medios despertar al macho, incluso con el cincel, y había revuelto completamente el granero durante el proceso. Había sangre de vampiro por todas partes. Al menos la limpieza le resultaría fácil.
El señor K se dirigió hacia las puertas dobles y las abrió. Justo en ese momento, el sol despuntaba sobre una colina lejana y una encantadora luz dorada se iba extendiendo suavemente por todo del paisaje. Retrocedió cuando el interior del granero se iluminó.
El cuerpo del vampiro explotó con una llamarada, y el resto de la sangre que empapaba el suelo bajo la mesa se evaporo en una nube de humo. Una suave brisa matutina se llevó lejos el Hedor de la carne quemada.
El señor K se dirigió hacia la luz de la mañana, mirando la neblina que empezaba a disiparse sobre el césped de la parte trasera. No estaba dispuesto a asumir que había fracasado. El plan habría funcionado si no se hubiera encontrado con esos policías y no hubiera tenido que utilizar dos dardos suplementarios con su prisionero. Sólo necesitaba volver a intentarlo.
Su obsesión por la tortura hacia que se sintiera ansioso
Sin embargo, de momento tenía que detener los asesinatos de prostitutas. Aquellos estúpidos policías sirvieron también para recordarle que no podía actuar cuando le viniera en gana y que podían atraparlo.
La idea de encontrarse con la ley, no le resultaba especialmente molesta. Pero se enorgullecía de la perfección de sus operaciones.
Por eso había escogido a las prostitutas como cebo. Suponía que si una o dos aparecían muertas, no sería motivo de escándalo. Era menos probable que tuvieran una familia que las llorara, por lo que la policía no estaría tan presionada para detener al asesino. En cuanto a la inevitable investigación, tendrían un amplio surtido de sospechosos entre los proxenetas y delincuentes que trabajaban en los callejones, donde la policía podría elegir.
Pero eso no significaba que pudiera volverse descuidado. Ni que abusara del Valle de las Prostitutas.
Regresó al granero, guardó sus herramientas y se dirigió a la casa. Revisó sus mensajes antes de meterse a la ducha.
Había varios.
El más importante era de Billy Riddle. Evidentemente, el muchacho había tenido un encuentro perturbador la noche anterior y había llamado poco después de la una de la madrugada.
Era bueno que estuviera buscando consuelo, pensó el señor K. Y probablemente había llegado el momento de tener una conversación sobre su futuro.
Una hora después, el señor K se dirigió a la academia, abrió las puertas y las dejó sin echar el cerrojo.
Los restrictores a los que había ordenado reunirse con él para informarle empezaron a llegar poco después. Pudo oírles hablar en voz baja en el vestíbulo al lado de su oficina. En el momento en que se acercó a ellos, se callaron y se quedaron mirándolo. Vestían trajes de faena negros, sus rostros estaban sombríos. Sólo había uno que no se había decolorado. El corte a cepillo del cabello negro del señor O destacaba entre los demás, al igual que sus oscuros ojos castaños.
Según pasaba el tiempo que permanecía un restrictor en la Sociedad, sus características físicas individuales se iban diluyendo progresivamente. Los cabellos castaños, negros y rojizos se volvían color ceniza pálida, los matices amarillentos, carmesí o bronceados de la piel se transformaban en un blanco descolorido. El proceso generalmente tardaba una década, aunque todavía se veían algunos mechones oscuros alrededor del rostro de O.
ESTÁS LEYENDO
AMANTE ETERNO MEWGULF
Novela JuvenilUn Rey vampiro de sangre pura poco dispuesto a liderar su clan, su familia. Cada vez son menos, se están extinguiendo. Un chico que pensaba que los vampiros solo eran cuentos de hadas, hasta que se enteró que era mitad humano mitad vampiro. Uno de...