La miró alejarse después de pedirle un imposible para él, hablar con su padre, había lazos irreconciliables entre ambos, de nada serviría hablar con el duque Richard Granchester, como le dijera desde hace tanto tiempo, ya no sabía ¿cuándo fue la última vez que lo llamara papá? Era una imagen muy borrosa en su mente, era como si recordara el fragmentos de un sueño, en un hermoso día de picnic con su madre y él cargándolo y jugando entre brazos.
No tenía ningún caso de hablar con él, ese hombre era el culpable de que su madre se quitara la vida, «si tan solo la hubiese amado un poco más, tal vez mi madre no hubiese buscado la puerta fácil» eran preguntas que se había hecho tantas veces a lo largo de su vida.
Su madre después de su nacimiento había perdido el interés o placer en las cosas, todo le parecía indiferente, es por eso que le había pedido a Richard volver a Hollywood y trabajar una temporada, tal vez así su estado de ánimo cambiaría, pero fue todo lo contrario, tenía irritabilidad por las cosas, a veces lloraba por nada, empezó a tener falta de concentración para memorizar los guiones de sus películas así que regresó a Londres, después de unos años.
El duque la aceptó por su hijo, pero la noche que se suicidó habló con ella para tratar de ayudarle.
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—Eleanor, No puedes seguir así, tu hijo te ama y necesita de ti, necesitas ayuda.
—Estás insinuando que estoy loca.
—No de ninguna manera, yo mismo he hablado con el psicólogo, empecé a ir a terapia después de que tú te fueras a California, él piensa que tuviste depresión post parto y al no atenderte piensa que has desarrollado un trastorno depresivo crónico.
—No, no pienso ver a nadie, tu eres un idiota hablando de mi con tu loquero —gritó enfadada la actriz.
—¡Hazlo por Terry! ¡Por favor! No es por mi, tu hijo te ama y te necesita y yo también te necesito —alcanzó a decirle antes de que ella azotará la puerta de la gran biblioteca al salir.
Eleanor fue a la cocina esa noche, empezó a gritarle al ama de llaves que se encontraba ahí en esos momentos que necesitaba una botella de whisky.
—Señora tengo órdenes de no darle licor —mencionó temerosa la mujer.
—¿Cómo te atreves? —ella arrebato de sus manos un juego de llaves, para dirigirse a la cava—. Si tienes algo que decir ve y corre a decirle al duque, no me importa.
Esa noche Eleanor tomó una botella de whisky de la bodega y una de vino tinto. El tomar era un hábito que había formado pues era la única manera en la que podía conciliar el sueño.
La actriz entró a su habitación, quería dejar de sentirse como lo hacía, pero ni ella misma se comprendía. Tomó un trago de licor de la botella, se sentó en un pequeño escritorio de su habitación, sacó una hoja de papel del cajón, tomó una pluma y pudo observar el porta retrato con una foto de Terry y empezó a escribir.
Querido Hijo:
Se que no tengo ningún derecho de llamarte así, todo este tiempo he sido una madre ausente, elegí mi carrera antes que a ti, creí que perseguía mis sueños, pero descubrí que en este momento no los tengo, nada me satisface, soy una mala madre, pero el consejo que puedo darte es: persigue tus sueños, lucha por ellos y se feliz.
Te amo tu madre
Eleanor Baker
«Yo, soy lo peor que les pudo pasar, serán más felices sin mí» pensó mientras daba un trago más al licor. Se dirigió al baño.
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AL LIMITE
Fiksi PenggemarLa muerte de su madre lo marcó, las exigencias de su padre lo hicieron duro. Lo único que lo hacía sentir vivo era la adrenalina y la emoción correr a más de 330K/h. Al posar sus manos sobre el volante ahuyentaba los demonios y así sentía poder mant...