Capítulo 2

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Kenai Jones

Nada estaba saliendo como esperaba, mi padre se enojó por un reporte que encontró mi madre en mi mochila, pretendía dárselo, pero tengo muy mala memoria, y aquí nos encontrábamos los dos peleando como siempre, no me sorprendía la mayor parte del tiempo simpre la pasábamos peleando, pero siendo sincero hoy no tenía ganas de escuchar a nadie.

—Kenai, estás bajando mucho tus calificaciones — dijo mi madre, y  era cierto, pero ya no me importaba si repetía el año o no.

—Qué importa — me encogi de hombros dándole a entender que no me importaba en lo absoluto.

—Eres un bueno para nada, nunca puedes hacer nada bien, sólo eres un estorbo, eres una carga para mi, ¿acaso vas al instituto a fumar? ¿Vas a drogarte? No, tu vas a ese instituto para estudiar y podernos librar de ti, es lo que eh querido desde que llegaste— wow.... sus palabras dolían, pero que puedo decir, era verdad y no podía hacer nada, y por otra parte ya me estába acostumbrando.

—Benjamín, basta.

—No, está bien mamá, después de todo mi padre tiene razón, para el soy un simple drogadicto que no sirve para nada — tome mi suéter y salí de la casa, a lo lejos se podían oir los gritos de mi padre protestando por mi acción.

Eran al rededor de las 9 me dirigía con Sarah, no entendía la necesidad de mi padre al enviarme a citas con la psicóloga todos los domingos, pero negarme a ir era algo que no podía hacer. Camine un rato, sinceramente no me gusta ocupar mucho el celular, lo uso de vez en cuando para escuchar música o molestar a Edwin, es mi mejor amigo de años, llevamos 17 años de conocernos, es casi cómo mi hermano. Y lo era, ese cabron supo ganar mi confianza.

Llegué a mi destino, aún faltaba un poco para mi cita, supuse que Sarah estaba dando otras pláticas así que solo me senté y espere a que terminará.

Después de media hora la puerta del consultorio se abrió, de este salio una chica cómo si su vida dependiera de ello, ella era peliroja, ojos color avellana, piel blanca, no era muy alta, la vi caminar hacia la salida, se detuvo al percatarse de mi presencia y me miro sin pudor algúno, era incómodo tener su mirada encima sin que disimulara un poco así que decidí hablar.

—Hey — hice una pequeña pausa y volví a hablar — ¿Tengo algo en la cara? — la chica me miro y torpemente respondió.

—Am.... no — había sonado más como una pregunta que una afirmación.

—¿Entonces? Tienes que ser más discreta niña.

—Delicado — pude escucharla decir aquello antes de que  entrará y le respondí.

—Torpe — era cierto y ella lo sabía, me levanté y entre al consultorio antes se que pudiera hablar, supongo que se fue.

—Kenai, ¿Cómo estás? — la voz de Sarah aveces era irritante.

—¿Normal? — no estaba bien, sin embargo no quería decirlo, me quede mirándola de pié.

—Siéntate — la verdad hubiera preferido que me dijera que podía irme, pero no fue haci y volvió a hablar — ¿Qué tal tu mañana?

—Grandiosa — dije sarcástico y dio un suspiro.

—¿Pasó algo con tus padres?

Definitivamente no quería hablar de esto pero no tenía opción así que respondí a su pregunta — con mi padre de echó, un pequeño desacuerdo.... cómo siempre.

Sarah me miro, anotó algo en una hoja y dirigió su mirada hacía mi — bien, todos tenemos desacuerdos en algún momento, cuentame, ¿Qué lo ocasionó esta vez?

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