Capítulo 10

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"1177 palabras"

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Narra Toni:

Llevábamos 1h dentro de la tienda siendo rehenes y nos habían atado las manos y las piernas con cinta adhesiva.

El ambiente se sentía pesado, no solo por la mezcla de olores, sino por la tensión que había, todo el mundo quería irse de allí pero parecía que esto no se terminaría nunca.

Miré a Carlo, el cual se encontraba mirando a "H" fijamente.

"¿Y a éste que le pasa?" me pregunté mentalmente mientras seguía observando a los demás rehenes.

José estaba apoyado en una pared mientras se quedaba dormido "enserio, ¿quién se puede dormir en medio de un atraco?" negué con la cabeza y dirigí mi mirada hacia la esquina de la tienda.

En la esquina de la tienda se encontraba Salinas, estaba a punto de tener un ataque de ansiedad, no solo lo delataba su agrio olor, sino que estaba sudando mucho y tenía pequeños temblores en las manos y en parte de su cuerpo.

Debía ayudarle, pero siendo sinceros, apreciaba más mi vida que la suya.

Estaba mirando a Salinas, pensando en si ayudarle o no, hasta que sentí una persona detrás mía.

- Toni ¿verdad? - dijo la persona que se había acercado a mi anteriormente, asentí con la cabeza.

Giré la cabeza hacia su dirección y le miré, era uno de los atracadores, para ser exactos "G", mi lobo movió la cola con felicidad mientras aullaba, no entendía el porque, asi que lo ignoré.

Se sentó en el mostrador sin quitarme la mirada de encima y empezó a jugar con sus pies ya que no le llegaban al suelo por lo bajo que era, mostré una sonrisa al ver aquello ya que me causo un poco de ternura.

Intenté olfatear el aire para ver si percibía su olor, pero fue en vano ya que no olía a nada, seguramente había usado un inhibidor o algo.

- Bonita tienda - dijo el chico de ojos azules, le miré extrañado.

Le miré a los ojos fijamente y sentí como mi lobo se removía dentro de mi, no sabía lo que pasaba, era una sensación nueva y me... ¿gustaba?

- G ya vino la policía, tenemos que negociar - dijo el otro atracador haciendo que "G" se bajase del mostrador, antes de irse se agachó y me susurró algo en el oído.

- Deberíais de guardar mejor las pistolitas de juguete, alguien podría hacerse daño - se levantó del suelo y pude ver como me guiñaba un ojo, no sabía quien era aquel chico pero quería conocerlo.

Es un poco inusual conocer al que podría ser el amor de tu vida en un atraco, pero eso lo hace especial ¿no?

Narra Horacio:

El atraco no había durado mucho, de hecho estaba llegando a su fin.

Me acerqué a Gustabo, quien se encontraba hablando con uno de los rehenes, si mal no recuerdo uno de los dueños.

Nos separamos de aquel alfa y vi a Gustabo susurrarle algo al oído, después de eso vi como se levantaba y venía hacia mi de nuevo.

Freccia del destino [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora