Introducción.

9 2 0
                                    

Nishimura Riki ha estado escapándose de casa a cada medianoche desde que tiene 17 años.

Unas semanas más tarde de cumplir 18 años, se escapa como siempre suele hacer cuando su reloj de muñeca marca las doce de la noche.

Sale por la ventana de su habitación, la deja levemente abierta y baja con cuidado por el lateral del tejado.
Con su monopatín, cortesía de su hermano Daniel, se dirige hacia el mirador de Mokpo, el lugar en el que vivía desde que llegó a Corea del Sur hace diez años. Ahí podía observar gran parte de la ciudad y admirar las luces de las casas, letreros y grandes edificios.

Una hora más tarde, volvió a su hogar.

Trepó por una enrededadera de plantas que daban hasta su habitación, pero algo le extrañó mucho. La ventana estaba cerrada y además, con seguro.

Trató de ver a través del cristal en aquella habitación y extrañándose de ver cosas que nunca tuvo, dirigió su vista inconscientemente hacia la cama, encontrado una figura metida entre sus sábanas y durmiendo, al parecer.

Gritó asustado, creyendo que se había entrado un okupa, y por poco no cae de aquella enredadera que tenía más años que él.

Bajó rápidamente, corrió hacia la parte trasera de su hogar y agradeciendo mentalmente de que la puerta estuviese abierta, corrió hacia la habitación de sus padres y llamó a esta a golpes.
Cuando sus progenitores salieron, medio dormidos, empezó a hablar, en un japonés acelerado.

- ¡Mamá, papá! Hay alguien en mi cama, he salido a dar un paseo y y y al volver, no he podido entrar, ¡hay que llamar a la policía!

Tomó aire por la adrenalina del momento, apartando con un movimiento el cabello rubio que caía por su frente.

Pero sus dos padres lo miraron con algo de miedo y...

- ¿Y tú quién eres? ¡Fuera de casa! ¡No te acerques a nuestro hijo! Si no te vas ahora, ¡llamaré a la policía!

Los gritos de su padre, lo alarmaron. ¿Por qué no lo reconocían?

Le obligaron a irse, y Ni-ki, con miedo, corrió lejos de aquella casa, directamente dirigiéndose a la comisaría más cercana.

Antes de entrar allí, decidió descansar en un banco. Hacía frío y solo llevaba una sudadera y una chaqueta, los pantalones tejanos no ayudaban en nada para soportar aquellos menos tres grados.

- ¿Por qué no me reconocen? Sólo fui a pasear como siempre y al volver... ¿quién era esa persona?

Con ganas de llorar, mordió su labio inferior, hasta que sintió que alguien se sentaba a su lado.

- ¡Por fin te encuentro! No sabes cuánto rato llevo buscándote, en serio. Para empezar, ¿crees que eres el único que ha vivido algo así? No, niño, yo llevo así dos meses.

Un chico que se asemejaba a un perro, con una sonrisa deslumbrante y un acento raro, lo miraba con una pequeña sonrisa, provocando que Ni-ki se confundiera aún más, sobretodo porque ese chico había venido de repente a hablar con él.

- P-perdón, ¿te conozco?

- ¡Oh! Lo siento, soy Shim Jake, soy australiano pero llevo viviendo en Corea como por unos... no sé, muchos años.

Ni-ki abrió la boca para hablar, pero nada salía de su boca pues había recordado sus palabras anteriores.

- Dijiste que me estabas buscando... ¿A qué te referías?

Jake sonrió aún más (si es que era posible) y se acomodó en ese banco. Apenas Ni-ki se daba cuenta de que llevaban los mismos pantalones sólo que los de Jake eran negros y su chaqueta blanca.

- Verás, es que yo llevo un mes viviendo de las calles, buscando una manera de volver a mi casa... Recuerdo que salí de la universidad para ir a mi casa como un día normal y... Nadie de mi familia me reconoció. Estaba pasando por tu barrio cuando vi cómo trepabas hacia una ventana y luego cómo te alterabas y... Te seguí hasta aquí, sí, eso es, sólo eso...

Notó que tragaba, desviando su vista momentáneamente, pero prefirió callar, pensando que era porque se sentía apenado por haberlo seguido.

- Hmm... Entonces... ¿Llevas un mes sin que nadie te reconozca? Yo nunca te he visto por aquí...

- Oh, es que vivía en Seúl pero desde que parece que he desaparecido de repente... He ido viajando por Corea para buscar la solución a esto, ¿no crees que es raro?

Riki asintió con la cabeza, abrazándose a si mismo cuando sintió una ráfaga de viento colarse por todo su cuerpo.

- Debes de tener frío, ¿no? ¿Quieres ir a un centro de esos en los que le dan comida a los sin techo? Al menos se está caliente ahí dentro.

El menor negó con la cabeza, quería entrar primeramente a la comisaría, cosa a la que Jake se negó por completo porque decía que no lo iban a reconocer, que era una tontería intentarlo y que sería una pérdida de tiempo por lo que prácticamente se llevó a rastras al menor de allí, sin rumbo alguno al que dirigirse.

- Escúchame...

- Me llamo Nishimura Riki pero puedes llamarme Ni-ki.

- Escúchame, Nini... Es bonito Nini, te llamaré Nini. ¡Bueno! El hecho de que haya encontrado a alguien que también está en la misma situación que yo, es un gran alivio porque así no estaré solo en esto. Mis esperanzas se estaban desvaneciendo a cada día que pasaba y... Encontrarte ha sido bueno porque podemos encontrar una solución juntos. ¿No crees que si estamos ambos, habrán más personas en nuestra misma situación?

No dijo nada, Ni-ki sólo asintió con la cabeza, sintiendo la calidez de la mano de su nuevo... ¿compañero? ¿amigo? Bueno, Jake llevaba un mes en su situación, en parte le relajaba saber que no se estaba volviendo loco.

- Creo que si estamos juntos, de alguna manera podremos encontrar una solución y volver con nuestras familias... Quizás tengamos que recordar sucesos o encontrar pistas. Aunque lo más importante ahora es encontrar un lugar para dormir, quizás bajo el puente, es cómodo porque hay un colchón que yo mismo llevé cuando una familia lo iba a tirar a la basura, aunque tampoco tenemos comida...

- Creo... Hablas mucho, ¿te lo han dicho alguna vez?

Jake soltó una pequeña risa, atrayendo a Ni-ki contra su cuerpo para abrazarlo por los hombros.

- Muchas veces, pequeño.

El menor en ese entonces recordó algo y metió la mano en el bolsillo de su chaqueta, sacando de esta, varios billetes que hicieron que Jake abriese la boca sorprendido.

- ¿Vamos a un hotel?

- Ni-ki... me gustas, tú y yo vamos a llevarnos muy bien. ¡Seremos compañeros de aventura!

Y con Jake gritando y Ni-ki aún algo cohibido por la repentina amistad que estaban forjando, ambos se fueron a buscar un hotel barato en el que les sirvieran cena y desayuno, sin percatarse de los problemas que se avecinaban a tan sólo unos metros de ellos...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 02, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Perdidos en el presente - ENHYPEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora