Capítulo 42: Los Victorian

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Algunos días habían transcurrido, y la verdad es que no había visto más al hombre de la estación ni la anciana, que por un supuesto accidente, hizo sangrar a Dexter.

Todo parecía bastante normal, había caminado varias veces al pueblo en busca de leche y otras cosas, y por el momento, nada extraño o que me alarmara había ocurrido.

Creo que Dexter podría tener razón, tal vez, estaba algo paranoica luego de que éste me contase lo que había ocurrido con sus padres.

Decidí relajarme un poco y disfrutar de nuestra hija y de la nueva vida que estábamos viviendo juntos, dejando atrás las preocupaciones.

Cada vez que mi desconfianza y mi paranoia se apoderaba de mi cabeza, creo que hería a Dexter. Le hacía recordar lo vivido con sus padres, y eso lo estaba matando. Así que, la Emily desconfiada tuvo que hacerse a un lado por el momento.

Katrina estaba muy bien, comía, dormía, lloraba y hacía sus necesidad bastantes veces al día. Esa era su única rutina. Dexter, me estaba ayudando muchísimo con la bebé, éste estaba siendo un gran padre, por lo que estaba muy orgullosa de él.

Dexter y yo, habíamos comenzado a planificar la boda. La boda se realizaría en la casa, en el patio, lo que me emocionaba muchísimo. Ya habíamos hablado con unas mujeres del pueblo las cuáles se encargarían de planificar, organizar y ayudarnos en todo lo relacionado a la boda.

Hoy, habíamos decidido ir a escoger mi traje de novia, al igual que Dexter escogería el de él. Ya faltaba poco para la boda, algunos meses, ya que Dexter había decidido hacerla pronto.

—¿Estás listo? —Pregunté a Dexter mientras tomaba a Katrina de su cama.

—Sí, ya casi. —Comenzó a colocarse los zapatos.

Me dirigí con Katrina hacia la planta baja, una vez ahí, comencé a colocarla en su carriola. Ésta, ya había comido y había hecho sus necesidades, por lo que estaba profundamente dormida.

Mientras colocaba a Katrina en su carriola, lenta y delicadamente, para no despertarla, Dexter baja por las escaleras rápidamente.

—¡Listo! —Se dirigió a la puerta y la abrió para mí, para que pudiera salir con la carriola. —¿Emocionada por escoger tu traje de novia? —Sonrió cerrando la puerta con cerrojo tras él.

—¡Sí, lo estoy! Espero que me queden bien, todavía tengo el vientre algo hinchado. —Dije mientras caminábamos.

—Te verás bien, siempre te ves bien. —Sonrió.

Al llegar al pueblo y entrar a la tienda de vestidos, una señora muy amable nos atendió. Ésta, rápidamente, al decir que buscábamos vestidos para nuestra boda, me llevó a mí para un área de la tienda, en tanto un caballero se llevaba a Dexter hacia el lado opuesto.

Al parecer, en la misma tienda, vendían tanto mi vestido, como el de Dexter.

—¿Qué estilo quieres querida? ¿Corte de sirena, de princesa o algo diferente? —Comenzó a mirar entre los vestidos que ésta ofrecía.

—No lo sé, quiero algo sencillo, nada muy elegante o elaborado.

—¿Nada elegante? ¡Pero mujer, te vas a casar! ¡Tienes que verte reluciente y glamorosa ése día! —Me miró cómo si yo estuviera loca. —Traeré algunos de los estilos más populares de éste año. —Comenzó a tomar vestidos y a ponerlos dentro del probador.

Tras colocar unos cinco trajes, ésta me dijo que me los midiera. Entré al probador junto con la carriola de Katrina, ya que era muy amplio y podía medirme los trajes sin dificultad.

Colegio Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora