Sentimiento

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A la mañana siguiente el peliblanco pensó que todo había sido un sueño pero no. El vendaje y la medicina que Delfia le había dado estaban hay... ella estuvo hay.

Pasaron días y todo siguió como antes, el peliblanco no salía de su carpa con la idea de no salir esta estar lo suficientemente bien, últimamente tenía pesadilla.

De su niñez, su madre morir, él triunfando pero a la vez siendo traicionado como su tío, el como sería su vida si su tío si no lo hubiera lanzado por ese acantilado para luego caer en la realidad y ver que ese final feliz jamás ocurriría.

La curandera iba a su carpa para limpiar sus vendaje hasta ya no tenerla y sentirse mucho más mejor.

Al ser un demonio se podía regenerar o curarse por sí solo... pero al tener su parte mortal ese proceso tardaba días y semanas.

Según una orden de Hera, debía mover a todos los gigantes que se encontraban dispersos por varias zonas ocultas de Grecia y estos cuerpos los tenía que trasladar a Melidoni en una parte muy específica. Esto hacia algunas semanas desde que conoció a la Diosa y la verdad ya lo había entendió desde esa visita en su carpa.

Quería liberarlos y no quería que el bastardo que su madre tuvo con Zeus y ni un dios se metiera o se interponga en su camino.

- Mi señor - un demonio apareció y Serafín alzó su mirada - Todo está casi listo ¿Quiere algo más? - le pregunta.

- No... si - se corrigió y el demonio lo miró - Quiero que le digas a la mortal que la quiero aquí en la noche - el ser frunció el ceño - ¿Hay algún problema? - le pregunta Serafín al ver su rostro, este cambio su expresión.

- ¿Qué? No, nada señor - niega con su cabeza - ¿Eso es todo? - le pregunta y se puso nervioso al ver que este se levanta y camina hacia él.

- Si, no le digas a nadie que te dije eso, solo a ella y si alguien te pregunta tú no dices nada - dice Serafín con advertencia y este traga saliva - Eso es todo, ahora ve - dice y el demonio sale de hay con rapidez.

(...)

Le había sorprendido, en serio la había sorprendido y lo que más le extrañaba, era ella misma.

Nunca se había arreglado muy bien, salvo para algunas reuniones en donde su padre llevaba amistades a su hogar y su madre siempre le reprendía si un mechón de su cabello estaba suelto.

Su cabello esta libre, sin ninguna trenza o algo que lo sujetara, ya le comenzaba a gustar las ondas que este creaba naturalmente, vestía un como vestido de blanco que le llegaba a las pantorrillas y unas sandalias hasta los tobillos muy cómodos.

Una de las doncellas entró en su carpa diciendo que Serafín, su señor. La esperaba en su carpa, con algo de nerviosismo se había levantado de su asiento y caminó hacia la carpa.

Hacía unas horas había discutido con Teseo, ya que este decía que el líder solo quería jugar con ella. Como todos los hombres que se acercaban a ella en la Apolis.

Tachándola de inocente y boba.

- ¿Es que acaso no ves la intensiones de esa... cosa? - Delfia lo miró - El solo quiere usarte - dice Teseo.

- ¿Y tú cómo sabes eso? - le pregunta Delfia.

- Delfi no vayas a defenderlo... -

- No, no lo defiendo - dice y se cruza de brazos - Solo digo que él no me a dado esa impresión - dice Delfia.

- Eso es lo que él quiere - dice Teseo - Eh escuchado cosas sobre ti y... -

- ¿Qué es lo que as escuchado? - el demonio se detiene - Dímelo - dice Delfia y este traga saliva.

Linea de sangre #2 《Serafín BLOOD OF ZEUS》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora