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🧛🏻‍♂️1🧛🏼‍♂️

Otro día más pasaba y él seguía regresando al mismo lugar. Habían varias razones por las que dicha biblioteca atraía tanto a Krist. La primera razón era que estaba abierta hasta muy tarde...

Se apresuró a subir los escalones de la entrada en la ventosa noche de octubre, con el olor a hojas secas de otoño esparcidas a su alrededor. Había tratado de mantenerse alejado de ese lugar, pero no pudo aguantar el impulso, abrió la puerta principal y entró...

La segunda razón que lo atraía, era la suave iluminación que había dentro de la biblioteca. Caminó por el pasillo entre las largas mesas donde el resplandor amarillo de lámparas antiguas se encendía en cada una. Él podía distinguir a distancia cada color oscuro de los estantes que estaban más allá.

Recordó que en el pasado ese lugar había sido una iglesia consagrada, pero no es que importara realmente.
Sin embargo, lo que aún más le atraía e importaba de esa biblioteca, mientras rodeaba el extremo de las estanterías, era que podía observar a Singto sentado en el escritorio de referencias.

Se arregló y alisó la chaqueta para acercarse a saludarlo.

-¡Buenas noches, Singto!
Singto miró hacia arriba, claramente nervioso...

-¡B... buenas noches, Krist!

-¿Y cómo es que estás tan enérgico en el día los muertos? -Singto sonrió con ironía.

-Tengo la clara sensación de que el karma está tratando de patear mi trasero.
Él sonrió suavemente.

-Ha sido mi experiencia que el karma tiende a considerar las cosas a largo plazo.

El teléfono timbró, así que Krist se despidió asintiendo con la cabeza, girando sus pies para caminar hacia la mesa que habitualmente escogía, se sentó y abrió su computadora portátil.

Esta noche había algo diferente en Singto, pensó Krist, pero no podía señalarlo del todo, se veía bastante... delicioso como sus copas con líquido rojo.

Sintió la oleada de hambre inundar su cuerpo, Dios esta no era una buena noche para esto. No había comido en días y no se había permitido el placer de estar con una persona en más de un siglo. El hambre que corría por su cuerpo era tanto sexual, como la necesidad de comida.

El olor y la atracción de la cercaría eran lo suficiente como para que él se alimentara, era tanto una parte de sus deseos sexuales como una búsqueda de sustento. Deseaba la liberación era casi insoportable. ¿Por qué se torturó a sí mismo de esta manera?

Krist cerró los ojos, su mano tocó sobre las telas encima de su pecho firme. Él, se sorprendería, siempre lo hacían, por la fuerza de hierro de su brazo izquierdo mientras rodearía su cintura y la apretaría, poniendo las suaves curvas de Singto en contacto con la tensa longitud de su cuerpo. Lamería y chuparía el costado de su cuello, saboreando el sabor ligeramente salado de su piel. ¡Agh!, la emoción de su jadeo cuando él tiernamente mordiera su hermoso cuello bronceado, dándose un festín finalmente.

Espero que les guste esta nueva historia será muy corta y suave 🤞😌

Gracias por leer ❤️⭐