SÁLVAME (LALITER)

24. No puedo vivir sin ti, no hay manera

Al recibir ese mensaje Peter salió corriendo de la residencia, se cruzó con la directora pelirroja, pero ni se paró cuando ella le habló, ella intuía que algo había pasado con Lali, sabía que esos dos estaban en una especie de relación desde que Mariana había salido del centro, solo esperaba que lo que le estuviese pasando a Lali no fuese lo que ella imaginaba.

Peter estaba muy nervioso después del mensaje que le había escrito su prima, se sentó en su coche y cuando intentó arrancar vio como le temblaba las manos, no podía conducir así. Salió de su vehículo y llamó a un taxi, mientras esperaba le devolvió el mensaje a Allegra.

"¿Aún está en el estudio?"

Su prima tardó un par de minutos en escribir, pero él lo sintió como horas, sentía que cuanto más tardaba en estar con Lali más la perdía, y odiaba ese sentimiento, odiaba no saber si estaba bien.

"No, hace un rato que se ha ido a su casa. Recuerda que ya no eres su psiquiatra, no actúes como tal, simplemente se su novio".

Novio, aún no le había preguntado si quería estar en una relación con él, no sabía cómo preguntárselo, sentía que le diría que no, está tan ocupada con la serie, su música, que lo último que necesita ahora es un novio. Y si además tiene una recaída los problemas típicos de una pareja no le vendrían nada bien.

Al fin, después de que para Peter fuera una eternidad, llegó el taxi. Le dio la dirección de la casa de Lali, no suelen quedarse allí, se hizo costumbre quedarse en el apartamento de Peter, Rochi y ella se llevan genial, así que a Lali le encanta ir, no solo para verlo a Peter, sino también para hablar con la hermana pequeña del lunares.

Pero no podía negarlo, la casa de Lali era mil veces mejor. La primera vez que fue se quedó anonadado, parecía una mansión, tiene dos pisos, un jardín gigante con piscina, no, definitivamente era una mansión. Lali le explicó que ser artista en estos tiempos hace que consigas mucho dinero, pero no le gusta presumir de ello, y eso quedaba claro, había decidido quedarse con sus padres los primeros meses cuando podría haber estado muy tranquila en su inmenso hogar.

Lali le dio una llave de su casa a Peter, por ello él no se lo pensó dos veces y entró directamente, estaba desesperado por verla bien, no había nadie en el salón ni en la cocina, que eran las primeras instancias de la casa. Recuperó el aire cuando la encontró en su estudio casero, sentada en uno de los sillones, escribiendo, ella la miró sorprendida, nunca había entrado sin su permiso.

-Hola Pitt, ¿todo bien? – Le preguntó, mientras dejaba el cuaderno apoyado en una de las mesitas que tenía. Él solo la miraba, respirando rápido, entre los nervios y haber corrido por la casa había retenido el aire demasiado tiempo. – Peter, me estás asustando. – Le dice riéndose.

Peter se acerca a ella, y se pone de cuclillas enfrente de ella, para estar un poco por debajo de su altura. No decía nada, solo le miraba todos y cada uno de sus rasgos, ella se mantuvo callada, esperando a que él le explicase que le pasaba.

-¿Tú estás bien? – Sí, sus tres primeras palabras fueron esas, esas palabras que tantas veces le han dicho que no puede decir a una persona que está pasando por un momento duro en su vida.

-Em, sí, ¿Peter que te pasa? – Le pregunta, ya preocupándose por la actitud de su... bueno, de su chico.

-Si sientes que necesitas ir a hablar con alguien, ves, no lo dudes. – Le dice, mirándola, ella sigue confundida, lo ve con los ojos cristalinos, como si estuviese a punto de llorar. – Pero por favor, no te hagas daño.

A Lali esas palabras la mataron, lo veía indefenso, como un niño pequeño, que le está suplicando, le está suplicando que se cuide, y ella le quiere prometer que no va a hacer nada, pero su cabeza no para de funcionar, no para de atacarla, no duerme bien, los únicos momentos en los que descansa, aunque sea solo un par de horas, es cuando duerme acostada al lado de él. Él le da calma, pero en estos momentos él está de todo menos calmado.