Capítulo 45

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-Se acerca el baile de Navidad -anunció la profesora McGonagall al final de una de las clases de transfiguración -. Es uno de las tradiciones durante el Torneo de los tres magos.

Varias chicas se rieron por lo bajo y hablaban con sus amigas mientras señalaban a Harry. Liam observó divertido lo incómodo que parecía estar su estudiante, pero debería haber esperado esto. Harry se había enfrentado a un dragón a base de puñetazos y había logrado herirlo, por supuesto que algo así atraería la atención de algunas chicas de su edad.

-Será obligatoria la túnica de gala -prosiguió la profesora McGonagall -. El baile tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzará a las ocho en punto y terminará a medianoche, por supuesto el mismo día de Navidad. 

Liam soltó un suspiro porque tendría que comprar ropa solo para el evento, aunque siempre podría fabricarla él mismo.

-Ahora bien, el baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para tirar la caña a alguien -continuó la mujer, recorriendo con la mirada toda la clase. Varios alumnos no pudieron evitar soltar risillas ante las palabras de la profesora -. No obstante eso no quiere decir que vayamos a exigir menos del comportamiento que esperamos de los alumnos de Hogwarts. Dejar al colegio en mal lugar conllevaría serios castigos por los que, y creedme, no queréis pasar.

Como si estuviera todo planeado, nada más finalizó lo que la profesora quería decir sonó el timbre que anunciaba el final de la clase.

Liam se retrasó un poco a propósito para ver la cara de Harry cuando le dijeron que los campeones tendrían que bailar con una pareja de forma obligada, basta decir que no pudo aguantarse las lágrimas de la risa.

Se marcharon los dos, Liam aún riendo y Harry con la expresión de alguien que va a la guerra sabiendo que no iba a volver. El pobre chico incluso hubiera preferido volver a enfrentarse al colacuerno húngaro.

Días más tarde se pudo apreciar hasta qué punto tenían las hormonas revueltas los estudiantes de Hogwarts, Liam nunca había visto a tanta gente apuntada para quedarse en Navidad, de hecho probablemente era algún tipo de récord histórico.

Al cultivador nadie lo había invitado a ir al baile, probablemente era debido a su apariencia un poco intimidante y a su comportamiento extravagante, pero tampoco lo molestaba. De hecho tener éxito con las chicas era algo que nunca había querido o deseado, simplemente se preocupaba más por otras cosas.

Ji Ming en cambio se había visto tan abrumado como el joven Potter. Su apariencia era la misma que la de un personaje principal en las novelas de cultivo chinas, muy cercano a la perfección. Tuvo que rechazarlas a todas incómodamente, ni le gustaba bailar ni tenía algún interés romántico en ninguna de ellas. Además le había dicho a su propia estudiante, Luna, que la llevaría al baile para que así pudiera entrar.

Porque solo los estudiantes de cuarto año en adelante podrían participar y los más jóvenes solo podrían si iban como pareja de alguien mayor. Al parecer a Luna le gustaba mucho bailar, así que Ji Ming se ofreció a llevarla y una vez dentro ya la dejaría sola.

Cada día de la última semana del trimestre fue más animado que el anterior. Por todas partes corrían los rumores sobre el baile de Navidad, aunque nadie se creía ni a la mitad de ellos. Por ejemplo, algunos decían que Dumbledore le había comprado a la señora Rosmerta ochocientos barriles de hidromiel con especias, este en particular divirtió bastante a Liam y le permitió burlarse de la cara roja de su maestro. Sin embargo, lo que sí parecía verdad era lo de que habían contratado a Las Brujas de Macbeth. Ni Liam ni Ji Ming sabían quiénes eran exactamente porque nunca habían escuchado música por una radio, o al menos una radio mágica; pero, viendo el entusiasmo de los que sí los conocían, parecía que debían de ser un grupo musical muy famoso.

Pisotear los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora