Déjà vu

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Cuando lo vi a lo lejos supe que me había vuelto loca por completo, ya nada me importaba, desde hacía mucho mi existencia carecía de sentido, eso me permitía hacer este tipo de cosas. Eran casi las once de la noche, la calle estaba vacía, prácticamente en penumbra, solo la iluminaban un par de focos parpadeantes. El ambiente de película de terror no me asustaba, tampoco el encontrarme a esta hora con un extraño, alguien que sólo conocía por internet, acto que cualquiera enjuiciaría.

     Me acerque a él, era atractivo, su boca y sus ojos café, cubiertos en parte por su cabello del mismo color, se complementaban de manera perfecta, tal como el sol y la luna. Llevaba consigo una misteriosa sonrisa, su estatura no rebasaba el metro sesenta y siete, a pesar de ello era fornido, tanto que fácilmente podía ocultarme tras de él sin que nadie sospechara. Su cuerpo desprendía un olor a jabón, menta y hierba recién cortada. Me encantaba que fuese tan guapo y joven, pensaba que era el hombre de mis sueños.

     Estuvimos platicando por más de una hora y media, sentados en la banca de un parque cercano, nos la estábamos pasando bien. Me invito a que lo acompañase a su casa, parecía ser mi oportunidad, pero algo dentro de mi me dijo que no lo hiciera, obedecí a ese presentimiento y le dije que ya debía volver con mi padre, fue lo peor que pude hacer.  Sus ojos se obscurecieron, sus facciones se volvieron más severas, parecía otro. El miedo me inundo, quise correr pero era ya demasiado tarde.

     Me había atrapado, estaba justo detrás mío, con su mano derecha inmovilizaba mis brazos, en la izquierda tenía un cuchillo, amenazaba con dañarme si no cooperara e iba a su casa con él. Sentía el frio tacto del arma sobre mi cintura, comencé a forcejear y a gritar, tan fuerte como podía, nunca debí hacerlo, me apuñalo un par de veces para que me callara, luego huyó.

     Estaba tendida en el suelo desangrándome, en espera de que alguien pasara para ayudarme. En mi delirio veía sus ojos, los sentía tan propios, como si siempre hubieran estado conmigo, ¡Por supuesto, tuve que darme cuenta! Ese aroma, esa sonrisa, esos ojos, todo había aparecido repetidas ocasiones en mis sueños. Déjà vu, era el hombre de mis sueños o mejor dicho de mis pesadillas. ¡Pesadillas! Seguro es eso, ahora debo despertar...


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⏰ Última actualización: Dec 10, 2015 ⏰

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