Capítulo treceJulia Rivera.
Él puso su mano en mi bajo vientre y nerviosa puse mi mano encima de la de él y noté que se hecho una pequeña risa y trato de esconderla tras de mi mientras dábamos vueltas en nuestro propio eje con uno de los brazos extendidos a los lados. Me separé de Aaron y Richard apago la música y caminó hacia nosotros algo peculiar, no extraño en su personalidad.
—¡Excelente! —levantó sus manos caminando hacia nosotros—, Son perfectos para este baile.
—Perfectos —Dijo Roman sentado aún lado mirándonos.
—Obviamente hay que practicar más, dejar esa timidez fuera del escenario, bailar como si se amaran desde siempre, como si se desean —Aaron y yo compartimos miradas unos segundos y luego miramos a Richard—. Bueno, por hoy, creo que terminamos.
—¿Mañana podremos venir? —Pregunté y Richard negó con la cabeza.
—Tengo un compromiso mañana, pero, toda la semana estaré disponible para verlos —Me apresuré a recoger mis cosas y Roman se levanta y camina hacia la puerta.
—¿Nos vemos la otra semana entonces? —Richard asintió y me le acerco y le doy un beso en la mejilla y me separo caminando hacia la salida y Roman estaba ahí esperándome.
—Tu puedes venir cuándo quieras.. —Le dijo Richard mirando a Aaron y por alguna razón me quede en la puerta esperando a ver que respondería Aaron. Él ni siquiera contestó, solo se volteó y agarró su sudadera y empezó a caminar hacia nosotros.
—Tu puedes venir cuándo quieras.. —Repitió Roman la acción de Richard haciéndome reír y tratar de disimularlo y Aaron le tira su sudadera en la cara.
—Muy gracioso —Mencionó abriendo la puerta con su rostro serio que a la vez, me pareció bastante atractivo. Roman se quito la sudadera del rostro y fue a reclamarle a Aaron afuera. Caminé saliendo y viendo las luces que nos alumbraban ya que la noche había caído.
La caminata hasta la parada se torno algo aburrida, aunque al principio, la pequeña discusión entre Aaron y Roman me hizo reír. Roman era bastante extrovertido y Aaron era completamente lo opuesto. Era un idiota, no hablaba mucho, pero conmigo, lo que hablaba era para molestarme y para ser sincero, en realidad lo lograba. Un taxi se detuvo y Aaron se acercó y luego nos dijo a mi y a Roman que nos montáramos y eso hicimos. Me senté en el asiento trasero junto a Roman y el taxi arrancó llevándonos a casa.
✾
El taxi había frenado y busqué en mi cartera para pagar y sentí la mirada de alguien en el retrovisor. Aaron me estaba viendo—. Ya pagué por todos, Julia —Me dijo y lo miré por unos segundos y bajé mi mirada acomodándome para salir.
—Gracias —Baje del taxi y cerré la puerta.
—¿Irás a la fiesta mañana? Amargada —Lo miré por unos segundos. Me molesta que me diga "amargada", no lo soy, bueno tal vez.
Decidí no contestar y voltearme para entrar a mi casa y escuché al taxi empezar a alejarse, miré de hombros y si, ya se habían ido. Volví a mirar hacia delante y me percaté de que el carro de Saúl estaba estacionado a un lado. Al estar frente de la casa, escuché la voz de mi mamá—. ¡¿Entonces te iras así como si no ha pasado nada?! —abrí la puerta de la casa y estaban en la sala discutiendo, pero el silencio apareció al ellos notar que había llegado. Mi mamá me miró y luego compartieron miradas unos segundos. Saúl bajo su mirada suspirando y agarró un maletín que estaba en el sofá y empezó a caminar hacia mi dándome un beso en la cabeza.

ESTÁS LEYENDO
Ella Es Mi Calma ©
Romance¿Cuánto puede afectarte la culpa? A Aaron la vida le ha demostrado que tan difícil se puede poner cuando no se toman las decisiones correctas, el pasado lo atormenta constantemente hasta que la conoce a ella. Extrañamente ella logra calmarlo y eso l...