IV: El juego • Parte II

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Narra Max.

Sus ojos me escanean de arriaba abajo —si fuera una chica insegura no hubiese hecho esto pero bendito sean los genes de los Pimentel Miney — sus labios se curvan en una sonrisa maliciosa, lo mire también cuandos sus ojos se clavaron en mi, mi cora...

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Sus ojos me escanean de arriaba abajo —si fuera una chica insegura no hubiese hecho esto pero bendito sean los genes de los Pimentel Miney — sus labios se curvan en una sonrisa maliciosa, lo mire también cuandos sus ojos se clavaron en mi, mi corazón latio y la habitación a penas iluninada por la luz de luna que entraba por la ventana daba ese aspecto que cualquier persona quisiera en su primera vez pero lamentablemente no iba a darle lo que quería.

Camine hacía él, lo suficientemente cerca como para que mi pecho chocara contra su abdomen por que si, era muchísimo más alto que yo, si de verdad era Ruso iba a respetar si yo dijese que no y no tocará hasta que yo diga.

Sonreí, — Quitalos. — ordene señalando mis zapatos.

Lo admitía.

Me moria por verlo de rodillas frente a mi.

Al principio pense que no lo haría pero sorprendente si, bajo despacio y se arrodillo frente a mi llevando sus manos hacia mis pies, quito un tacon y luego el otro con suma delicadeza, al levantarse sus manos bailaron desde mis tobillos hasta mis muslos en dónde se detuvo para mirarme; el ambiente en la habitación se habia vuelto pesado en una forma muy particular, mi mano se detuvo en su pecho y a pasos lentos lo lleve hacia la cama, él estaba dejando que yo lo guiará por alguna extraña razón. 

Estuvo sobre la cama y me sente a su lado, en sus ojos pude ver la batalla interna que tenia con si mismo y si, yo sabia que el queria besarme pero, supongo que jugare un poco más.

Mis pequeños dedos fueron hacia la orilla de su camisa, sacandola por encima de su cabeza, me quede boba viendo su abdomen y la pequeña cruz en su pecho de la cual no me habia percatado la otra vez.

— Tienes un tatuaje. — susurre.

Ríe, — Tengo muchos. 

— ¿Si?

Se pone de pie dándome la mano para que también me ponga de pie, no entendi nada hasta que se dio la vuelta y pude ver todos los tatuajes en su espalda, por alguna razón quise tocarlos e hice la cosa más estúpida que alguien pueda hacer.

— ¿Puedo? — pregunte. 

¿Estaba preguntando si podia tocarlo? ¿Estaba todo bien conmigo?

Su risa hace eco por todo el lugar, — Acercate, Maxie.

Con cautela me acerqué a él, mi vientre se contrajo en una especie de dolor delicioso cuando sus enormes manos se posicionaron en mis caderas, me tomo por sorpresa que me alzara con tanta facilidad que lo único que pude hacer fue enrrollar mi piernas en su torso, algo extraño paso ahi abajo cuando mi parte íntima choco con su erección, sus manos dejaron de estar en mis caderas para atrapar en ellas mi trasero el cual solo cubria la tela blanca ya que el vestido se enrollo por completo en mis cintura, jadee cuando apretó mi trasero con sus manos.

El desastre Del Que Me Enamore - Joel De León Y Tú (CNCO) Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora