•La tarde del 22 de septiembre•

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– Era un día tranquilo, hasta podría decirse que empezaba a ser bueno. Pero todo se fue en picada hasta que recibí un mensaje y no fue el tuyo anunciando tu llegada de esa fiesta de la que estabas tan emocionado.

Fue tu hermano el que me llamó, era raro ya que nunca lo conocí ni por llamada o vídeo llamada siempre fue por fotos tuyas con él, de todas formas contesté.

Su saludo fue normal, hasta pensé en preguntarle por ti y por qué no habías contestado mis mensajes hace 4 días, quería decirle que te extrañaba mucho. Se quedó mudo por unos momentos hasta que me dió la peor noticia, una inesperada, cargada de lágrimas y preguntas.

Me dijo: – Adriel está muerto. Fuimos el fin de semana a la playa y se lo llevó el mar...

Me sentí en shock, mi cabeza no lo procesaba, las manos me temblaban, por un momento pensé: -mentira-, él me tiene que estar mintiendo.

De verdad por un breve momento pensé que era una broma de muy mal gusto, no fue hasta que vi tu caja de cenizas y flores al rededor de está, que la desesperación, la tristeza e incertidumbre me llenaron sin dejarme ver más allá.

Di un grito que me hirió la garganta, que hizo que mi mamá subiera las escaleras corriendo pensando que me había pasado algo. Entre hipidos y lágrimas surcando mi rostro le dije: – se murio mami, se murió Adriel –. Creo que su cara de estupefacción fue la misma que la mía y casi como si lo comprendiera de inmediato, me abrazo. Entonces me surgió una duda ¿Como puede entenderlo así de rápido? Yo sigo pensando que es un chiste y escucharé su voz de fondo diciéndome lo mucho que me extraña también.

Lo que pasó el resto de la tarde, no lo recuerdo, solo lloré y lloré hasta quedarme dormida, tratando de imaginar que era una pesadilla.


Recuerdos de un alma efímera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora