-Thomas, algún día te vas a terminar matando, y de paso a mí con tantos corajes- le dijo aquella chica de ojos sutilmente café claro, que fácil podrías confundir por un café oscuro si no fuera por el bello destello que logran tener.
-Vamos, Castillo, ¿Acaso tenía razón cuando dije que la pobre niña no podría con mi ritmo?- empezó a reír, pero rápidamente se calló cuando ella puso un algodón con alcohol en su ceja partida, ella se perdía en los ojos de aquel chico, sus ojos azules confundibles con grises por tan leves rasgos como las luces y las diferentes tonalidades, sentía que se perdía entre el cielo y sus nubes cada que los veía, sentía que volando entre esos colores todo era bello, pero la fantasía se rompió y la realidad la jaló a un lugar de heridas y peleas cuando él se quejó.
-Ah, ten cuidado--¿Acaso el niño no puede soportar un poco de alcohol?- ahora ella se burlaba disfrazando su anterior molestia por la reacción.
-Lo hiciste a propósito-
-Claro, yo inventé la limpieza de heridas con alcohol sólo para joderte- su sarcasmo estaba excesivamente roto, y más que nada lo hacía peor por el enojo que tenía dentro, seguía limpiando unas heridas que tenía en su rostro, en el labio, la ceja y pómulos, dónde se encontraban siempre las mayores afectaciones, claro, sin mencionar las manos, sus nudillos terminaban llorando sangre cada noche, en sus piernas habían más moretones de los que ella había podido ver antes, no sabía si algún día las heridas pasarían de un raspón o desgarre a una fractura, o lesión grave, mientras pensaba en eso empezaba a combinar su tristeza e ira y se puso a limpiar la sangre sin ninguna delicadeza.
-Ah, ¿Qué te pasa?- dijo él arrebatando bruscamente el algodón de la mano de ella y poniéndose a limpiar con delicadeza su cuerpo sangrante, ella lo veía con coraje, no sabía que pasa por la mente de aquel muchacho, sólo sabía que estaba harta de terminar en la madrugada limpiando su cuerpo mal herido preguntándose cuando sería el día que un algodón no sería suficiente, su celular se iluminó avisando que el transporte que había pedido ya estaba afuera.
-Debo irme, ya llegó mi taxi y tengo cosas por hacer mañana, tú puedes terminar de limpiarte, creo que suficientes veces lo he hecho como para que hayas aprendido, digo, antes de mi sabías como arreglártelas sólo- guardó todas las cosas que había estado usando en un bote y lo llevó al baño del chico, tomó su suéter y la bolsa que llevaba para rápido irse, ni siquiera espero a despedirse de él, se dirigía a la puerta cuando él notó que no esperaba su compañía para salir, hizo un vago intento por tener una despedida decente.
-Envíame tu ubicación en tiempo real para ver qué vas bien en el taxi-
-Ya la tiene Caro- no dijo más y salió decidida de aquella habitación, le era tan familiar esa casa que no necesitó que la escoltaran hasta la entrada para no perderse o por mera formalidad, ella iba saliendo de aquella casa preciosa cuando él la agarró de la muñeca en la entrada principal.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué te comportas así?- dijo él sin entender porque no le pidió que la llevara a su departamento, su rutina era la misma, ella decía que ya iba a pedir su taxi y entonces él le decía que no era necesario, que él la llevaba, pero esta vez desde que había llegado era diferente, aunque claro que él rogaba en su interior que algún día ella quisiera quedarse a dormir con él, no quería dormir con ella de la forma banal en la que algunos pensaban de tener relaciones sexuales, aunque claro que se moría por probar su cuerpo, pero lo que más deseaba de dormir con ella era poder abrazarla, sentir el calor de su cuerpo pegado a él, emanando dulces respiraciones que le parecían las melodías más bellas, quería sentir que la cuidaba aún en sueños, pero claramente no es capaz de expresar algo tan simple como lo que quiere, ¿Qué puedes esperar de alguien que nunca le han pedido ni lo han dejado expresarse? De un chico que tenía determinado lo que sería sin preguntarle antes, no le tocó una mala vida, ni el peor destino predeterminado que pudo existir, pero por más que uno minimice los problemas de otros porque son "absurdos", realmente no sabemos lo que esto provoca en otras personas.
-¿Sabes lo que me pasa? Qué estoy harta de esto Thomas- dijo arrebatando su mano del agarre de aquel chico que le ganaba por 30 centímetros de altura -Que estoy harta, estoy cansada de venir en la madrugada a curarte, de estar toda la noche de mis fines de semana en una sucia bodega contigo esperando el momento en que un golpe te abra algo de nuevo y yo deba ir a limpiarte, y mientras espero rogar que no haya un mal golpe con él que no pueda ayudarte-
-Si tanto te pesa ayudarme no lo hagas, yo no te pedí que te quedaras, cualquiera quisiera ayudarme- pero en realidad él no quería que cualquiera lo ayudara, él la quería a ella, solamente a ella.
-Perfecto, si tan reemplazable soy para ti, no sé que hice tanto tiempo perdiéndolo aquí- avanzó hasta el carro que la estaba esperando y se subió, no se permitió llorar en aquel lugar porque no le gusta sentirse vulnerable ante nadie, aguantó el dejar correr unas gotas por sus mejillas mientras peleaba con aquel castaño que le robaba los alientos, ni se permitió derrumbarse en el taxi, aunque era prácticamente imposible que volviera a ver al taxista fue claro que ella estaba completamente decidida en quién es, sentirse débil no estaba entre las cosas que se permitía, pero claro, ¿Cómo se permitiría algo más allá de lo que ella considera necesita para ser una adulta funcional? Y claro que es entendible, se enseña que si una es débil te ven como menos, pero ¿Realmente una cosa tiene que ver con la otra? Estamos tan jodidos que queremos hacer todo sin emociones, como si el sentir fuera malo, pero cuando llega alguien que nos hace sentir tanto, en tan poco tiempo y en tantos sentidos, tenemos miedo, no sabemos realmente que hacer con tanto, y es ahí, dónde nos llega un golpe de sensaciones.
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𝑮𝒐𝒍𝒑𝒆 𝑫𝒆 𝑺𝒆𝒏𝒔𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔
Teen Fiction𝓔𝓵 𝓪𝓶𝓸𝓻 𝓮𝓼 𝓮𝓵 𝓭𝓸𝓵𝓸𝓻 𝓶𝓪𝓼 𝓭𝓾𝓵𝓬𝓮 No es difícil amar, el problema es saber expresar que amas a alguien, el problema es superar, es crecer, es soltar, el problema es no dejar pasar el amor por miedo.