Viene lo bueno
Los instintos naturales del hombre son comer, dormir y el placer.
Placer... ¿qué es lo que lo provoca, lo que lo sostiene y lo que lo termina? Black Hat estaba a punto de saberlo de la mejor o peor manera, dependiendo del punto de vista.
Con una fuerza desconocida que posiblemente la droga le dio al delgado cuerpo de Flug, logró arrastrar a su jefe al laboratorio. Por un lado, el señor Hat no quería resignarse, era ridículo y humillante que su empleado le hiciera eso. Mientras tanto, Flug tenía una enorme sonrisa pues, no es que estuviera esperando la oportunidad para poder acostarse con su jefe, sino que estaba drogado y esa noche iba a verse con alguien para hacer lo que estaba a punto de hacer. Ahora, por la estupidez de Hat iba a adelantar ese pendiente y tendría la noche libre para acompañarlo a presentarse con el socio.
Tras entrar al blanco laboratorio, el doctor cerró la puerta tras sí y comenzó a quitarse sus grandes y pesados guantes amarillos en cada paso que daba. Black Hat, recobrando memoria de que él era un demonio y tenía ciertos poderes sobrenaturales, apretó sus puños y dejó salir de su espalda un par de tentáculos para defenderse del doctor, pero este sacó un arma y no dudó ni un segundo en dispararles cuando vio que se dirigían hacia él. Así repetidas veces hasta que Black Hat no pudo regenerar más tentáculos.
Había mucha sangre en el suelo, Flug por un momento hizo cara de asco porque tendría que limpiarlo más tarde, pero su amiguito de abajo hizo que olvidara su pequeña angustia y siguiera con lo suyo.
—¿Es todo? —preguntó el científico levantando su bolsa, dejando ver su rostro: rostro fino y pálido, enormes ojos verdes con ojeras, barba recién rasurada y ondulado cabello castaño que necesitaba un corte. Sonrió, pues una vez que él se quitaba la máscara, no había vuelta atrás.
El demonio, más que terror o preocupación por lo que seguía, se sintió hipnotizado por ese par de esmeraldas brillantes que lo miraban como depredador. Quizá era porque estaba débil por la pérdida de sangre, pero cuando tuvo al doctor justo enfrente de él, abrió un poco sus brazos y se abalanzó en un abrazo donde pudo ver más de cerca esos ojos que le gustaron. Su instinto fue besarlo, pero el doctor hizo una mueca de asco, puso una mano encima del rostro del señor Hat y con su pulgar, recorrió sus labios.
—No sea romántico, señor Black Hat, yo no beso a sucios demonios.
Terminando de decir esas crueles palabras, Flug palpó la mejilla de Black Hat un par de veces y lo empujó, tirándolo al suelo, manchándose de su propia sangre.
—¡¿Qué fue lo que dijiste?! —el demonio estaba avergonzado e hirviendo en rabia.
—Espero disfrutes esto.
Acto seguido, el joven científico tomó e inmovilizó a su jefe por detrás y lo guió hacia un escritorio donde había planos viejos. Hat, en un intento por apoyarse, terminó manchando de color carmín esas hojas amarillentas y desesperadamente trató de zafarse, pero el doctor lo pegó más al escritorio, lastimándolo un poco.
Primero, Flug lo tomó por el cuello con la mano derecha y con la izquierda fue desabrochando el cinturón de su jefe para ir bajando lentamente el pantalón.
Se apartó un poco para ver las nalgas desnudas del señor Hat y, con esa misma mano, las separó un poco y acarició con el dedo de en medio el centro, la entrada del ano.
—Doctor, no se atreva, no sabe lo que está haciendo, ¡se va a arrepentir!
Flug rió y le mordió el cuello, a lo que Black Hat respondió con un chillido.
—Tú eres el que se va a arrepentir por querer jugarme una mala broma, Black Hat —el doctor fijó su mirada en las manos ensangrentadas de su jefe y se le ocurrió una buena idea; entrelazó su mano izquierda con la del demonio, empapando de sangre principalmente sus dedos y, mientras apretaba su cuello con la mano derecha, con la mano izquierda fue abriendo camino entre sus nalgas hasta que finalmente introdujo el dedo de en medio dentro de su jefe.
—¡Flug, no! —se retorció, pero el doctor apretó su cuello y lo enderezó.
Comenzó a meter y sacar su dedo para que el cuerpo del señor Hat se fuera acostumbrado.
—Tienes suerte de que soy compasivo contigo, pero —introdujo el dedo índice también— me estoy desesperando.
Black Hat gritó raspando la garganta, pero no de dolor, sino de no saber qué sentir.
Después de unos segundos de hacer esos repetidos movimientos con los dedos, bajó su pantalón y acomodó su miembro perfectamente erecto en la entrada del cuerpo del demonio, apretó su cuello una vez más y lo introdujo haciendo gritar a su jefe ahora sí de dolor.
—Doctor... por favor... —sollozó.
Mientras más pasaba el tiempo, más rápido se movía el científico y más callado se hacía Black Hat. Precisamente este último fue perdiendo la fuerza por la sangre tirada y soportar dentro de él un miembro bien dotado que poco a poco lo rompía, lo desgarraba.
Le dolía, sí, pero era un dolor al que se acostumbró rápido y quizá le agradaba, no estaba seguro y eso le molestaba.
Flug, al notar que los fuertes gemidos ahora eran pujidos y gruñidos, supo por experiencia que su compañero sexual ya se había acostumbrado a su miembro, así que sin avisar, salió de su jefe, lo giró y lo subió al escritorio con las piernas bien abiertas.
Sus miradas se encontraron y se mantuvieron fijas hasta que el doctor volvió a insertar su miembro en el demonio, quien soltó un par de lágrimas de dolor.
Estaba lleno de vergüenza, pues, nunca jamás se imaginó esa escena. Trató de cubrirse la cara con sus brazos, pero el joven doctor se las ingenió para que en un par de movimientos el señor Hat lo sujetara por el cuello con ambos brazos mientras él sujetaba sus piernas abiertas y así poder hacer más profunda cada embestida.
Hat se aferraba al doctor cada vez más al grado de sacar sus garras y clavárselas en la espalda, cosa que encendió más al científico.
—Black Hat, estoy a punto de termi...nar, vas a sentir raro... ah, prepárate... —soltó el doctor.
—Espera... no estoy lis...to... ah... ¡AH!
Flug detuvo las fuertes embestidas y se quedó quieto por unos momentos, mientras se venía dentro de Black Hat, que por inercia había estado arañando la espalda del doctor y aferrándose a él.
Cuando finalmente Flug terminó, sacó cuidadosamente su miembro dejando escurriendo el ano de su jefe en una mezcla de semen y sangre, que había usado como lubricante. Después de retirar los brazos de Black Hat de su cuello, este cayó por la falta de fuerza en sus piernas y lo adolorido que estaba de ahí abajo.
Levantó la mirada y alcanzó a ver a Flug colocándose la bolsa y alejándose, después, su vista se tornó borrosa y decidió dormir un poco en el frío suelo, cerca del charco de sangre, con un dolor ahí y en el pecho, pues su orgullo, su autoridad y todo el respeto que había ganado se había ido así como también su dignidad.
Lo sé, capítulo largo pero interesante.
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Te necesito, doctor [PaperHat]
FanficEl doctor Flug inventó una droga que relaja los músculos y estimula el apetito sexual de quien la consume. Tras alejarse del departamento de armas, decide darle oportunidad a los fármacos, siendo dicha droga su primer invento a petición de Black Hat...