What doesn't kill me makes me want you more

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Un gruñido llenó la habitación, acompañado del choque de sus caderas. Los dedos de Raven apretaban las sábanas con más fuerza con cada estocada. Era un ritmo salvaje y no estaba segura cuanto más podría aguantar, ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaban así, pero eso ya no era relevante, no cuando estaba inmersa en este mundo lleno de placer.

Raven giró la cabeza para mirar a su amante por encima de su hombro y se sorprendió de sí misma de no haber terminado en ese instante con solo la vista.

La cabeza echada hacía atrás, su amplio pecho inflado con orgullo y satisfacción. Su piel morena cubierta con una ligera capa de sudor, pero ante los ojos de Raven, parecía brillar, cómo si su piel tersa se hubiera convertido en oro. Sus manos la sujetaban, enterrando sus dedos con fuerza en sus caderas, a tal punto que era incluso doloroso pero ese dolor sólo la emocionaba más y despertaba nuevas sensaciones que no sabía que tenía permitido sentir.

Debía ser imposible sentir tanto placer, y sin embargo, ahí estaba sintiendo su cuerpo llegar a la deliciosa cima, otra vez.

"Más rápido, Damian." El nombre de su amante salía de sus labios una y otra vez, y Raven no sabía si después de aquella noche podría volver a decir otro nombre que no fuera el de él. Respondiendo a sus súplicas, Damian apretó el agarre en sus caderas con una mano y con la otra tomó el cabello de Raven en un puño y jalando de él.

Damian aceleró, empujando despiadadamente hasta que Raven se encontró temblando, rasgando las sábanas con su agarre. Su cuerpo se tenso al compás del de ella, Raven sintió su cuerpo deshacerse entre sus brazos con la mente mareada, perdida en aquel mar de emociones. Su cuerpo se relajo y Damian no tardó mucho en terminar.

Dio una última estocada, adentrándose profundamente en Raven antes de dejarse caer sobre ella, descansando su frente sobre su hombro. Sólo se escuchaban sus respiraciones agitadas, pero de alguna forma, eso relajaba a Damian. Y sólo podía desear permanecer en ese momento con Raven debajo de él, piel contra piel.

Nunca antes había sentido tanta paz con todo y que su cuerpo empezaba a despertar nuevamente cuando el aroma de Raven llenaba sus sentidos de nuevo. Damian beso su hombro antes de enderezarse y salir de ella. Raven permaneció inmóvil con la cabeza contra el colchón, todavía recuperando el aliento, cuando sintió los dedos de Damian deslizarse entre sus pliegues.

Raven giro, recostándose sobre su espalda y trago fuerte al ver la erección de Damian lista para continuar. Alzó la vista hacia él, y su corazón dio un brinco ante la intensidad de su mirada, pidiendo permiso sin necesidad de usar las palabras

Somos mejores amigos, se recordó. Y si esa sería su única oportunidad de estar así de cerca de él, aprovecharía cada segundo. Sin detenerse más, asintió y lo último que vio fue un brillo deslumbrante colorear los ojos de Damian antes de que enterrara su cabeza entre sus piernas, dejándose consumir por él otro.

Si le hubieran dicho a Raven que así es como hubiera acabado aquel día, se hubiera reído. Eran mejores amigos. Si, ella había albergado sentimientos más allá de la amistad por él desde que tenía 15, pero el siquiera pensar en una relación más allá de la amistad había estado siempre fuera de los límites.

A pesar de eso, ambos se encontraban en aquella situación.

Damian había partido hacía Gotham cómo muchas otras veces. Llevaba tres semanas fuera, lo cual era un periodo regular para sus misiones. Pero hubo algo en Raven que la motivó a salir y hacerse aparecer en Gotham.

Al llegar ahí, ella misma se cuestionó que hacía allí, no tuvo el valor de admitir que extrañaba a su compañero y avanzó, merodeando por el corazón de la ciudad excusándose sobre como aquella era su primera vez como civil.

What doesn't kill me makes me want you moreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora