único

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[ Recomendación: colocar
la multimedia cuando
los *** aparezcan.]



Jungwon salió de su casa dando un fuerte portazo ignorando los gritos trás de él; corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron; tratando de de la realidad. escapar

Minutos más tarde y dos cuadras después llegó. Se dirigió directamente a la parte trasera de la residencia, en donde la habitación que él buscaba se encontraba.

Al ser la casa de una planta, simplemente se acercó hasta la ventana y la tocó con suavidad, pero nadie respondió así que luego de un par de intentos fallidos más abrió la ventana y con un solo impulso logró estar dentro.

Ahí notó que Jay yacía en su cama, con los audífonos puestos y los ojos cerrados, usando una sudadera y la capucha de esta misma, la habitación luchando únicamente con la tenue luz de una lámpara de mesa contra el oscuro abismo de la noche.

Con lentitud caminó hasta la cama en el medio de la habitación, deshaciéndose de sus zapatos en el camino, estando lo suficientemente cerca se subió a el colchón y se recostó a un lado de su mejor amigo, formándose a sí mismo un ovillo, apoyando su mejilla en el pecho de el mayor; Jay abrió los ojos en cuanto sintió el peso extra.

El muchacho no dijo nada cuando el pelinegro le quitó un auricular para usarlo él, volvió a cerrar los ojos y comenzó a acariciar el cabello de el menor.

La melodía reproducida mandaba sensaciones de paz por doquier, relajación ante la lenta voz de el artista en conjunto a un toque de melancolía por la letra y algo en el ritmo.

Se mantuvieron en la misma posición por al menos diez minutos, en completo sosiego, sintiendo la compañía contraria hasta que Jungwon no lo pudo contener y una lágrima que aglomeraba todos sus sentimientos se deslizó, bajando por su pálida mejilla, seguida de otras más.

Entonces se separó, levantándose sutilmente para acomodarse en el regazo de el mayor, una vez más este abrió los ojos encontrándose con los de su mejor amigo, brillante tristeza palpable en ellos.

Jay paso su pulgar con delicadeza por sus mejillas, secando inútilmente las lágrimas que continuaban cayendo, al notar esto decidió que era mejor simplemente acariciar su rostro.

Los hoyuelos de el menor se hicieron presentes lastimosamente ante una mueca y no una sonrisa, su mirada se había perdido en alguna parte se el blanco piso, el llanto había cesado a medias. El castaño detuvo las caricias, haciéndole verle al tomarlo por la barbilla con suavidad.

-¿De nuevo?- preguntó al aire, estando seguro de que comprendería. Jungwon se limitó a asentir, demasiado irritado como para hablar. -Yo también...- entonces agudizó el oído, escuchando a la lejanía los sollozos de una mujer provenientes de la habitación de la madre de el chico.

Al ver el rostro serio de el pelinegro, lo atrajo sus brazos de un leve tirón, dejando que su cabeza reposara en la curva de su cuello e iniciando nuevos mimos, esta vez a lo largo de su espalda.

***

Jungwon se dejó querer por algunos minutos, posteriormente levantó el rostro y conectó miradas, pidiendo autorización con los ojos, Jay mantuvo el contacto visual con intensidad otorgandoselo.

Entonces el menor se apoyó en sus manos, una a cada lado de la cabeza de el castaño y acercó el rostro hasta plantar un beso en los rosados labios de su amigo.

El contacto fue parsimonioso y superficial, el azabache se separo apenas un par de sentimientos, con gran calma, cuando el mayor acercó ambas manos a las mejillas de el contrario para acercarlo de nueva cuenta y besarle con más ganas.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 𝐈𝐒𝐒𝐔𝐄𝐒  ꩜ 𝐉𝐀𝐘𝐖𝐎𝐍 ᰔᩚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora