Pov Christian.
─Me va a odiar─ digo temeroso mientras vamos en el auto.
─No lo van hacer─ dice Ana muy segura mientras conduce.
─Ojala tuviera tu confianza─ le digo─ ¿no sé supone que no sabes conducir?─ inquiero confundido
─Sí sé conducir, y también tengo licencia, pero mi papá prefiere decir que no sé, dice que el instructor estaba ebrio cuando me aprobó─ dice ella tranquila.
─¿Tiene razones para decirlo?─ le preguntó.
─Solo al momento de estacionarme─ contesta tranquila.
Estamos camino a la consulta del doctor Flynn, Ana dice que es mejor que primero hable con él y luego con mis padres. También se supone que estamos camino a la escuela, espero que Ana no se meta en problemas con su papá por mi culpa.
─Bien, ya llegamos─ dice mientras abre su puerta.
Me ayuda a salir del auto ya que no estoy del todo bien, creo que debería estar en cama todavía por los golpes, me duele todo el cuerpo, entramos al consultorio y Ana me deja en uno de los asientos mientra va donde la secretaria para avisar que ya estamos aquí.
Ella misma fue la que programó mi cita urgente con mi psicólogo, de verdad no quiero hablar de esto con nadie, ya es más que suficiente con que Ana lo sepa, no quiero que mis padres se enteren, se que me van a odiar por esto.
─En unos minutos terminará con su otro paciente─ me dice Ana sentándose a mi lado─ ¿cómo te sientes?─ me pregunta.
─¿Podemos dejar esto para otro día?─ le pregunto y suena mi celular.
es Elena.
─No─ dice firme, tomando mi teléfono y cortando la llamada, para luego guardarlo ella─ Christian esa mujer no puede volver a acercarse a ti, debe estar en la cárcel─ dice y se le ve muy molesta.
─Esta bien─ digo sin tener otra opción, con Ana no la tengo.
─Bien─ dice y recuesto mi cabeza en su hombro─ ¿pudiste dormir anoche?─ me pregunta.
─Un poco─ le confieso, fue como una hora o menos creo.
─ La pesadilla acabará pronto, no te preocupes─ me dice, dándome fuerzas.
─Contigo a mi lado no están─ le confieso.
─En ese caso no te podrás librar de mi─ me dice con una sonrisa.
─Esa es la mejor noticia para mi─ digo sonriéndole igual.
─Christian─ escucho la voz de mi psicólogo, cuando levantamos la vista él nos mira sorprendido─ esperaba que fuera un error lo de tu visita, se supone que debes estar en la escuela, ambos deberían de estar en la escuela─ nos dice mirándonos entre confundido y sorprendido
─Así es, pero esto es algo que no puede esperar─ dice Ana y Flynn la mira confundido.
─Hablemos adentro por favor─ le pido.
─Esta bien, pero si no me dan buenas razones llamaré a tus padre─ nos dice.
─De todos modos lo hará─ dice Ana mientras me ayuda a levantarme, mierda cada vez es peor.
Flyn me mira entre sorprendido y confundido por mi cara de dolor, pero no dice nada y nos deja entrar en el consultorio.
─Muy bien, para empezar ¿quién es ella?─ pregunta Flynn.
─Ella es Ana─ le respondo
─¿Tu vecina?─ pregunta sorprendido.
─¿Le has hablado de mí?─ preguntó ella sorprendida.
─Ese es un tema para otro día nena─ le digo.
─Bien, ¿y cuál es el tema de hoy?─ pregunta un curioso Flynn.
Ana me mira dandome animos para que empiece a hablar, tomó una profunda respiración a pesar del dolor que siento cada vez que me muevo, y le cuento a Flyn lo mismo que a Ana sobre lo que tenía con Elena, mientras estoy contándole todo esto la cara de Flynn pasa de sorprendida a muy molesta por lo que le digo.
─Llamaré a tus padres─ es lo único que dice cuando termino de decirle todo, bueno todo excepto lo que pasó este sábado.
─¿Ellos van a odiarme, verdad?─ le pregunto asustado, cuando cuelga la llamada con ellos.
─Christian por supuesto que no, eres solo un niño y ella te sedujo para volverte su juguete a causa de lo que le contaba tu madre─ dice Flynn con confianza─ pero hay algo más que no me estás contando ¿verdad?─ me pregunta y asiento.
─Es mejor que esperemos a sus padres para esa parte─ dice Ana, y Flynn asiente.
Pasamos como unos veinte minutos en silencio mientras esperamos a que mis padres lleguen, a pesar de las palabra de Flynn y Ana no puedo evitar sentirme nervioso por cómo puedan reaccionar, principalmente mi madre.
─Ya llegaron─ dice Flynn y me tenso─ ahora vuelvo─ dice.
─Tranquilo, aqui estare contigo─ me consuela Ana
─No lo podría hacer sin ti a mi lado─ le aseguro y me da un casto beso.
La puerta se abre y mis padres entran, ninguno dice nada, mi padre tiene el ceño fruncido, la misma expresión seria que pone antes de dar uno de sus largos regaños, mi madre por otra parte está confundida por esta situación.
─Bien, Christian debe contarles algunas cosas, por favor dejenlo hablar hasta el final─ dice Flynn y Ana aprieta más mi mano para darme valor.
─Hace dos veranos cuando me mandaron a trabajar a casa de Elena.....─ comienzo a decir.
Mientras voy contando lo que paso escucho los jadeos de horror de mi madre, ni siquiera soy capaz de mirar los a la cara.
─Ella dijo que así estaría más en control, y seria el hijo que ustedes querían y no se desepcionarian tanto de mí─ les termino de decir, y el sollozo de mi madre me hace levantar la mirada y la veo llorar, no quería hacerla sufrir─ mamá, lo siento, yo....─
─Mi niño tu no tienes que pedir disculpas, fue mi culpa que ella te manipulara, yo le contaba todo y lo uso para engatusarte─ dice sin dejar de llorar mientras mi padre la abraza consolandola, mi madre se levanta de su lugar para caminar hacia mi, pero me alejo y Ana la detiene.
─Grace espera─ le dice mi nena─ todavía falta algo más que decirles─ les dice, y mi madre nos mira confundidos.
─¿Qué cosa?─ pregunta mi padre que hasta el momento se había mantenido callado.
Ana suelta a mi madre, y me ayuda a ponerme de pie para luego girarme y levantar mi camiseta negra y dejar a la vista mi espalda.
─¡¡Hijo!!─ escuchó jadear con horror a mi madre, y en pocos segundos la siento a mi lado.
─¿Cuándo pasó esto?─ pregunta con fingida calma mi padre.
─El sábado, se supone que no debo estar con nadie más que no fuera ella, y no tomó muy bien lo que tengo con Ana─ digo.
─Haré que esa maldita se pudra en la cárcel, no volverá a ver la luz del sol en su vida─ Gruñe mi padre casi perdiendo el control, y yo siento como si el piso se moviera.
─Ana─ la llamó en un débil susurro, para luego caer en la inconsciencia escuchando el grito lejano de los demás a mi alrededor.