Ese día mamá me dijo que saliera, porque hacía frío y estaba lloviendo.
Pero yo tenía que ir a verle, quería contarle lo que me había pasado ese día. Es lo que hacía a diario, asíque no podía prohibírmelo.
Pese a la insistencia de mamá, no la escuché y salí de casa con el bolso, la chaqueta y el Ipod con mi canción favorita sonando, nuestra canción.
De camino a su casa, me pasé por la tienda de golosinas y le compré una bolsa grande repleta de sus dulces favoritos.
Al llegar, me abrió su madre, como de costumbre, pero antes de pasar me dijo que él había salido y que no dijo dónde iba.
Eso me resultó extraño, ya que él nunca se va sin decir siempre al sitio que va. De modo que me despedí de su madre, y al doblar la esquina saqué mi móvil inmediatamente y lo llamé, un poco preocupada. Nada. Nadie contesta. Es raro. Él nunca suele tener el móvil fuera de línea. Probé de nuevo. Tampoco. Demasiado extraño. ¿Dónde se habrá metido? Si sabía que yo iba a ir a su casa, ¿para qué se marcha? Tengo que ir a buscarle, puede que esté metido en un lío…
Llamé a mamá para decirle que no iría a cenar, que tenía que hacer algunas cosas, de modo que resuelto ese problema, me dirigí a la tienda de deportes donde él trabaja, porque puede que allí supieran algo de el. Me dijeron que en cuanto terminó su jornada se fue a casa, como cada día.
Después de la tienda de deportes me pasé por el parque, por el colegio y por el campo de futbol, los lugares que él solía frecuentar más, pero nada de nada por ningún lado.
Cuando ya iba a llamar a la policía y a los hospitales, por temor a que le hubiera pasado algo, sonó mi móvil. Vi un número que no conocía, asíque decidí no cogerlo. Pero enseguida pensé que podría ser él, que podía haber perdido su móvil. Justo cuando iba a llamar yo al número desconocido, el teléfono sonó de nuevo. No me lo pensé dos veces y lo cogí.
Esperé unos segundos a que él me contestara, a que me dijera dónde estaba, pero sólo escuché un sonido parecido al del agua, como si algo se estuviera hundiendo… ¿Qué diablos pasaba? ¿Quién era? Sentí una angustia terrible. En la ciudad no había playa y la única piscina que había abierta en esa época del año era la del polideportivo. Quizá solo fue un presentimiento, o quizá también intuición, lo que me hizo plantarme en la piscina cubierta al momento.
Llegué, y la puerta estaba entreabierta. Qué raro, los sábados por la tarde suele estar cerrado.
Sin hacer el menor ruido posible, entré despacio al interior. La sala estaba en un ambiente caldeado, había vapor y el suelo estaba un poco mojado. También olía muy fuerte a cloro.
Alcancé por fin la zona donde estaba la piscina, y me encontré con dos chicos que no había visto en mi vida. No dijeron absolutamente nada, tan solo me cogieron entre los dos y me tiraron al agua, con el bolso y la ropa a cuestas.
Y entonces lo vi. Estaba en el agua, y parecía que me miraba. Tenía sangre alrededor. ¿Por qué tenía sangre? Intenté nadar hacia él, pero me dí cuenta que me habían atado bien para que no pudiera subir ni bajar. Entonces me dí cuenta realmente de lo que pasaba: él ya se había ido lejos, pero yo me iría corriendo tras de él, porque a mí me habían hecho lo mismo. La llamada fue una trampa. Daría mi vida por salvar la suya, pero la de él ya no estaba, de modo, ¿qué sentido tenía seguir con mi vida, si él ya no estaba para alumbrármela? Así que dediqué los momentos siguientes a pensar que estaría con él pasa siempre, y ya nada nos separaría…
Sólo quedaban unos momentos para reunirme con él. Y mi último pensamiento fue para él: Hasta pronto. Adiós. Te amo.
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Me ha parecido una buena forma de "entrar" en esta web subiendo uno de mis primeros relatos.
Este en concreto lo escribí cuando tenía 14 años, para un concurso de Literatura del instituto. Lo gané, y como premio lo publicaron en la revista del instutito.
Aunque la verdad no es que me sienta especialmente orgullosa de este relato, es bastante importante para mí porque gracias a él me motivó seguir escribiendo pequeñas cosas y de vez en cuando irlas ampliando hasta hacer una pequeña novela.
Espero que de entrada os haya gustado este mini-relato y, si queréis más relatos míos, me lo digáis para compartirlo con vosotros.
Besos X, Isabelle.