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-Bienvenido a la Tokyo Manji.-Decía cierto pelinegro recargando su brazo en el hombro de Chifuyu.-¡Desde ahora eres un miembro oficial de nuestra pandilla!.-

-Recuerden que mañana tenemos reunión. Ah y.... Chifuyu, este es tu uniforme.-Dijo la chica acercando el uniforme que un día antes le había dado Mitsuya.-Esta hecho por el mismo Mitsuya.-

Los ojos jades del rubio brillaron, no se podía creer que ahora estaba en una pandilla, su yo de hace unos meses se decepcionaría, pero la Tokyo Manji era distinta a cualquier otra pandilla de Japón.- Gracias, todos son buenos tipos.- Tomó su uniforme, lo admiraba.-

El azabache se zafó del hombro de Chifuyu para mirar a la chica.-¿Saliste con Mitsuya?-Preguntó sin más, pero se arrepintió.- Digo, perdón. No es de mi incumbencia. Olvídalo.- La chica notó esos celos, pero no quiso hacerce ilusiones. Después de todo solo podría tratarse de celos amistosos y no amorosos.-

-Ayer que regresaba de la escuela lo encontré con sus hermanas, me invitó un helado. Simplemente asentí.- El ambiente ya se estaba volviendo algo incómodo para el rubio, el fácilmente se pudo dar cuenta de los sentimientos de los dos. ¿Cómo es posible que ninguno lo sepa? Se preguntaba cada vez que estos hacían una escena de celos.-

-¡Akari!- Una voz conocida los Interrumpió, era nada más y nada menos que Mitsuya. El azabache frunció las cejas, quería a Mitsuya pero al ver la cercanía que tenía con Akari le ocasionaba un sentimiento realmente molesto para el.- Oh, también están aquí. Baji, Chifuyu.- El azabache solo soltó un "Hmp" y Chifuyu respondió amablemente.- Veo que ya tienes el uniforme.-

-Muchas gracias, Takashi.-

El de cabellos lila río a carcajadas.-¡No , por favor! Solo dime Mitsuya.-sonrió nerviosamente, nunca nadie lo había llamado de ese modo. Ahora dirigió su mirada hacía la chica, este no tenía problema alguno en demostrar con actos todo su sentir por ella. Pero la única sin notarlo era Akari, quién pensaba que era así porque la consideraba una hermana.- Akari...¿Te gustaría ir de nuevo por un helado? Podemos también ir al salón de música, lo que gustes.-

-¿Huh? Podría pero.-Desvió su mirada al azabache y al rubio. Habían quedado en ir al hogar del rubio.-

-Descuida Akari, puedes ir con nosotros después. ¿Verdad, Baji-san?-Mencionó Chifuyu y el azabache apretó sus nudillos.-

-Ah, solo no tardes. Cuídala Mitsuya, aunque quizá ella te cuide a ti. Vámonos, Chifuyu.- las palabras del azabache salieron con dificultad y terminando eso se aproximó a caminar hasta que solo quedaron Mitsuya y Akari.-

El de cabellos lila identifico rápidamente los celos y la angustia de Baji, pero no haría nada, si el no se apuraba el tomaría la delantera aunque no tuviera oportunidad alguna.

-Mitsuya...¿Nos vamos ya?.- Preguntó aún viendo la espalda del azabache.-

-Por supuesto.-

El cielo comenzaba a nublarse y los rayos de sol cada vez desaparecían del cielo azul, quien ahora era grisáceo. Los árboles comenzaban a moverse lentamente por el diminutivo viento, provocando una tranquilidad inmensa donde solo se escuchaba la melodía de los árboles y además no solo era eso. Para el mayor de la familia Takashi era melodía escuchar a Akari con tanta emoción contando su día a día y como le costaba tanto cocinar comida mexicana, era tan energética a pesar de que sonriera en vez en cuando. Simplemente ella era luz para los miembros fundadores de la Tokyo Manji.

-Ahora cuéntame tu día Mitsuya.- Pidió la chica con emoción, también le interesaba lo que hacía su amigo, la forma de expresarse y las anécdotas de las hermanas pequeñas de este la llenaban de curiosidad.-

𝑮𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒖𝒓 | 𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora